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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Burman no es Burman

Daniel Burman, el llamado Woody Allen argentino, vuelve con una historia de reflexión sobre la fuerza de la costumbre como modo de vida

Javier Ocaña
Fotograma de 'El misterio de la felicidad'.
Fotograma de 'El misterio de la felicidad'.

Al final va a resultar que Daniel Burman era sólo un espejismo, una vana ilusión que apenas duró dos películas. Con su etiqueta del Woody Allen argentino y sus relatos familiares jocosos y tristes, apesadumbrados, cotidianos y con un punto de magia, el joven director, treintañero entonces, se había hecho un hueco en el cine de autor mundial. Pero poco a poco se ha ido diluyendo, película tras película; pequeñas decepciones primero, grandes decepciones después. Como El misterio de la felicidad, su último trabajo, meliflua reflexión sobre la fuerza de la costumbre como modo de vida, y la huida y la novedad como detonante del verdadero bienestar, alrededor de la misteriosa desaparición de un hombre.

El miserio de la felicidad

Dirección: Daniel Burman.

Intérpretes: Guillermo Francella, Inés Estévez, Alejandro Awada, Sergio Boris.

Género: comedia. Argentina, 2013.

Duración: 93 minutos

Esperando al Mesías (2000) y, sobre todo, El abrazo partido (2004), Oso de Oro en Berlín, fueron sus cimas. Entre medias, Todas las azafatas van al cielo parecía un resbalón, pero al final se trataba más de un síntoma. Derecho de familia aún aguantaba un tanto, pero con cada película posterior Burman andaba con menos garra: El nido vacío, Dos hermanos, La suerte en tus manos, y ahora, El misterio de la felicidad. Con unos primeros minutos de slapstick a lo Jacques Tati que resultan casi ridículos, y con unas maneras visuales y de montaje muy pobres, la película sólo despliega un par de chispazos gracias a la comicidad gestual de Guillermo Francella y a que, por suerte (y por desgracia), Burman aún es capaz de ciertas réplicas brillantes. Sin embargo, su magnífica mezcla de trascendencia y levedad se ha transformado, ojalá no definitivamente, en algo poco más que insignificante.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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