10 discos esenciales del indie latinoamericano en 2013
Chile demuestra su condición de potencia y Puerto Rico se sitúa como la revelación del año
No es un secreto para nadie, al menos en la región, que la música independiente de América Latina vive un gran momento. Comandado por Chile (considerada la Suecia de este lado del Atlántico, gracias a una nueva generación de músicos que hicieron del pop una expresión idiosincrática característica), el indie panamericano —al igual que las crisis que nos aúnan— ha sintonizado, unificado y equilibrado a todo un continente a partir de una misma expresión. Se trata de un fenómeno artístico sólo comparable con el auge de la cumbia en los sesenta. Al punto de que la autogestión, la libertad artística y los propios artífices, debido a los problemas económicos que nos ahogan o al monopolio de las tendencias, ha obligado a la industria cultural (privada y estatal) a renovar sus conceptos e imaginarios, y al público a ponerse al día sobre los motivos que encierran una manifestación que no ha hecho más que concentrar y amplificar lo que es moneda corriente en las diferentes sociedades que componen, así como la denominó el filósofo mexicano José Vasconcelos Calderón, a “La raza cósmica”.
Después de que la semana pasada aparecieran las últimas encuestas acerca de lo más relevante del año, sufragadas por medios especializados de América Latina y Estados Unidos, ofrecemos, a manera de síntesis, un balance de los 10 álbumes que mejor supieron definir lo que fue el 2013 en la música independiente de esta parte de occidente.
La minoría hispana
En los Estados Unidos, donde los hispanos se convirtieron en la minoría más numerosa de ese país, la producción del conjunto de artistas del indie de esa comunidad experimentó uno de sus mejores años. Además de Mala, de Devendra Banhart, cantautor texano de madre venezolana, otro título sobresaliente fue Invisible Life, de Helado Negro, proyecto de pop onírico del hijo de ecuatorianos Roberto Carlos Lange. Al igual que el debut de una de las revelaciones de 2013: Empress Of, de System, álter ego de Lorely Rodríguez, artífice de origen mexicano a la que se le compara con Grimes. Sin embargo, lo suyo advierte el destino de la música latina.
Álex & Daniel: Álex & Daniel (Quemasucabeza)
No había terminado de escuchar el tema de Teleradio Donoso cuando Daniel Riveros (más conocido como Gepe) ya estaba pensando en llamar al líder del hoy desaparecido grupo santiaguino, Álex Anwandter, para proponerle grabar un disco en conjunto. No obstante, a pesar de que el proceso de realización llevó cuatro años, debido a que la dupla tuvo que lidiar con sus respectivas carreras solistas, Álex & Daniel firmó una fantástica ópera prima en la que le rinde tributo al pop a través de ocho canciones en las que, si bien quedan al descubierto sus perfiles sonoros (uno intimista, el otro efusivo), prima el equilibrio de la emoción.
Dënver: Fuera de campo (Precordillera)
Tamaño disco se mandó Dënver. Si bien ya era una faena complicada superar al espectacular Música, gramática, gimnasia (2010), el álbum que lo ascendió a capitán de la Invasión Chilena que hoy conquista al mundo, en su tercera producción la pareja conformada por Mariana Montenegro y Milton Mahan reafirmó su veta de pop discotequero y canción sensible, al tiempo que se soltó el moño del formato para construir temas work in progress (a lo Stereolab), destellos rockeros y estados bajoneros. Además de la salida de Fuera de campo, la otra buena noticia de la dupla, tras los amagues de separación, es que sigue adelante.
Frikstailers: En son de paz (ZZK Records)
Frikstailers es el Datf Punk de la cumbia. Si bien sus identidades no se escudan en cascos, aunque sí pelaron toda una estética extraterrestre del glam, el dúo argentino, establecido en la capital mexicana, se apeó a su entelequia acerca del futuro, con la electrónica como dinamo del cambio, para revolucionar a la reina de los estilos musicales de América Latina. Lo que quedó en evidencia en En son de paz, dilatado álbum debut del tándem cordobés, integrante del colectivo Zizek, en el que al calor del beat digital y de la melodía libertina plantea un modo categórico de desembarcar en la pista de baile.
Fragmento del álbum 'En son de paz' de la banda Frikstailers, editado por zzkrecords.
Füete Billëte: Música de capsulón (Independiente)
Al tiempo que Kayne West se rodeaba de productores de todos los calibres para diseñar Yeezus, Füete Billëte, a falta de presupuesto, y desde el under puertorriqueño, se valió de Internet para producir uno de los discos más inesperados del año: Música de capsulón. Y es que hasta fines de 2012, cuando lanzó su sencillo Bien guillao, nadie conocía al trío de San Juan, cuyos integrantes provienen del rap y del punk de la isla. Será por eso que su estética, oscura, minimalista y repelente (al igual que narcótica y sonera), no sólo musical, sino visual, invoca a Death Grips e incluso a Asap Rocky. Hip hop de ciencia ficción.
La diáspora
Tras coproducir Yeezus, de Kayne West, Arca se tornó en figura del hip hop enrevesado. Por lo que su mixtape &&&&& permitió que su discografía fuera revisitada, y ensalzada como objeto de culto. No obstante, a diferencia del artista venezolano residenciado en Nueva York, el chileno Matías Aguayo, genio de la vanguardia electrónica afincado en Berlín, ya ostentaba una longeva reputación musical, que con The Visitor recibió el título de "Jacques Cousteau del beat latinoamericano". Todo lo contrario a la colombiana Lucrecia Dalt, quien luego mudarse a la capital alemana empezó de abajo, y de qué manera: Syzygy, una oda al éxito sufrido
Ibi Ego: MCMXCVIII (Discos Tormento / Prima Crush)
A una década de su creación, Ibi Ego causó sorpresa en 2013 al editar al fin su debut discográfico: MCMXCVIII (o 1998). Así que tras atravesar varias encarnaciones estilísticas, que oscilaron entre el post punk y el lo fi, esta producción encuentra al grupo tijuanense prendado al dream pop. No obstante, este repertorio solvente y coherente, enlazado por los estados de ánimo, las texturas y el bilingüismo (al que sus integrantes apelaron por su condición fronteriza), pese a que fue confeccionado en los últimos tres años, no sólo aparece en el momento de mayor madurez creativa del trío, sino que exaltó su condición de banda de culto del indie mexicano.
Juana Molina: Wed 21(Crammed Discs)
Ya lo había advertido en el tema que le da nombre a su disco anterior, Un día (2010): “Voy a hacer cosas que no hice jamás”. Y lo cumplió. Si bien Wed 21 sostiene, amén el olfato experimental y del onirismo loopero, la redención por la música popular rioplatense, el más reciente álbum de la cantautora argentina brinda nuevas variantes en su hechura: el trabajo a contrarreloj, el sonido de banda, y el afán por reinventar el papel de la voz en la canción. A sus 51 años, Juana Molina no sólo firmó uno de los mejores títulos de 2013, sino que se consagró como la estrella de la vanguardia sonora de su país en el mundo.
La Vida Bohème: Será (Nacional Records)
Si el indie latinoamericano fuera un aula universitaria, La Vida Bohème sería sin duda el polímata de la clase. Tras la salida de su impactante debut, Nuestra (2010), el grupo venezolano recortó la cursada para presentar su tesis de grado: Será, un disco tan complejo como elocuente (avalado por el último el Grammy Latino con el premio al Mejor álbum de rock). Sucede que el cuarteto caraqueño se dio a la tarea de ofrecer en una de las épocas más surrealistas de Venezuela, aparte en clave de pop, su hipótesis sobre la situación sociopolítica de su país, en la que cita en el pie de página a Kraftwerk, al poeta local Andrés Eloy Blanco y a Juan Luis Guerra.
Las dos primeras canciones que abren el nuevo álbum de La vida Bohéme, 'Será'.
María y José: Club negro (Prima Crush)
Club negro es la confirmación del buen momento que atraviesa el ruidosón: respuesta tijuanense a la asonada orquestada por el tribal guarachero en Monterrey. Además, esta producción posiciona a Tony Gallardo, creador de este laboratorio sonoro unipersonal, como el nuevo genio de la modernidad sonora de la nación norteamericana. Y es que el segundo álbum de María y José manda al dancefloor un camión de carga sin freno en cuyo interior tradición y vanguardia firman un pacto de colaboración recíproca, mientras su autor reflexiona acerca de las consecuencias de la violencia en México. Pop pistero, tropical y concienzudo.
Systema Solar: La revancha del burro (Sambumbia)
A tan sólo semanas para que el 2013 expirara, Systema Solar sorprendió con un cachetazo fiestero: La revancha del burro. Se trata de un trabajo que desprecia los preconceptos sonoros ya establecidos para izar un nuevo orden musical. Y es que de otra forma no hubiera sido posible que Totó la Momposina se prendería al beat del Chicago house o Massive Attack saliera ileso de su excursión al Palenque de San Basilio. Además, el colectivo colombiano, en un arrebato de coraje, a la que le sacó la tilde nostálgica, puso a prueba el castellano de Debbie Harry (Blondie) para erigir un bolero futurista. Odisea hacia una dimensión desconocida.
The Holydrug Couple: Noctuary (Sacred Bones Records)
Estos hijos australes de los Silver Apples firmaron una de las grandes rapsodias psicodélicas del año pasado. Noctuary, el segundo álbum de The Holydrug Couple, es un bombardeo constante de estimulación canábica, una invitación a desconectarse de la lucidez. Eso sí, sin caer en los lugares comunes del trip, ni del género, más allá de que el dúo chileno haya sido comparado con Tame Impala. Y es que si en algo coincide la banda de Ives Sepúlveda y Manuel Parra con el combinado australiano, amén de su enfoque moderno del delirio, es en la destilación de la melodía y en el pop aletargado. Aunque en su repertorio también abunda el blues espacial.
La integración brasileña
Mientras Brasil se integra culturalmente al resto de América Latina, y repiensa su nueva morfología sonora, la música independiente del Gigante Amazónico ganó terreno en 2013 con varios discos que cambiaron los conceptos de la industria y del público. El más impactante fue el álbum debut del rapero Emicida, O glorioso retorno de quem nunca esteve aqui, que demostró que el hip hop local también podía ser moderno. Al tiempo que el cantautor Castello Branco renovaba el discurso de la Nueva Era y de la MPB con su ópera prima, Serviço, y el grupo Apanhador Só presentaba un indie de compromiso social en Antes que tu conte outra.
Babelia
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