Un intelectual que recorrió vastos espacios
A Antonio Lago Carballo nada relacionado con la cultura le fue ajeno durante su larga vida de intelectual comprometido en realzar las capacidades creadoras que distinguen al ser humano. Fascinado por las facultades inherentes a cada persona única, recorrió física y espiritualmente todos los espacios de la vida artística y literaria de España e Iberoamérica, su “otro lado”, raíl esencial de su trayectoria. Estudiaba, comentaba y difundía la obra de los autores ampliamente conocidos con el mismo denuedo, esfuerzo y tino con que se ocupaba de los noveles, de los que iniciaban su camino.
Con Berta Bornstein, su mujer y compañera, fallecida en 2004, y sus numerosos hijos y nietos, los Lago han sido, son y serán integrantes y movilizadores de nuestro mejor escenario cultural.
Lo recuerdo en momentos en que la cordura y la previsión eran componentes indispensables e impostergables de una parte progresivamente amplia e influyente de la intelectualidad española, inspirada en personajes como Pedro Laín Entralgo, Xavier Zubiri, Julián Marías, Juan Rof... dispuestos a promover y procurar el difícil paso de la dictadura a la democracia.
Rafael Gutiérrez Girardot, Eugenio d'Ors, Antonio Tovar, Ramón Menéndez Pidal, Federico Sopeña, Joaquín Pérez Villanueva, Rafael Lapesa, Gregorio Marañón... son algunos de los personajes protagonistas de sus estudios y relatos.
En los primeros años de la Transición fue director general del Patrimonio Artístico y Cultural. Y luego, subsecretario del Ministerio de Educación y Ciencia con José Antonio Ortega como ministro (1980-1981) y subsecretario de Ordenación Educativa conmigo (1981-82). Fue uno de los 35 altos cargos que, con Francisco Laína al frente, formaron durante el 23-F el “Gobierno de emergencia”, por fortuna fugaz.
En agosto del año 2003, la Universidad Internacional Menéndez Pelayo le rindió un homenaje en Santander. Lago describió magistralmente la contribución prestada por la UIMP a las comunidades científica y académica de España, la Hispanidad y Europa desde 1933, año en que se iniciaron sus actividades en La Magdalena, la “isla de la libertad”, en expresión de Pedro Salinas. Debe destacarse su aprecio por la obra pedagógica llevada a cabo por Jimena Menéndez-Pidal, educadora y fundadora, con Ángeles Gasset y Carmen García del Diestro, del Colegio Estudio.
De sus múltiples libros, contribuciones y artículos extraigo una frase de América en la conciencia española de nuestro tiempo: “Hay una conciencia compartida de que el hombre que nace en uno de los países iberoamericanos se siente de la misma familia que los hombres nacidos en cualquiera de los otros pueblos de la misma estirpe. Pero ese sentimiento necesita ser reafirmado a través de la comunicación y el conocimiento cotidiano”.
Creo firmemente que al morir solo se desaparece, pero la estela luminosa de las obras, los frutos de las semillas que se sembraron, permanecen.
Federico Mayor Zaragoza fue ministro de Educación y Ciencia (1981- 1982) y director general de la Unesco (1987-1999).
Babelia
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