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CRÍTICA | MIL MANERAS DE MORDER EL POLVO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El candor tenía un precio

El segundo largometraje dirigido por Seth MacFarlane no es una mera parodia del 'western'

Los actores Charlize Theron, Neil Patrick Harris, Amanda Seyfried en un fotograma de la película 'Mil maneras de morder el polvo'.
Los actores Charlize Theron, Neil Patrick Harris, Amanda Seyfried en un fotograma de la película 'Mil maneras de morder el polvo'.

En las viejas fotografías del Salvaje Oeste nadie sonreía, circunstancia que da pie a un gag recurrente en Mil maneras de morder el polvo, segundo largometraje de imagen real dirigido por Seth MacFarlane, y que quizá haya sido el resorte para poner en marcha este proyecto que no conviene confundir con una mera parodia del western. Si, para André Bazin, el western nació de la confluencia de una mitología con un medio de expresión, las sucesivas declinaciones del género cinematográfico a través de la historia han ido alterando la esencialidad de ese mito para acercarlo a cada sensibilidad contemporánea. Es en ese contexto donde la estrategia de MacFarlane puede presumir de una muy sutil originalidad: el cineasta se olvida (en la medida de lo posible) del western en tanto que género cinematográfico —no hay aquí demasiadas bromas formales y metalingüísticas— para describir ese territorio primigenio antes de su construcción mitológica y, a partir de ahí, proponer un afortunado anacronismo conceptual. En el centro de un Salvaje Oeste entendido como espacio bárbaro y brutal, donde la muerte era presencia cotidiana, MacFarlane coloca a un personaje definido por una sensibilidad políticamente correcta: Albert, un tipo capaz de anteponer la gestión (verbal) de conflictos al duelo al sol, sensible ante los prejuicios raciales y civilizado con el sexo opuesto.

MacFarlane ha tenido el arrojo –algunos sostienen que la imprudencia- de adjudicarse ese papel protagonista, en una clave de galán cómico algo clásica que lo distancia de las chirriantes celebraciones de la inmadurez pertinaz de Adam Sandler y afines. Combinando algún que otro do de pecho escatológico con una inesperada fe en la pervivencia de la comedia clásica, la película no supera la energía y brillantez de Ted (2012), su opera prima, pero su gran ambición se ve razonablemente sostenida por un sobrio armazón de inteligencia cómica, quizá demasiado autorreflexiva a su pesar.

MIL MANERAS DE MORDER EL POLVO

Dirección: Seth MacFarlane.

Intérpretes: Seth MacFarlane, Liam Neeson, Charlize Theron, Neil Patrick Harris, Giovanni Ribisi, Sarah Silverman, Amanda Seyfried, Wes Studi.

Género: comedia. Estados Unidos, 2014.

Duración: 116 minutos.

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