Karra Elejalde: “Reírse de los males es cauterizador”
El intérprete demuestra de nuevo que es uno de los grandes actores españoles
¿Es Karra Elejalde el epítome del vasco-vasco? El éxito de Ocho apellidos vascos, la nueva película de Emilio Martínez-Lázaro coescrita por Borja Cobeaga y Diego San José, ha pillado al actor un poco desconectado, en la Galicia más profunda y rodando A Esmorga, un trabajo que finalizó ayer mismo y que le ha mantenido alejado de todo el ruido mediático (abundante e imparable, habida cuenta de las insólitas cifras de la comedia producida por Tele Cinco Cinema) que acompaña a esta película. “Está yendo bien, ¿verdad?”, pregunta de forma capciosa Karra Elejalde (Vitoria, 1960) por teléfono.
Su euforia es discreta, pero euforia. “Es que es muy bonito cuando ves una comedia como esta en una sala llena, como cuando yo era crío”, confiesa. El actor, que encarna a Koldo, el padre arrantzale (pescador) y de recia raigambre vasca, aprovecha para alabar la maquinaria de promoción puesta en marcha por los productores: “Esa ha sido una de las claves, sin duda. Yo no había vivido algo así desde Airbag, con un despliegue grandioso y necesario. Y si a eso le sumas el guion, el director y lo que hayamos podido aportar los actores, puede que ahí se puedan encontrar las claves del éxito de la película”.
Más allá de “el buen ambiente creado por Emilio Martínez-Lázaro”, o de que “aun en la toma séptima u octava el equipo seguía riéndose con los chistes, algo que habla de la calidad del libreto”, Elejalde —que ha encarnado en el cine a personajes de todo el arco ideológico— ahonda en la necesidad actual de reír, aun con temas a priori delicados: “Esta es una comedia romántica, y la kale borroka o ETA son temas periféricos en el argumento. Ahora bien, esas cosas se curan riéndose. Cuando tienes una patología, es sano y pedagógico, muy positivo y cauterizador, reírse de ese mal, de nosotros mismos. ETA, kale borroka... en el contexto del humor, uno puede bromear con todo. También Ocho apellidos vascos se ríe de los señoritos andaluces y de Los del Río, y quien quiere buscarle más vueltas a los chistes, se está confundiendo”, explica el actor vitoriano.
Para muchos españoles, Elejalde y su Koldo se han convertido el tótem vasco. “Bueno, no es así. Yo he hecho a un hombre con un barco llamado Sabino 3, con lo que ha habido dos anteriores, así que no es un vasco pobre, sino uno del PNV. Pensé en hacerlo humano y entrañable, con sus cosas, sus prejuicios. Cada vez que me llega un guion, sigo el libreto e intento defender mi personaje, hago el proceso psicológico y construyo. Ahora, ¿hay un prototipo de vasco? No creo. ¿Es Arguiñano el ejemplo? No. Yo he hecho un tío vasco noble, a veces bestia parda… Pero en realidad es un hombre que se parece mucho a mi padre y a su familia”.
Hombre de pantalla y de escena, Karra Elejalde ha ofrecido ya al cine español varios tipos inolvidables: el policía odioso de Días contados de Imanol Uribe, el impresionante actor alcohólico que encarna a Cristóbal Colón en También la lluvia de Iciar Bollain o el inquietante protagonista de Los cronocrímenes de Nacho Vigalondo son algunos de ellos. Pero el arrantzale Koldo ya figura en un lugar privilegiado de su amplia galería de personajes.
Babelia
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