Punk, rock y potitos
Los conciertos de música contemporánea para padres e hijos se consolidan como una alternativa para compartir tiempo y ocio de calidad La miniescena española se hace grande
Sobre el escenario, los Pussy Cat Kill hacen alarde de crestas, piercings y actitud punk. Los decibelios resultan raquíticos en comparación con cualquiera de sus otras actuaciones, pero el público de las primeras filas está enfervorizado. Saltan, bailan y gritan como si no hubiera un mañana. Tienen entre cero y doce años. Algunos progenitores se atreven a adentrarse en terreno salvaje. Otros, tan orgullosos como conscientes de su incapacidad para igualar semejantes niveles de energía, siguen el ritmo cerveza en mano. Son las once de la mañana y están en el Menudofest, una cita rock bimensual para padres e hijos, que el próximo 23 de marzo estará dedicada íntegramente a los Ramones.
El nuevo vídeo de Candela
El nuevo videoclip de Candela y los Supremos, la única estrella infantil del indie español se titula Aún no sé (que quiero ser de mayor), estará incluido en La Educación, el cuarto de los discos tematicos de la colección minimúsica (tras Los Animales, Los Transportes y Los Alimentos).
Los artistas participantes en el disco son Christina Rosenvinge, Miqui Puig, Marlango, Refree con Silvia Pérez Cruz, Candela y los Supremos, Alondra Bentley, Papá Topo, The Free Fall Band, Joan Colomo, Rocío Márquez y Maria Rodés aportan su visión a través de canciones originales creadas para la ocasión, y dirigidas por la producción de Raül Fernández "Refree"
No es la única iniciativa de estas características. Cada vez surgen más proyectos que buscan reunir a la familia en torno a música contemporánea de calidad. Desde conciertos hasta discos pasando por espectáculos como la ópera-folk de Víctor Coyote Ukelele, la pulga que salta. Según Núria Muntaner, organizadora del día de Minimúsica, hoy “esta miniescena está más en auge que el mercado adulto”.
Aunque, al final, se trate de los mismos actores con distintos horarios. “Los que íbamos a conciertos hace cinco o diez años hemos empezado a tener hijos y ya no podemos trasnochar, pero tampoco queremos renunciar a la música en directo y, es más, nos gusta disfrutarla con ellos. Así que salimos de día, lo que al final está transformando la oferta cultural y hasta los barrios”, argumenta Javier Moya. Él es uno de los promotores de los Conciertos Guau Guau, cuya próxima edición –el 27 de marzo- se inscribe dentro de Malakids, el primer festival infantil del barrio madrileño de Malasaña, otrora epicentro canalla y hoy tomado por sillitas y carritos.
La primera generación de españoles que ha acudido masivamente a festivales se está reproduciendo y demanda una oferta de ocio que vaya más allá de los payasos, Cortilandia y Los Cantajuegos. “Son consumidores de cultura, muchos tienen horarios laborales interminables, y buscan actividades para pasar un tiempo de calidad con sus hijos en las que no se sientan ridículos, o estén observando pasivamente hasta que los niños terminen. Quieren disfrutar juntos y transmitirles estos valores”, argumenta Muntaner. La clave, según la responsable de Minimúsica, es ofrecer una combinación que no aburra a ninguna de las dos partes y seduzca a ambas por igual. La cuadratura del círculo familiar.
FORMATOS
En Minimúsica proponen un cartel con cuatro grupos que tocan respectivamente dos canciones inspiradas en una temática común. De estas experiencias han salido ya tres discos recopilatorios. Alimentos, Transportes y Animales, que incluye el hit Avutarda (Ser amiga tuya farda) de Candela y los Supremos, el grupo de Edu Nebot, Judith Saladrigas y su hija Candela. A sus nueve años, esta miniestrella indie ya ha tocado en el Liceu de Barcelona, grabado un disco, Animaladas, y convertido su single El desalojo del piojo en banda sonora de un anuncio. Además, el sello Minimúsica ha lanzado una aplicación para el móvil que permite componer y grabar música llamada Touch and Roll y que ha sido descargado 18.000 veces en apenas dos semanas. “La prueba definitiva de que hay un público infantil interesado en el pop”.
Menudofest presume de tener la programación más dura. “Rockabilly, punk, nueva ola. Se modera el volumen, pero seleccionamos a grupos que tengan una música muy rítmica y colorista. Suelen tocar su repertorio habitual, solo que se detienen y les enseñan los estribillos a los chavales para que puedan corearlos como locos. También los invitan a subirse al escenario a tocar la guitarra y aporrear las baquetas”, explica su organizadora Marta Vigara. En sus conciertos siempre hay una zona habilitada para la lactancia y todo lo necesario para calentar potitos, además de para mantener la cerveza fría.
Los responsables de los Conciertos Guau Guau buscan aportar un plus tecnológico o artístico. Su último proyecto ha sido pedir al artista Mauro Entrialgo que dibuje en las canciones del grupo Twiki Twangers mientras las está interpretando y “un proyector va reproduciendo todo el proceso sobre el fondo del escenario”, según explica Moya.
Agenda
Del 28 al 30 de marzo.
Especial Ramones. 23 de marzo, 11.00. Teatro Goya. Madrid.
Pantones en concierto. 29 de marzo, 17.30. Plaza del 2 de Mayo. Madrid.
6 de abril, a partir de las 10.30. Fabra i Coats. Barcelona.
“Es que a los niños hay que conquistarlos. Si notan que no te diriges a ellos, que estás haciendo una cosa mecánica, no cuela. Son el público más punki del mundo, no tienen que mentir para molar. Si no les gusta se duermen, te miran con cara de asco o te organizan un motín. Por eso para los músicos son el examen definitivo”, argumenta Pepe Corral, responsable hasta el año pasado del festival de Benicàssim. Cuando nació su primer hijo, hoy un adolescente de 14, se encontró con “una oferta de actividades muy plana y para padres muy mayores”, prácticamente igual que la que había cuando él era pequeño. Así que decidió poner en marcha, a través de la productora December, el ciclo de conciertos familiares de la Casa Encendida hace siete años. Por su escenario han desfilado desde Russian Red a The Kills of Parade a un euro la entrada, lo que ha obligado a endurecer su política de admisiones. Solo pueden entrar aquellos que vayan acompañados de un menor de edad. Para Moya cobrar a los niños es fundamental. “Hay que enseñarles que la música es un arte y que hay que ponerle un precio, siempre con sentido común”.
Los conciertos de música pop y rock para toda la familia no son, defiende Corral, la versión indie de la piscina de bolas. La música es un gran nexo intergeneracional, como puede serlo el fútbol. Y, de la misma forma que los amantes de la gastronomía no le dan comida basura a sus hijos simplemente porque sean pequeños, los melómanos no tienen por qué ofrecer a los suyos productos musicales de calidad dudosa. Sin volverse loco, matiza Corral. “Siempre me pareció bien que mis hijos escuchasen lo mismo que sus compañeros del cole, pero no solo eso. Les llevo a estos conciertos para abrir sus miras y para que aprendan desde pequeños que la música no son solo los grandes estadios, que también existe en pequeño formato, en la distancia corta y que no se pierdan este placer. Al final se trata de cultivar su avidez”.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.