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Una Bienal sin nombres propios

Los comisarios españoles de la cita de São Paulo revelan las claves del prestigioso evento La XXXI edición de la feria se centra en la pedagogía y las "urgencias locales" de Brasil

Pablo Lafuente y Nuria Enguita, comisarios de la Bienal.
Pablo Lafuente y Nuria Enguita, comisarios de la Bienal.ULY MARTIN

Llevan años colaborando en iniciativas más o menos sumergidas y restringidas, pero es la primera vez que salen al ruedo juntos en un proyecto tan mediático como la bienal de arte contemporáneo de São Paulo, que celebrará su XXXI edición del 2 de septiembre al 7 de diciembre en la ciudad brasileña. Comisaria de exposiciones con una debilidad por el formato bienal, Nuria Enguita es conocida por haber dirigido la Fundación Tàpies durante diez años. Más activo en el ámbito académico y editorial, Pablo Lafuente es un español que habla con marcado acento británico, herencia de sus 15 años en Londres. Fue Charles Esche, director del Museo Van Abbe de Eindhoven (Holanda), quien les eligió —junto a dos israelíes, el arquitecto Oren Sagiv y la escritora Galit Eilat— para participar en el "equipo horizontal" de la próxima Bienal de São Paulo.

Tienen un propósito ambicioso: descubrir "cómo hablar de cosas que no existen", alocución que se ha convertido en el título de la edición 2014. "Es una suerte de refrán que se puede modificar cambiando el verbo: Cómo vivir, usar, soñar cosas que no existen… Es una metáfora del carácter flexible y mutable de nuestro enfoque. No hemos querido establecer un tema, para no arriesgarnos a que la bienal se convirtiera en una ilustración", indica Lafuente, destacando la importancia de trabajar desde una metodología.

"La bienal no es un museo, no debe representar, sino dialogar con el presente, generar relaciones y provocar reacciones y situaciones, incluso a largo plazo", añade. De ahí la necesidad de escuchar a todo el país y no sólo las ciudades que marcan el ritmo: São Paulo, Río y Salvador. "Las narrativas de un país de estas dimensiones son muy distintas según el lugar y el contexto, tuvimos que atender y aprender las urgencias locales y no dejarnos llevar por nuestra urgencia de dar forma al proyecto", explican, alternando las frases en una compenetración ya bien rodada.

Los escándalos de la decana de las bienales americanas ya son sólo un recuerdo

"Es un proyecto común, pero la responsabilidad es de cada uno", matiza Enguita, enumerando las áreas de competencia: Esche lleva la comunicación, Sagiv la arquitectura, Eilat la producción, Lafuente la educación y ella las publicaciones. No por nada acaba de embarcarse en un proyecto editorial de los de antaño, Concreta, una revista de análisis, crítica y reflexión que se plantea como una plataforma de resistencia ante el empobrecimiento cultural actual.

Aunque el aspecto educativo y pedagógico prima sobre los demás, ("Incorporaremos 300 educadores en el proceso de producción, porque de los 600.000 visitantes, 250.000 son menores", aseguran), también habrá exposición, en el sentido clásico del término. "Sería una locura desaprovechar los 30.000 metros cuadrados de la sede de la Bienal que el arquitecto Oscar Niemeyer construyó con este propósito, en medio del parque de Ibirapuera", explican. Los escándalos y la corrupción que hundieron en una profunda crisis a la decana de las bienales americanas, nacida en 1951, ya son sólo un recuerdo. Como la provocación del vacío perpetrada por Ivo Mezquita, que en 2008 eliminó las obras para intentar generar un espacio político, de encuentro e interacción social, donde cada día sucediera algo distinto.

Queremos potenciar el pensamiento colectivo en un medio muy centrado en los nombres propios

"En esta bienal habrá obras muy potentes, pero también muchos proyectos específicos, en total poco menos de un centenar, pero todos surgidos desde el ámbito del arte y no de la sociología o la antropología. Habrá lugar para la contemplación, pero las piezas tendrán un aparato que las active", matiza Lafuente, recapitulando los ejes principales: colectividad, transformación, imaginación y conflicto.

"Queremos potenciar el pensamiento colectivo en un medio muy centrado en los nombres propios y la necesidad de protagonismo", aseguran. Por ello son tan reacios a dar los nombres de los artistas que están siendo convocados. Se sabe que estarán Prabhakar Pachpute, autor de la Torre de Babel con piernas que se ha convertido en la imagen del evento; la videoperformer kurda Nilbar Gures y el artista multimedia libanés Walid Raad, que plantea unas pesquisas en el archivo de la Bienal para desentrañar las relaciones del mundo del arte con la comunidad sirio-libanesa de São Paulo. Parece que españoles habrá cinco, pero sólo han trascendido los nombres del donostiarra Juan Pérez Agirregoikoa, pintor sui generis y de José Val del Omar. Este último no falta a una cita desde su redescubrimiento en 2008 a mano de Claudia Giannetti en la inolvidable muestra El discreto encanto de la tecnología, ratificado dos años después por Manuel Borja Villel con Desbordamiento de Val del Omar en el Museo Reina Sofía.

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