Un escenario tomado por veinteañeros

Más de 160 adolescentes abarrotan una de las salas del madrileño Teatro Conde Duque. Ha acabado la función, y frente a ellos un hombre declama apasionadamente: “La cultura no es un lujo, sino una forma de vivir. Cultura es esto [señala al escenario, ocupado por siete jóvenes aún caracterizados, apenas mayores que el público] y esto [hace lo mismo con el patio de butacas]”. Los espectadores escuchan atentamente. Alguno de ellos incluso asiente. Invasión, de La joven compañía, en cartel hasta el 1 de febrero, ha conseguido hacer ceder sus barreras.

Teaser de 'Invasión', de Guillem Clua para La joven compañía.

El que hablaba era David Peralto, director artístico del grupo y cabeza pensante, junto al director de escena José Luis Arellano, del proyecto Teatro Joven, que pretende ser “un lugar de encuentro entre profesionales del sector, profesores y alumnos de secundaria”. El hallazgo del programa y también su pilar ha sido crear una compañía de jóvenes entre 18 y 23 años al modo del National Youth Theatre británico. Este grupo de más de 40 chicos y chicas —entre actores, tramoyistas, figurinistas, atención al público, comunicación…— es el que puso en marcha Fuenteovejuna, de Lope de Vega, el pasado año. Una obra que vieron más de 4.000 personas y que viajó hasta el Teatro Lliure de Barcelona.

El proyecto, la gira, actuar en un teatro de Madrid: todo supone un sueño para estos jóvenes actores y técnicos que se encuentran en la frontera entre el teatro amateur y el profesional, corriendo velozmente hacia el segundo. “Con esta experiencia y el equipo que tenemos, que son nuestros guías, me siento más segura a la hora de enfrentarme a esa posible vida profesional que todos deseamos. Aquí aprendemos el amor y el cariño por este oficio”, cuenta María Romero, Carol en la obra.

Muchos de los integrantes de la compañía han estudiado en escuelas municipales de teatro (Arellano dirige la de Parla); otros se han ido formando por su cuenta. No son tan distintos, en realidad, de los chavales que les siguen atentamente desde la butaca. Y esa es una baza a su favor. "Se oferta ir a los insti a hablar con ellos porque les llama mucho más que se lo expliquemos nosotros, que les estamos hablando de tú a tú", cuenta Víctor de la Fuente (21 años), el Comendador de Fuenteovejuna y Julio en Invasión. Por lo demás, no es un público difícil, o eso asegura Ángela Martín (20 años), Eli en la pieza: "Es un público expresivo, que comenta todo, pero que a la vez está muy atento, muy pendiente de lo que haces. Es fácil saber si les está llegando o no". 

Invasión, además, les ofrece un mundo de ciencia ficción, una España invadida por extraterrestres, que quizá no esté muy lejos de su imaginario. Su dramaturgo, Guillem Clua, ve la elección del texto dentro del proyecto como una apuesta por el teatro contemporáneo en castellano. El escritor recibió “con entusiasmo” el encargo de La joven compañía: “El programa está llenando un vacío alarmante. Es difícil hacer que los institutos entiendan que hay gente que está escribiendo ahora y que tienen cosas que decir”. Para mediar entre creadores y docentes, Peralto y Arellano crearon lo que los niños llaman cariñosamente “Comité de sabias”, un concilio de seis profesoras y cuatro profesores de Literatura en distintos centros de secundaria que les orienta, entre otras cosas, sobre estrategias de programación. La consigna fue clara, según cuenta Peralto: “proponer un clásico que esté en el programa de la ESO, un dramaturgo contemporáneo español y uno extranjero”.

Sobre este punto trabajan ahora, tras contactar con el National Youth Theatre, que lleva haciendo lo que ellos, incentivar la demanda de cultura entre los jóvenes, 57 años. "Y así les va", apostilla Peralto. La joven compañía ha llegado a un acuerdo por el que el centro británico les dejará representar una de las obras de su repertorio: Tory Boyz, Romeo y Julieta o Príncipe de Dinamarca. Un paso más en sus esfuerzos por hacerse un hueco en un mundo, el de los adultos, que no siempre les ha recibido de la mejor manera, como explica Víctor de la Fuente: "Queremos  reivindicar esta juventud que ha sido tachada de nini, de generación del botellón… Que vean que hay gente luchando por lo que les gusta y que lo está consiguiendo. Que lo vean los más jóvenes, que cuando todo el mundo tienen en mente un mismo objetivo, las cosas van saliendo".