Biografía posmoderna de un español ilustre
La novela gráfica 'Las meninas' revela a un Velázquez angustiado ante su propia posteridad
Uno de los pasajes importantes de Las meninas, la novela gráfica de Santiago García y Javier Olivares, es esa secuencia inicial donde se presenta como personaje a Diego Velázquez. En la penumbra angulosa del estudio, ante el enorme lienzo en blanco, el artista expresa en diálogo interno sus inquietudes: "Lo he pintado todo. (…) Todo menos mi obra maestra. ¿Qué me queda por pintar?". La angustia de Velázquez ante su propia posteridad está presente en esta biografía de ficción, pero también la angustia de sus sucesores y rivales en el canon. Por estas páginas desfilan Goya, Picasso y Dalí, todos aquejados de la ansiedad de la influencia, sobre todo Picasso, quizás el más vehemente al plantar batalla al "pintor de pintores" del Barroco español.
Las meninas es una novela gráfica que se beneficia de las estrategias de la literatura posmoderna para ahondar no solo en la biografía de un español ilustre, sino en el propio carácter español. Santiago García ha sabido adecuar esas estrategias a su ambicioso plan narrativo: la estructura fragmentaria como elemento liberador, la "ironía" que Umberto Eco aconsejaba al revisitar el pasado y la ausencia desprejuiciada de jerarquías entre alta y baja cultura. Que un tebeo se atreva a profundizar en el misterio del cuadro más famoso del Museo del Prado es un pequeño hito del nuevo cómic español. En Las meninas, la erudición del guionista se despliega en su puesta en página de forma dinámica, gracias a la labor disciplinada de un dibujante, Javier Olivares, que quizás ha necesitado alcanzar la madurez para contener su tendencia al arrebato compositivo y cromático. Escritor y artista parecen entender el valor narrativo de la página o doble página como conjunto, y en ese sentido, Las meninas es un auténtico catálogo de experimentaciones formales casi invisibles, supeditadas a la trama.
Velázquez expresa sus inquietudes: "Lo he pintado todo. (…)
Todo menos mi obra maestra.
¿Qué me queda por pintar?"
Otro aspecto muy interesante de Las meninas es su condición de obra sobre el pasado que emite resonancias en la realidad del presente. A partir de la vida de Velázquez, la recreación del Siglo de Oro español conlleva una exploración de las vanidades y los pecados nacionales. En ese aspecto, Las meninas abre una veta novedosa en la obra ya considerable de Santiago García como guionista, que se ha caracterizado en una primera fase por la revisión posmoderna de modelos anglosajones, tanto de cultura de consumo como de clásicos canónicos. Las meninas es un cómic de esencia española, una cualidad presente en la relación de Velázquez con Felipe IV, en las intervenciones de los caballeros de la Orden de Santiago y en esa secuencia densa, minimalista y referencial cuando el pintor vuelve de un viaje de años y su mujer le fríe unos huevos. García y Olivares incluso se permiten jugar la baza de lo trascendental, en los tenebristas encuentros de Velázquez con José Ribera en Nápoles.
La recepción de Las meninas como novela gráfica relevante está suponiendo un revulsivo para el cómic español en un año muy difícil. Esta es una obra de conjunto, que no podría haberse realizado sin un equilibrio de fuerzas entre guionista y dibujante; sin una interacción íntima de los elementos literarios y artísticos. En treinta años como profesional de la ilustración y el cómic, Javier Olivares se ha significado por su tendencia a la narración gráfica breve o al microrrelato literario-visual; Las meninas es su primer cómic de extensión considerable. Su estilo gráfico no sería posible sin las rupturas del arte de vanguardia, o sin las investigaciones de la ilustración comercial, pero cabe esperar que la modernidad de su línea geométrica quedará asociada, como elemento irónico y solemne, a la "obra culminante de la pintura universal".
Las meninas. Santiago García y Javier Olivares. Astiberri. Bilbao, 2014192 páginas. 18 euros
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