Un historiador alemán y universal
Fue uno de los mayores referentes intelectuales de la RFA
Hans-Ulrich Wehler (1931-2014), fallecido el sábado 5 de julio, fue el historiador alemán más importante de su generación y uno de los más influyentes de Europa de su tiempo. Junto con su amigo de juventud Jürgen Habermas, fue igualmente uno de los mayores referentes intelectuales de la República Federal de Alemania (RFA). Estudió Historia en la Universidad de Colonia, bajo el magisterio de Theodor Schieder, del que asimiló dos preocupaciones: el ansia por profundizar en la historia de las estructuras sociales a partir de una combinación flexible y no dogmática del legado de Max Weber y de Karl Marx, y el interés por el nacionalismo como objeto de estudio. Así se reflejó en su tesis doctoral, sobre la socialdemocracia alemana y la cuestión de las nacionalidades en el Imperio guillermino. Tras ampliar estudios en Estados Unidos, donde fue muy influido por las teorías de la modernización, retornó a Alemania, donde profundizó en sus dos tesis de habilitación sobre Bismarck y el imperialismo y sobre el imperialismo norteamericano.
Desde 1971 y hasta su jubilación en 1996, Wehler ejerció su magisterio en la Universidad de Bielefeld, creada por el Gobierno socialdemócrata de Willy Brandt para renovar los métodos de la enseñanza e investigación. Allí coincidió con otros jóvenes historiadores, filósofos y politólogos (Jürgen Kocka, Hans-Jürgen Puhle, Niklas Luhmann, Reinhart Koselleck) y dio cuerpo a la llamada “Escuela de Bielefeld”, que contribuyó a renovar teóricamente la historia social y ejerció una considerable influencia en la historiografía europea del último cuarto del siglo XX. Una amplia nómina de discípulos y epígonos de la Escuela de Bielefeld contribuyó a afianzar su prestigio e influencia intelectual y académica.
Wehler fue uno de los defensores del paradigma del Sonderweg o “vía especial” alemana hacia la modernización, situando en los déficits de la revolución burguesa en la Alemania del siglo XIX los orígenes remotos del nacionalsocialismo; sostenía la culpabilidad del imperialismo alemán en el origen de la I Guerra Mundial; y preconizaba una concepción teórica de la historia que la encuadraba en las ciencias sociales, como “ciencia social histórica”, en estrecho contacto con la economía política y la sociología. Las estructuras socioeconómicas tendrían siempre un “plus” de relevancia a la hora de condicionar la evolución histórica de una sociedad.
Wehler acometió desde la década de 1980 el propósito de plasmar su concepción de la historia en una obra monumental, la Historia de la Sociedad alemana o Deutsche Gesellschaftsgeschichte, en cinco volúmenes (el último aparecido en 2008), que cubrían desde 1700 hasta la reunificación alemana de 1990. Su curiosidad intelectual lo llevó a explorar múltiples campos, y también a ampliar lo que muchos críticos consideraban una visión rígida y estructuralista mediante la recepción crítica de los enfoques de la historia cultural. En sus últimos tiempos orientó su interés hacia la historia de la desigualdad social latente bajo la aparente opulencia de la Alemania y la Europa del siglo XXI.
Polemista nato e incansable investigador, Hans-Ulrich Wehler fue, además, un ejemplo de proyección pública. Participar en debates públicos era para él un deber cívico del historiador, sin perder por ello el rigor profesional, desde la “polémica de los historiadores” de 1986-1987 hasta el auge de los populismos en las últimas elecciones europeas. Aunque algunas de sus opiniones le granjearon ácidas críticas, su integridad y rigor intelectuales eran reconocidas por todos.
Xosé M. Núñez Seixas. Catedrático de Historia Contemporánea. Universidad Ludwig-Maximilian, Múnich.
Babelia
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