Paco de Lucía, genial artista intuitivo
Paco de Lucía recreó el 'Concierto de Aranjuez' desde su estilo único, con una libertad expresiva desconocida
En el cante andaluz, en el toque andaluz, en el flamenco, hubo grandes desde comienzos del siglo XIX. Algunos solo conocidos por los enteraos, pero todos aportaron un estilo, una gracia particular a la música. Los guitarristas fueron muchos, y de fuste. Recordemos a Paco Díaz de Lucena, Salvador Ballesteros, Manuel Serrapí El Niño Ricardo, Perico El del Lunar, Juanito El Dorado, Antonio Moreno, Agustín Castellón, Sabicas, Juan Gandulla, Habichuela, Ramón Montoya, Ricardo Modrego….tantos. Sabemos que el próximo sábado 1 de marzo, va a tocar en el Festival Internacional de Flamenco en Jerez, otro talento andaluz de la guitarra, José Fernández, Tomatito.
Pero Francisco Sánchez Gómez, es decir, Paco de Lucía, ha sido el más grande, porque la guitarra cobró una nueva dimensión en sus manos. Era todavía un niño y ya tocaba en América con la Compañía de ballet de José Greco. Pronto comenzó a tocar solo, poco después de formar pareja con el inolvidable cantaor Camarón de la Isla. Conocí a Paco en un programa de televisión llamado Café Concierto, que presentaba y dirigía en los años setenta. No he podido olvidar su recital allí, ni aquella impresionante rumba del disco Fuente y caudal. Nunca se puso mejor título a una grabación que marcó una época en la guitarra española, de tan brillante historia desde Juan Carlos Amat hasta nuestros días. Aquello era un verdadero caudal de arte, una fuente de extrema destreza, brotando fresca y pura, casi garcilasiana. Esa belleza atrevida y vibrante era un virtuosismo nuevo en diferentes palos del flamenco. Almorzando juntos en el bar de TVE le sugerí la posibilidad de tocar la parte solista del Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo. Lo habían tocado todos los grandes guitarristas que en el mundo han sido, desde Regino Sainz de la Maza, solista en el estreno el día 9 de noviembre de 1940 en Barcelona. Pero Paco carecía de estudios regulares del instrumento que dominaba. Nadie con esos conocimientos se hubiera atrevido con obra tan arriesgada para el solista, mas él comenzó a aceptar es su cabeza algo teóricamente imposible. Años después, exactamente el 25 de abril de 1991, con el patrocinio del Quinto Centenario y el sello Polygram, Paco de Lucía tocaba en el Teatro de la Casa de la Cultura de Torrelodones el célebre Concierto de Aranjuez con la Orquesta de Cadaqués dirigida por Edmon Colomer. Formaba parte de ella el aplaudido músico cántabro Jaime Martín, figura internacional de la flauta, luego director de orquesta y hoy director del Festival Internacional de Santander.
En las notas al programa recordé entonces como adentrarse en Aranjuez ha sido el sueño de todo guitarrista. Unos por el lastre de una formación académica, otros por insuficiencia técnica, chocaban con el espiritu y con la letra de una composición a veces tan intrincada como el Jardín del Principe ribereño.
No resultaba, por tanto, extraño, que un gran intuitivo de la música y deslumbrante artista como era Paco de Lucía, a quien hemos admirado siempre por sus vuelos improvisatorios y su imaginación armónica, se atreviera a recrear el Concierto de Aranjuez desde su estilo único.
Y terminaba diciendo: “Desprovisto de fórmulas y escuelas, prodígio de la guitarra más hondamente española, Paco de Lucía, nos ofrece una dimensión nueva e insospechada del “Concierto de Aranjuez, la imperecedera partitura de Rodrigo cobra así una libertad expresiva desconocida, se hace en sus manos cultura de la sangre y de la carne, vuelve al hondón nutricio del que surgió".
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