Luto por un gran ganadero

Menos ambiente del esperado en el arranque isidril. Esperemos que no sea la tónica del abono aunque la paciencia, y no la crisis, señores empresarios, tiene un límite. Hasta en los taurinos, oigan.

La primera corrida de feria tiene un poco de vuelta al cole. A Manuel le cuesta subir los escalones más que el año pasado. En una semana seguro que ya está preparado para subir el Angliru. Jaime llega con nuevo look, Jose está muchísimo mejor de lo que dice por whatsapp ¡ole esos toreros machos! Martín piensa en su cena mientras Fernando ofrecía su entrada el día de Morante por una en Lisboa. Estos madridistas tienen un extraño orden de prioridades. Así pasaba la corrida en los tendidos.

Tendidos en los que, si preguntamos qué es lo primero que piensa uno al oír la palabra “Fraile”, sabríamos rápidamente si están formados por taurinos. El común de los mortales pintaría a un señor con hábito; un taurino pensará en un precioso toro con la catedral de Salamanca de fondo.

Nicolás Fraile falleció el pasado enero y sus toros demostraron que seguían de luto. Yo también prefiero los homenajes en vida.

David Mora venía de cortar una oreja el día anterior en Sevilla, pero no tuvo mucho mimbre para reafirmar su triunfo. Lo más destacado se lo hizo a su primero. Quiso recibirlo con buenas verónicas. Al irse suelto, optó por chicuelinas en los medios. Ya con la muleta intentó componer ayudados por alto sacándoselo a los medios. El toro, que aparentaba clase en algunos momentos, se apagó rápido.

Daniel Luque dio la sensación de no terminar de apretar el acelerador. Entró en un quite al primer toro que consistió en dos verónicas y una larga. A su primero le dejó una buena media y algún natural. Destacable el trincherazo, la trincherilla y el desprecio en el inicio a su segundo. Luego le volvieron a protestar la colocación y, algunos, el pantalón vaquero que se puso tras una voltereta. La ovación de la tarde se la llevó Abraham Neiro tras su segundo par.

Diego Silveti proviene de una dinastía puramente taurina. Cuarta generación de toreros la suya. Le falta mucho para arrebatar como lo hacían sus antepasados. No tiene tarea fácil. En su haber, el valor demostrado en el sexto. Se la jugó y salió por su propio pie gracias a los capotazos... de la Virgen de Guadalupe.