DreamWorks, cumpleaños sin tarta
El estudio cumple 20 años en un delicado momento económico tras despedir a 400 trabajadores
Cuenta la leyenda (y el propio Jeffrey Katzenberg) que cuando dejó los estudios Disney, tras pasarse una década a la sombra del ratón, arrancó el espejo retrovisor de su coche para no volver a mirar atrás. El jefe ejecutivo de DreamWorks ha sido fiel a su palabra pero en el vigésimo aniversario de la cuna de Shrek,Katzenberg necesita más que gestos para mantener a flote lo que queda de la operación en la que un 12 de octubre de 1994 se embarcó junto al director de cine Steven Spielberg y al ejecutivo musical David Geffen. Ellos se apearon hace años dejando en manos de Katzenberg su sueño, un estudio de animación que le hiciera la sombra a Disney.
Puede sacar pecho —lo ha logrado—, pero tras los éxitos de sagas como Shrek, Madagascar o Kung Fu Panda ni el fuego del dragón de Cómo entrenar a tu dragón 2 (que llega a España el viernes) parece suficiente para superar la crisis de los 20. No hay nada malo en el nuevo estreno de los estudios DreamWorks, y continuación del megaéxito de 2010. La producción dirigida por Dean Deblois y basada en los personajes de Cressida Cowell cuenta con algunas de las mejores críticas que el estudio ha recibido en su historia, un trabajo que ya está entre los favoritos para lograr el Oscar cuando faltan más de seis meses para el anuncio de las candidaturas; más aún en un año en el que Pixar no tiene ningún estreno.
Siete grandes trabajos
SHREK (2001). Primer Oscar al mejor largo de animación de la historia, tras haberse proyectado en la sección Oficial de Cannes. Fue el título que hizo subir a DreamWorks Animation a la división de los mayores. Sólo en EE UU recaudó más de cuatro veces y media lo que había costado y ha dado pie a una saga de cuatro filmes y un spin-off protagonizado por El gato con botas, al que pone voz Antonio Banderas. El ogro verde tiene hasta su propia estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.
MADAGASCAR (2005). Otra de sus mejores bazas. Las aventuras de un grupo de animales que se escapa del zoo de Nueva York y acaba en la isla africana tuvo dos continuaciones más. Jeffrey Katzenberg ha confesado que nunca le convenció el tercer acto, hecho que corrigió en sus posteriores secuelas.
KUNG FU PANDA (2008). Po, un panda obeso y amante de los carbohidratos, deviene en una poderosa máquina de repartir mandobles y en todo un experto en artes marciales. En el reparto de voces aparece un sorprendente Dustin Hoffman. La tercera parte ya está en posproducción.
MONSTRUOS CONTRA ALIENÍGENAS (2009). Homenaje a las películas de ciencia ficción de los años cincuenta. Fue la primera película de animación digital que se rodó directamente en 3D estereoscópico. Un guiño: la película se desarrolla en Modesto (California), el pueblo natal de George Lucas.
CÓMO ENTRENAR A TU DRAGÓN (2010). Un adolescente rompe con la gran tradición de su pueblo, el vikingo, de matar a los dragones y se hace amigo de uno de ellos. Adaptación de un libro mítico, a su éxito en taquilla sumó su triunfo entre los críticos. Su continuación se estrena en España el viernes.
LOS CROODS (2013). La Prehistoria era un época dura. La Prehistoria contada por DreamWorks es aún peor. Tras el desastre taquillero de El origen de los guardianes, el estudio se la jugó a todo o nada con este filme, y salió cara. Además fue la primera película de animación en la sección Oficial de la Berlinale.
LAS AVENTURAS DE PEABODY Y SHERMAN (2014). Un perro y su hijo humano adoptado viajan por el tiempo. Nacida de los personajes que aparecían en la serie de televisión Rocky and his friends (1959-1964), el filme no acabó de convencer en taquilla.
Pero las aventuras de Hipo y su dragón Furia Nocturna, al que llama Desdentao, no han cumplido las expectativas económicas que se esperaban de esta producción de cerca de 107 millones de euros. Su estreno en EE UU quedó en segundo lugar de taquilla, hundiéndose con rapidez entre el resto de la cartelera. Según la revista Forbes, sólo había un problema en un largometraje centrado en un pueblo vikingo que pasa de odiar a los dragones a defenderles a muerte. “Fue erróneo esperar más en taquilla”, indicó la publicación. Tom Sito, veterano animador en Disney y DreamWorks y profesor de cine en la Universidad del Sur de California, fue más lejos: “¿Por qué cuando hay un error de cálculo en las proyecciones se despide a medio centenar de artistas en lugar de poner en la calle a los ejecutivos que se equivocaron?”.
En apariencia los años no han pasado por los estudios DreamWorks, que mantienen el mismo aire de campus universitario, un complejo situado cerca del de su rival, Disney, con peces en el lago artificial que bordea uno de sus laterales. Una cafetería donde diariamente se sirve comida de forma gratuita a sus 2.400 empleados es uno de los muchos beneficios que todavía ofrece una empresa catalogada entre las 100 mejores para trabajar en Estados Unidos. DreamWorks es la cuna no sólo de Shrek sino de otros 16 éxitos de taquilla que han ido estrenado en estas dos décadas en las que ha conseguido diez candidaturas al Oscar y dos galardones de Hollywood, entre ellas la primera estatuilla en la categoría de mejor película animada (para Shrek). Un estudio que alberga artistas de 30 nacionalidades, entre ellos una docena de españoles. Sin embargo, en los últimos años empezaron las pérdidas: 64 millones de euros con El origen de los guardianes, 10 millones de euros con Turbo y 42 millones de euros con Las aventuras de Peabody y Sherman. Y tras ellas, los despidos. La última tanda, el medio centenar de empleados que salió por la puerta después de que el estudio despidiera a otros 350, la mayoría artistas que llevaban en DreamWorks desde sus comienzos. En algunos casos recibieron el aviso de un día para otro sin que se les permitiera volver a sus mesas para recoger sus objetos personales.
La razón de esta crisis no es ni la calidad ni la edad de la productora. Como dice Katzenberg, “DreamWorks vive aún en su infancia”. Al menos, comparado con los 90 años que cumplió el estudio Walt Disney en 2013. Como indica el analista Doug Creutz, son otros tiempos: “La competencia es brutal y Katzenberg es víctima de su propio éxito”. El ejecutivo de 63 años demostró en su día que la animación no era dominio exclusivo de los estudios Disney, teoría a la que recientemente se han sumado otros como Universal (Gru, mi villano favorito), Sony (Lluvia de albóndigas) o Warner Bros. (La Lego película). Además, aunque en estos años DreamWorks se ha convertido en un gran estudio que mueve 515 millones de euros anuales (una media que sólo supera Pixar), amasando más de 8.000 millones de euros en la taquilla con una filmografía que se acerca a los 30 títulos, sigue siendo el único que no está asociado a un gran conglomerado mediático, una independencia que daña su marketing y le priva de los pingües ingresos complementarios que aportan la explotación de los productos derivados o de los parques de atracciones.
Katzenberg sigue fiel a su mantra de no mirar atrás. Como declaró este año el ejecutivo que otrora devolvió la vida a un moribundo Disney, hoy la clave es la diversificación. “En el mejor de los casos el cine es un negocio incierto”, subrayó recientemente, poniendo el futuro de su estudio más allá de la fuerza de su majestuoso dragón. Katzenberg no descarta la animación, simplemente amplia horizontes. Por ejemplo, China, país que los últimos dos años ha visitado al menos una vez al mes. En Shanghái está construyendo, en colaboración con socios locales, el distrito cultural y multimedia conocido como DreamCenter en el que se erigirá el Oriental DreamWorks, estudio que cuenta con más de 200 empleados dedicado entre otros proyectos a la realización de Kung Fu Panda 3. Además, está el deseo de ampliar otras divisiones del estudio como las dedicadas a la televisión, donde ha firmado un acuerdo histórico con la cadena Netflix; a Internet, para la que acaba de comprar la cadena de YouTube para adolescentes Awesomeness TV, o su futura incursión en el campo de los parques temáticos en Nueva Jersey y Rusia. Como afirman muchos analistas en este 20º aniversario, DreamWorks aún está lejos de su final.
Babelia
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