Los españoles que triunfan en la escena inglesa
Isla Aguilar y Miguel Oyarzun llegan a Matadero Madrid con una selección de lo más aplaudido de su prestigioso BE Festival
Sobre una servilleta de un restaurante indio de Birmingham: ahí empezó todo. Isla Aguilar y Miguel Oyarzun habían llegado a la ciudad inglesa de la mano de su amigo Mike Tweddle con el ansia de hacer teatro, y ante un plato de curri, los tres le fueron dando forma a lo que apenas habían bosquejado en una conferencia del Arts Council: fundar un festival de teatro de vocación europea, que sirviera para romper las barreras del idioma y con un formato diferente, y destinado al intercambio de la experiencia escénica. En ese pedazo de papel dibujaron el programa de sus sueños. Era 2010, a los seis meses lo pusieron en marcha; de las 70 propuestas de participación de ese año han llegado a 530 este. Ahora, han pasado cuatro ediciones y el BE Festival (Birmingham European Festival) nada en el prestigio, por las excelentes críticas a los montajes que programan y por haberse convertido asimismo en una plataforma en que las compañías encuentran futuras oportunidades, una suerte de mercado. Si en un principio saltó de la antigua fábrica de metal de Birmingham a otras ciudades inglesas con una selección de lo más exitoso de cada año, ahora llega a la Naves del Español en Matadero Madrid en su primera gira fuera de las fronteras británicas, tras haber pasado por el Barbican de Londres. El Best of BE Festival arrancó ayer miércoles, hasta el 2 de noviembre.
En Madrid se podrá saborear parte de lo que ha contribuido al éxito de este certamen, y será por las puestas en escena del trío francés Betti Combo con su espectáculo circense Al cubo, de los húngaros Ferenc Fehér que mezclan la danza contemporánea, las acrobacias y las artes marciales en Tao te, y de los daneses Out of Balanz con Next Door (inglés con subtítulos en castellano). Un poco así de lo mejor de cada casa de acuerdo con jurado y público del certamen en Inglaterra, en un evento que dura cada día dos horas y cuarto y que se cierra con un encuentro entre espectadores y artistas a la manera de lo que se viene haciendo en Birmingham. Los espectadores tendrán un descuento para cenar en la Cantina de Matadero o en el restaurante.
En esa misma fábrica de Birmingham que acoge cada julio el BE Festival se organiza cada día de la semana que dura —en 2014 se extenderá por otros cinco más— una cena en el restaurante de grandes mesas comunales preparado al efecto con comida casera. “Se genera comunidad y complicidad. Se sientan juntos espectadores, artistas, voluntarios, programadores… y se rompe esa cosa piramidal en que cada cual está por su cuenta”, explica Oyarzun.
Cruce de fronteras y barreras lingüísticas “con obras muy físicas”, y, además, distintas propuestas escénicas y plásticas. El BE Festival sigue el siguiente formato: cada noche hay cuatro obras cortas de 30 minutos; dos en la primera parte, el intermedio de una hora para la cena; a continuación las otras dos obras, seguidas de un concierto. “Así podemos poner montajes que sabemos que van a ser más accesibles y algunas que son más arriesgadas”, comentan Oyarzun y Aguilar manifestando así su intención de construir criterio. Para las compañías que actúan en cada edición hay una condición: que se queden la semana entera. De esta manera, se organizan talleres, encuentros, el Feedback Café (precisamente como lugar de reacciones y opiniones también) y actividades varias que hacen que el BE Festival trascienda la escena. “Pedimos todo el tiempo la participación del público. El debate que se genera es muy bonito”, asegura la co-directora Isla Aguilar.
De la servilletita todo fue creciendo sin subvenciones, sin saber si tendrían dinero. “Así lanzamos una convocatoria para artistas... Llamamos a todas las puertas con ideas muy imaginativas. No teníamos absolutamente nada", recuerda Oyarzun y Aguilar sonrientes. Ahora las críticas buenas se suceden tanto por parte de los medios especializados ingleses como de los generalistas, que alaban su programación, además de su vocación internacional y la atmósfera íntima que se logra crear. Y es fuente de más negocio. “Nos desvivimos por invitar a programadores y críticos…”. De esta manera, aseguran los creadores del festival, el 70% de las compañías que actúan en el certamen logran desde esta plataforma más actuaciones en el futuro.
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