Muere Frank Wess, un grande de las ‘big bands’
Saxofonista y flautista, fue un puntal de la orquesta de jazz de Count Basie
Frank Wess lo aceptaba: “Soy y moriré siendo un hijo de Count Basie”. La suya fue una relación a mutua satisfacción; Wess era a Basie lo que el kétchup al hot-dog. Sus composiciones, tanto como sus aportaciones instrumentales como flautista y saxofonista, enriquecieron el sonido de la orquesta en un periodo crucial de la misma, los años cincuenta, representados por un disco extraordinario: The atomic mr. Basie. Frank Wellington Wess falleció el pasado 30 de octubre a consecuencia de la insuficiencia renal que padecía. Tenía 91 años de edad.
Wess era originario de Kansas City, la patria chica de Charlie Parker, quien era solo dos años mayor que él. Como este, empezó tocando el saxo alto, instrumento que abandonó para dedicarse al tenor y la flauta. Durante décadas acaparó el primer lugar en las encuestas de la revista Down Beat en la categoría de mejor flautista, bien es cierto que la competencia era escasa. Los flautistas de jazz, por entonces, podían contarse con los dedos de la mano.
Su carrera profesional despegó en los meses anteriores a la II Guerra Mundial. Contratado para tocar como acompañante del vibrafonista Lionel Hampton, terminó no se sabe cómo recorriendo los frentes de guerra con una orquesta de variedades. En alguna ocasión, recordaba, pusieron a bailar a norteamericanos, ingleses y alemanes al tiempo. Se entiende que los últimos debían de ser prisioneros de guerra.
De vuelta en casa fue fichado por el cantante Billy Eckstine para su big band. Wess, a qué dudarlo, era un hombre de orquesta, ese era su elemento natural, en el que se sentía más a gusto. En 1953 entró a formar parte de la orquesta de Count Basie. Para entonces, la banda vivía una segunda juventud definida por el nuevo sonido ligero y swingeante que aportaban los arreglos y composiciones de Neal Hefti y Quincy Jones, y la brillantez de los nuevos solistas, como Joe Newman, Eddie Davis o los 2 Franks, Frank Foster y Frank Wess, a los saxos. La “banda atómica de Basie” daría un nuevo significado al término cool en piezas como Li’l Darlin, original de Hefti, y Shiny stockings, compuesta por el propio Wess.
Si algo puede decirse de Frank Wess es que siempre fue fiel a sí mismo, lo que viene demostrado por los discos que grabó a su nombre en los que gustaba de utilizar a sus compañeros de atril para interpretar una música que suena a Basie por los cuatro costados. Visitó España con asiduidad, con orquestas que trataban de recuperar el espíritu de la banda de Basie, ya fueran Los hijos de Basie, como sus nietos o sus primos lejanos, o la Barcelona Jazz Orchestra, con la que actuó en 2008, en el Festival de Jazz de San Sebastián.
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