La Comédie Française vende su Teatro Efímero a la Ópera de Ginebra
La estructura permitirá mantener la programación del Grand Théâtre suizo durante sus obras La sala se levantó en el Palais Royal de París durante la remodelación de la sala Richelieu
Hacía un año que la sala de 750 plazas que la Comédie Française construyó en 2012 para albergar sus prestigiosas representaciones durante la remodelación de su histórica sala Richelieu había dejado de servir. Sus responsables buscaban desde entonces una nueva vida para esta espectacular estructura de madera de unos 1.600 metros cuadrados que ocupaba los jardines parisienses del Palais Royal. Tras unas conversaciones con el gobierno libio que no prosperaron por “problemas administrativos”, la sala ha sido adquirida por el Grand Théâtre de Ginebra, la opera de la ciudad suiza, que este martes oficializó en París el traspaso. Los responsables helvéticos han anunciado un desembolso de unos cinco millones de euros para hacerse cargo de la demolición, traslado y reconstrucción de la ahora sala itinerante, que permitirá mantener la programación durante las obras que prevé el Grand Théâtre entre el verano de 2015 y el de 2017.
La administradora de la casa de Molière, Muriel Mayette-Holtz, dio el pistoletazo de salida a la gigantesca operación de traslado, desmontando simbólicamente una de las butacas de la sala. La operación de desinstalación durará alrededor de seis meses —su instalación requirió unos cuatro— y los responsables ginebrinos esperan que la estructura llegue a su nuevo destino para el mes de septiembre. De aquí a entonces concretarán su nueva ubicación, todavía no definida y que podría acabar en las cercanías del palacio de las Naciones Unidas. El nuevo nombre de esta peculiar sala es de hecho Teatro de las Naciones.
Construcción del Teatro Efímero en 2011. / KLH
“Cuando visité por primera vez el Teatro Efímero de la Comédie Française, enseguida sentí el alma única de este lugar mágico”, señaló el director general del Grand Théâtre de Ginebra, Tobias Richter, quien se desplazó a la capital francesa acompañado por Lorella Bertani, presidenta de la Fundación de la institución ginebrina, para firmar la compra. Entre enero 2012 y marzo de 2013, la sala, aplaudida por su comodidad y por su calidad acústica, ha acogido más de 400 representaciones. “Gracias a la nueva sala que construiremos en Ginebra (…) podremos seguir ofreciendo a nuestros abonados y nuestro público óperas, ballets y recitales de calidad”, añadió.
El Grand Théâtre utilizará ahora la estructura de base de la pieza —5.000 metros cuadros de madera, compuestos por unos 80 paneles de 3 metros de ancho por 11 de alto y 40 centímetros de espesor— para convertirla en una sala con capacidad para acoger representaciones de ópera y de ballet. La remodelación, que incluye la ampliación para dar cabida a 1.150 espectadores, unos 450 más que el Teatro Efímero, la creación de un espacio para el coro y la incorporación de camerinos para los artistas, estará dirigida por la arquitecta Daniela Liengme.
El coste de global de la operación está estimado en algo más de seis millones de francos suizos, unos cinco millones de euros, aunque los propios responsables admiten que con la remodelación podrían superarse las previsiones. Sin embargo, ni los administradores de la institución parisiense ni los de la ginebrina han querido detallar el precio de la venta en sí. La Comédie Française había desembolsado unos cuatro millones de euros en su construcción.
La venta pone fin así a la odisea en la que se había convertido para el teatro francés encontrar un comprador para una estructura tan particular. Tras diversas conversaciones con diferentes instituciones de otras ciudades francesas que no prosperaron, la casa de Molière había anunciado el pasado de mes de diciembre haber llegado a un acuerdo con el gobierno de Trípoli y celebrara en un comunicado el “acercamiento con el mundo cultural y artístico libio”. Sin embargo, “problemas administrativos” estaban atrasando demasiado la finalización de la operación, por lo que finalmente se decantó por la oferta ginebrina.
Pero la aventura no acaba aquí para esta itinerante estructura. Una vez finalizadas las obras de remodelación del Grand Théâtre de Ginebra, en el verano de 2017, el teatro reconvertido en ópera tiene vocación a seguir viajando. Los nuevos propietarios aseguran tener ya varias propuestas para su traslado.
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