El reto de Pablo Heras-Casado
El joven maestro granadino llega al Teatro Real como principal director musical invitado
Pablo Heras-Casado viene al Teatro Real con una palabra entre los dientes: “Reto”. El director de orquesta granadino la blande como una especie de advertencia. “Si estoy aquí es porque sé que mis compañeros de viaje están dispuestos a aceptar retos y abrir fronteras”, repetía ayer durante la rueda de prensa de su presentación como principal director musical invitado del teatro. Señalaba a sus acompañantes –Joan Matabosch, director artístico; Ivor Bolton, director musical; Gregorio Marañón, presidente del patronato e Ignacio García-Berenguer, director general-- en lo que parecía un halago y un aviso a caminantes al mismo tiempo. Heras-Casado, de 36 años, viene a seguir su propio camino, y no a otra cosa.
Lo hará entre febrero de 2015 y julio de 2018, como principal complemento del inglés Ivor Bolton, designado director musical titular el pasado febrero y que permanecerá en el puesto hasta 2020. La llegada de Heras-Casado equilibra el peso de Bolton y hace una concesión al modus operandi de Gerard Mortier, antiguo director artístico del teatro y fallecido el pasado marzo —también uno de los principales valedores del granadino—, que prefería prescindir de titular y alternar a varios maestros a la batuta.
La relación entre Mortier y el granadino era estrecha. El belga le brindó en la temporada 2010/2011 la oportunidad de dirigir Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny, de Kurt Weill, en el teatro madrileño, una colaboración que se repetiría en 2012/2013 con Il postino de Daniel Catán. Por entonces, Mortier decía de su pupilo: "Su atractivo reside también en la naturaleza muy eficaz de su batuta, así como en su capacidad de comunicar con los músicos y con los cantantes. De su relación con ellos. Ahora necesita desarrollar su carrera sobre una base fuerte y debemos esperar que los agentes no le exploten".
Es inevitable que Heras-Casado robe algo de protagonismo Ivor Bolton. Ha sido nombrado director del año 2014 por la revista estadounidense Musical America, acaba de ampliar su contrato con la Orquesta St. Luke de Nueva York, donde ejerce de director titular desde 2011, forma parte del selecto grupo de españoles que ha pasado por el podio de la Filarmónica de Berlín y ha realizado proyectos con el Metropolitan Opera, la Filarmónica de Nueva York y la Sinfónica de Londres. El joven director español de más proyección internacional debutará, además, antes que el titular. Borton no se incorporará hasta septiembre de 2015, mientras que Heras-Casado tomará la batuta en febrero del mismo año con El público, de Mauricio Sotelo sobre el texto de Federico García Lorca.
“El de El público es un proyecto que viene de lejos y al que yo me sumo. Se trata de hacer cultura española de la manera más internacional posible”, explicaba. El granadino reforzará esta idea dirigiendo en esta obra a la prestigiosa orquesta de cámara austriaca Klangforum Wien, y esperando a marzo para desarrollar su trabajo con la Orquesta y el Coro del Teatro Real con el concierto del Requiem de guerra de Benjamin Britten, del 12 al 14 de marzo. Heras-Casado desgranaba sus proyectos en la casa madrileña bajo la mirada espantada de Matabosch. En diciembre se instalará en Madrid después de haber pasado con Carmen por el Metropolitan y con el Orfeo de Monteverdi por Ámsterdam. Durante la segunda temporada, contaba, deberá eclipsarse por problemas previos de calendario. A partir de ahí, “da ilusión y vértigo pensar en lo que viene”: en el tercer año, atacará El holandés errante de Wagner, y en el cuarto —aquí su entusiasmo se acrecienta visiblemente— Die soldaten, de Zimmermann, “una de las obras capitales del siglo XX y quizá las más importante de la segunda mitad”. “Es un reto a todos los niveles y nunca se ha representado en España”, cuenta, soñando ya con una orquesta de 110 músicos y 15 papeles cantados. “El único principio que sigo es el de continuar el camino artístico que considero. Eso de estrategias y marketing no funciona”. Segundo halago, segunda advertencia.
Babelia
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