Las infinitas realidades de las mujeres
Laura Giardino expone en el Instituto Italiano de Cultura sus últimas series inspiradas en la intimidad femenina
Dos mujeres rubias, aupadas sobre enormes tacones y vestidas con lo que parece ropa interior negra, se adentran en un pasillo que parece conducir a una casa. Otra mujer, cartera en mano y melena al viento, entra corriendo en un espacio arquitectónico vacío que podía ser el aparcamiento de un edificio de oficinas. Una tercera, aparece sentada en el suelo de un cuarto de baño, entre la taza y la ducha, empuñando un rifle y con la boca tapada. Son tres pinturas, con aire de fotograma, firmadas por Laura Giardino (Milan, 1976) que forman parte de la exposición Aperture/Aperturas que hasta el 12 de junio se puede ver en el Instituto Italiano de Cultura de Madrid.
Llena de referencias al mundo del cine, el cómic o la performance, el primer golpe de vista ante una de las grandes obras de Giardino, supone un viaje visual a la obra de Hopper. Los espacios desnudos están poblados por personajes solitarios y ensimismados, pero en el caso de la artista italiana, los protagonistas son casi siempre mujeres de las que el espectador tiene muy poca información. No se sabe qué es exactamente lo que hace ni que les está ocurriendo.
El suspense sería el segundo gran protagonista de los cuadros. Y es también una clara referencia al cine negro en una artista que se reconoce influida por las atmósferas expresionistas, el lado oscuro y los límites entre normalidad y desviación.
En general, son imágenes cargadas de una fuerte iconografía vintage que Giardino ha tomado de reportajes publicitarios publicados en revistas de moda o directamente del cine. Giardino las envuelve en un halo de misterio con el que quiere plantear que, en realidad, poco sabemos de esas mujeres que van y vienes por trenes, aeropuertos o carreteras.
Consciente de que la pintura es para muchos algo que pertenece al pasado, la artista, devota de Giotto y Cimabue, explica que considera la pintura como una performance. Por eso sus solitarias mujeres se miran ante los espejos sugiriendo múltiples realidades y aperturas a otras dimensiones.
La exposición del Instituto Italiano arranca con una decena de lienzos de gran formato en los que la distorsión y el desequilibrio manda sobre la actividad de las misteriosas protagonistas. Separado por un cortinón de terciopelo, Laura Giardino desnuda su proceso creativo mostrando los apuntes, dibujos y fotografías con los que nutre su obra.
Al final, un vídeo resume el vértigo en el que viven estas mujeres, a base de tomas rápidas de subidas y bajadas por lo que parecen ser las escaleras de seguridad de un edificio cualquiera.
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