El escalofrío de ‘[REC]’ vuelve a Sitges
La cuarta entrega de la serie de terror de Balagueró y Plaza se estrena en el festival que vio nacer hace siete años a una de las sagas más exitosas del cine español
Era el 26 de octubre de 2006. “Me acuerdo perfectamente porque es el día de mi cumpleaños”, cuenta la actriz Manuela Velasco. “Rodamos un plano del parque de bomberos, justo el inicio del primer filme de la serie”, asegura Jaume Balagueró. Siete años después, la saga [REC] se despide por la puerta grande con su cuarto y último episodio. “No habrá más”, asegura Balagueró, cocreador junto a Paco Plaza de unas películas que han marcado el cine español, “y el guiño final es sencillamente eso, un detalle para fans, no para dejar puerta abiertas". Ayer [REC]4 inauguró el festival de cine fantástico de Sitges, volviendo al certamen donde comenzó todo el fenómeno, que a estas alturas ha recaudado más de 15 millones de euros en España (taquilla sumada de las tres primeras) con un costo de poco más de 10 millones (sumados los cuatro filmes), que se ha vendido por todo el mundo y que incluso ha tenido versión estadounidense (Quarantine).“No han sido películas caras, sino que se han realizado con más pasión que dinero”.
El certamen además alberga una exposición en la Casa Bacardí con vestidos, prótesis, fotografías, documentos y todo tipo de material de la saga, y hoy se presenta un exhaustivo libro resumen. Aquí arrancó su éxito, cuando el público se volvió loco con ella… y el palmarés refrendó su triunfo. Velasco rememora: “La noche del estreno no pude dormir, la pasé entera en vela de la excitación. Cuando me fui, compré la almohada de recuerdo… y está en mi cama aún hoy”.
El mundo ha cambiado en siete años. El cine, aún más. “La primera [REC] era casi experimental”, dicen Plaza y Balagueró, que codirigieron la primera y la segunda. Plaza ha realizado la tercera y Balagueró, la cuarta: “Jugamos con que todo lo que se veía en pantalla estaba rodado por cámaras que aparecían en la trama, jugando con la idea del found footage [películas realizadas con un supuesto metraje rodado por aficionados]. Repetimos la idea con la segunda, porque la narrativa así lo exigía. Pero Paco lo abandonó a mitad de la tercera y yo lo he hecho casi por completo ahora. Lo que era rompedor hace siete años, hoy está desgastado. Hemos creado espectáculos distintos. No queríamos hacer cuatro películas de genios experimentadores que se reinventan en cada paso. Son películas pensadas en el entretenimiento”. En la papelera han quedado descartadas ideas como las de filmar dos películas a la vez, como si fuesen dos equipos de televisión que se entrecruzaran en el ya famoso edificio del terror de la serie, en Rambla de Catalunya, 34, y que se hubieran estrenado simultáneamente.
Eso sí, han mantenido el mismo espíritu de crear terror claustrofóbico y sangriento con infectados que devoran a quienes se encuentran a su paso, de ambientar la trama en lugares singulares (el edificio para las dos primeras; un salón de bodas, en la tercera, y un barco en alta mar, en la cuarta), de elegir protagonistas heroínas luchadoras e imbatibles. En REC todo tiene una lógica, tanto que nunca se escucha la palabra zombi, sino que se les denomina infectados: en la cuarta el círculo acaba por cerrarse y explicarse. Más aún, en esta clausura, que llega a las salas comerciales el 30 de octubre, hay homenajes a Alien o a La cosa, pero es sobre todo, autorreferencial, diríamos que meta REC. “Es hija de la saga, coge todo lo anterior, lo absorbe y le da forma. Incluso se ríe de sí misma”, asegura Balagueró. Si la trama de las tres primeras ocurre en menos de 24 horas, ahora la periodista protagonista es trasladada a un barco en cuarentena, donde un equipo de médicos intenta encontrar un retrovirus contra la infección. En total no pasan más de tres semanas desde aquella mítica frase de Ángela Vidal, la reportera televisiva a la que da vida Manuela Velasco: “¡Grábalo todo, Pablo, por tu puta madre!”. “Puede que la primera fuera hiperrealista, esta ya no. Aquí reflexionamos más sobre lo que vuelve a la gente violenta. Es cierto que el cine fantástico está conectado con la realidad, pero nosotros no tenemos nada que ver con el ébola actual”. Hay desde luego, hueco para la camiseta blanca de Ángela: "Se ha convertido en un icono del cine de terror".
El pasado noviembre, Balagueró filmó el último plano en una piscina de olas en Asturias que semeja al mar tormentoso de las últimas secuencias. “Paco y yo cerramos siete años de nuestra vida. Han sido muy bonitos. Le debemos infinito a estas películas. A Manuela la veneran en Japón, por ejemplo. Es raro, desde luego. Nos conocen como los directores de REC. No me importa. Quiero hacer cosas distintas, cercanas a otros títulos míos como Mientras duermes. Aun así, hoy en Sitges, a mí me invade la nostalgia”. La Niña Medeiros, el gran anatema de la saga, puede descansar en paz.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.