De la cola del paro a la gran pantalla
Un grupo de cinéfilos reabre un cine en Madrid y un director realiza su primer filme capitalizando el subsidio del desempleo y con las indemnizaciones del despido
Decía ayer la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, que los datos del paro del mes de octubre, que se anuncian la semana que viene, demostrarán que “España sigue creando empleo”. Hasta que salgan esas cifras, las de septiembre aún muestran que el 23,7% de la población activa, 5,4 millones de personas, siguen en el paro. Más que la población de Madrid. El dato asusta.
Casi cinco millones y medio. Algunos salen de este agujero creando su propio empleo. Por ejemplo, cuatro antiguos realizadores del canal Cuatro, más la esposa de un quinto, que han estado tres años buscando un cine en Madrid para reabrirlo y programar a su gusto... esperando que coincida con el del público, y de paso ofrecer las mejores butacas y la mejor proyección posible. Por ejemplo, el zaragozano Ignacio Estaregui, que capitalizó su paro, concursó en Atrapa un millón y con el dinero resultante ha dirigido Justi&Cia, una tragicomedia que se estrena este viernes que viene y que desgraciadamente se ha convertido en la última película de Álex Angulo. Imaginación tienen toda... especialmente a la hora de encontrar y exprimir fuentes de financiación.
No somos emprendedores, sino supervivientes”
Ignacio Estaregui, cineasta
Joaquín García ejerce de portavoz de un quinteto de apasionados del cine. Es el mayor —52 años— de los cuatro realizadores de autopromociones de Cuatro, más la esposa de un quinto, que cumplen hoy diez días dirigiendo el cine Séptimo Oficio, en el centro comercial Burgocentro 2, en Las Rozas, unas multisalas que llevaban 14 temporadas cerradas. “Hemos estado tres años buscando el local adecuado por toda la Comunidad. Es más, ninguno vivimos aquí [en su caso, vive en Aranjuez, en la otra punta de Madrid], pero es que ha sido una criba ardua, y solo este local cumplía nuestros requisitos”. Las antiguas seis salas son ahora cuatro lujosos palacios de cine. Cada butaca les ha costado 300 euros (las más caras del mercado); han reducido localidades —en las dos salas grandes entraban 200 personas, ahora 122; en la otra pareja caben 85 espectadores y tienen las restantes como almacenes— apostando por la amplitud de espacio y añadiendo unas mesitas en las que posar las bebidas; han comprado dos proyectores digitales de 4K y otros dos de 2K y 1K, y entre las indemnizaciones de Cuatro, un crédito a través del ICO, financiación blanda de los proyectores y “exprimir, pedir y pedir a familiares y amigos” han reunido 400.000 euros. “Pensamos que nos costaría menos, sin embargo, la cosa creció y creció”, sonríe García, que pasea orgulloso por el vestíbulo redecorado con frases míticas de grandes películas, por el bar —apuestan por el ambigú para que el público se quede más tiempo en su local— y por las cabinas de proyección, con los dos mastodontes de proyectores de 4K erigidos en esfinges tecnológicas. “Nunca desesperamos. Estuvimos a punto de coger otro cine, y el día que se vino abajo el contrato surgió este sitio”. Esperan atraer a la gente con su mezcla de clásicos, cine español, taquillazos, versión original subtitulada y alguna proyección de partidos de fútbol y otros eventos. “Es el reflejo de nuestros distintos gustos. Sabemos que la asistencia a las salas está en caída libre, que a cuatro kilómetros tenemos un rival durísimo [el Herón City, con 24 salas], pero creemos que aún hay gente que quiere ir andando a un cine, que comparte nuestros apetitos cinematográficos”.
Ellos lo han hecho en Madrid, como Ignacio Estaregui en Zaragoza. El próximo viernes estrena comercialmente —con más de 50 copias— Justi&Cia, resultado de un buen guion, de sumar dinero conseguido junto a su esposa Gloria Sendino en el programa Atrapa un millón —parte lo invirtió en un cortometraje previo— y de capitalizar su paro. “Trabajaba en una productora audiovisual: éramos doce y nos echaron a nueve. De repente me vi en la calle y tomé conciencia de lo que me rodeaba. Decidí que tenía un sueño en la vida y fui a por él. Y monté todo esto”. Reconoce que puso lo que tenía y lo que no tenía, con un crédito añadido. “En total 100.000 euros. Pero hemos llegado hasta 200.000 pidiendo y pidiendo. Y añade otros 100.000 en copias y publicidad”. Estaregui apunta: “No te queda otra. No somos emprendedores, sino supervivientes”.
En Justi&Cia está el poso de lo sufrido. “El 1 de mayo de 2013 no podía dormir. Culpa de lo que estaba viviendo, y de repente me surgió el germen del guion”. El protagonista es un exminero —superviviente de un accidente laboral en el que fallecieron siete compañeros— que harto de cómo los empresarios exprimen a los trabajadores empieza a perseguir y a matar a los más corruptos. “Yo no lo haría, pero es mi manera de alzar la voz”, confiesa el director. A este Quijote le da vida Hovik Keuchkerian (Alacrán enamorado), y al Sancho Panza que le acompaña, un jubilado amante de la justicia social, Álex Angulo; Justi&Cia es por tanto el estreno póstumo del actor fallecido en julio. “La última vez que hablamos fue cuando le llamé para contarle que la película tenía distribución nacional. No he conocido a nadie tan bueno como Álex”.
La frase publicitaria de Justi&Cia valdría para resumir estas iniciativas: “Tú lo has pensado. Él lo ha hecho”.
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