David Planell se estrena en teatro con ‘Bazar’
La obra del cineasta David Planell inaugura SURGE, la nueva gran muestra de teatro 'off' de la Comunidad de Madrid
El próximo miércoles comienza SURGE. Muestra que dominará el mayo madrileño con 93 estrenos en los más de treinta espacios participantes en este evento organizado por la Comunidad de Madrid y que concluirá el 31 de mayo. Entre la abundante programación de la primera semana destaca el estreno de Bazar en el Teatro del Barrio, obra del cineasta David Planell, que se ha liado la manta a la cabeza y dirige esta pieza que escribiera hace 15 años. La historia es simple: dos árabes y un “macarra” de Lavapiés quedan para montar un vídeo de una caída en bicicleta para enviar a un concurso de caídas de Youtube.
“Para el montaje producido por Pentación con el que se estrenó la pieza en el año 1997 me sugirieron atenuar un par de momentos oscuros de la obra y potenciar la comicidad con dos o tres momentos más cómicos. Yo, que era joven y dispuesto, y además estaba muy acostumbrado como guionista de televisión y cine a adecuarme, dije que sí. Y aquel montaje era solvente y sólido, lo dirigía Francisco Vidal, pero cuando años después recuperé los derechos tenía claro que quería volver a la versión original, restaurarla como lo que es: una comedia dramática con sus partes oscuras. Poder hacerla ahora en Lavapiés, que es donde ocurre la trama, me pone aún más, es como volver al origen”, explica Planell, conocido por sus trabajos en cine como el largometraje La Vergüenza (2008) o cortometrajes como Ponys (2005).
“En la obra salen a la superficie las tensiones raciales de los personajes. La trama sirve para hablar de temas de identidad, de violencia y de pertenencia. Salen de manera intermitente, están en el fondo. Realmente lo que estructura la obra es la gestación de este vídeo que tardan dos jornadas en grabar”, explica Planell que para este montaje cuenta con Rodrigo Poisón que encarna a Hasan, árabe dueño del bazar, con Eduardo Ferrés que interpreta a Rashid, el sobrino joven de Hasan; y con Raúl Jiménez que se mete en el papel de Antón, macarra de Lavapiés sobre el que Planell dice “es un personaje de toda la vida, con ciertos principios morales de la calle, con una vida precaria y con bastante buen humor”.
Cortometraje 'Ponys', de David Planell.
“Convoqué un taller en el Teatro del Barrio para buscar intérpretes para la obra por sugerencia del propio teatro. Y la verdad es que ahora estoy encantado, cada uno viene de lados disímiles. Poisón acaba de estar en la Gran Vía con 40 el musical y tiene al mismo tiempo muchos años en teatro, Ferrés ha estado en La Cubana, en teatro clásico y además está muy metido en improvisación, lo que le da unos reflejos en escena tremendos; y Raúl Jiménez también viene del teatro y el cine y aunque no es el protagonista tiene mucho peso en la obra. Poseen mucha energía y aportan una experiencia teatral que yo no tengo…”, explica Planell. “Hay elementos en la dirección teatral, códigos teatrales, desde las bambalinas y las cajas, que siempre has oído pero no sabes lo que es hasta que estás dentro, o lo que es proyectar la voz en escena, para los que los actores me han ayudado mucho”, explica.
Planell, conocido por su estilo de comedia con tintes negros, explica sobre Bazar: “No me gustan mucho los clichés y en cuanto puedo les doy la vuelta. Hasan ha tenido que dejar de lado su identidad de origen para adaptarse a un mundo muy hostil, se ha tenido que olvidar de quién era para adaptarse. Pero al final, Hasan es el malo de la película. Y el que parece más agresivo en un principio, el macarra, es el que acaba teniendo ciertos valores morales más sólidos… La obra rompe con la imagen del inmigrante como víctima… Pero todos tienen claroscuros”.
Al preguntarle cómo van surgiendo esos conflictos Planell explica: “Rodar una caída de 20 segundos no es tan fácil, van perdiendo la moral, van cayendo los disfraces y surgen los dobleces de los personajes. Una buena caída es muy graciosa, pero un rodaje es algo más complicado. La obra me gusta mucho, detrás de la anécdota hay una música muy variada y lo que más me interesa son los matices, además ideológicamente es compleja. Soy muy fan de la obra y por eso me he atrevido a desempolvar una texto que escribí hace 15 años”, explica Planell que dice nunca quedó muy satisfecho de los montajes que se hicieron de la obra: “Es cierto, se estrenó incluso en el Royal Court, teatro que adoro. Ni siquiera ahí vi lo que creo la obra promete y tiene. No sé si fue por la traducción, fue un montaje digno y competente… Pero ahora montando encuentro hallazgos que no estaban en ese montaje. Y con todo el respeto, estamos hablando de la cuna del teatro moderno inglés donde han estado todos los que admiro —Pinter, Mamet, Churchill, Kane—, siento que la obra es en el fondo muy española y con la traducción perdía naturalidad… Creo que ese plus lo tenemos en este montaje. Quizá suene presuntuoso, luego estará lo que yo haya sabido hacer desde la dirección, que ya veremos, pero a nivel de escritura estoy muy seguro”, asevera Planell.
El salto de Planell al teatro es un tanto kamikaze y al mismo tiempo natural. En el cine pasó de ser guionista a dirigir primero cortos y luego su primer largo. Sabe lo que es dirigir y al mismo tiempo se ha metido en un proceso exprés de aproximadamente un mes para llegar a este estreno. Ahora bien, Planell tiene claro que no es la última: “Ahora estoy con varios proyectos. Son proyectos todavía inconfesables porque están un poco verdes, en ellos sigo ahondando en la comedia que se va un poco al drama. Comedia bronca si se quiere, oscura a ratos… Risa congelada. Me gusta este mundo del teatro y estoy fatigado de tanto cine y televisión. Tengo intención de seguir y meterme a saco.”, explica.
Me gusta este mundo del teatro y estoy fatigado de tanto cine. Quiero seguir y meterme a saco. David Planell, cineasta
Al hablar sobre su querencia por las tablas Planell confiesa: “Y sí, hay flechazos de la vida. A mí me pasó siendo ayudante de Fermín Cabal en el montaje de Búfalo Americano de David Mamet en el Teatro Alfil en 1990. Aquella obra me retrotrajo a películas que de pequeño me habían marcado mucho como El sirviente de 1963 de J. Lossey o La huella de 1972 de J. Mankiewicz. Que con tres personajes se pueda hacer algo tan emocionante, contar tanto con tan poco… Me conmovía mucho. Yo creo que es el origen de mi pasión. Aquel montaje con Cabal me dejó trastornado y Bazar le debe mucho. Ahí se enmarca Bazar, es un teatro que te tiene que gustar, como Atraco a las diez, como Granujas de medio pelo, es casi un subgénero, tres perdedores y una trama. Veremos, ando ya nervioso aunque sé que estos días de ensayos los recordaré como de los más felices. Estoy eufórico, muy feliz, no hay nada que pueda joderme el día”, concluye.
Babelia
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