Lección de afición
El colombiano Luis Bolívar anduvo mandón y sobrado, pero quizá falto de mimo
La afición se sienta en el tendido. Suena obvio pero no lo es tanto si se tiene en cuenta lo cuesta arriba que se le ha hecho la temporada a la empresa. Tanto que pensaron en saltarse las costumbres no escritas, esas que son ley en el toreo, para poder dar toros el domingo, más cómodo supuestamente para ellos, que celebrar la corrida el 12 de octubre. Entre los argumentos de la empresa estaba que iría más gente en domingo. La realidad ha sido otra, a pesar de ser un cartel con aliciente relativamente medido y ya metidos en el otoño hubo más de un tercio de entrada. Los domingos que se roza el cuarto del aforo son casi un milagro.
Igual resulta que la gente prefiere ir a los espectáculos los sábados, mucho más cómodo si se es de Lorca y se sigue al torero local, Paco Ureña, que si se quieren desplazar un domingo y después volver a casa de madrugada. Esto quizá fue lo más interesante del festejo, ver que en Madrid siguen despertando interés los toros a poco que se haga una propuesta con gusto.
Lo demás estuvo dentro de los derroteros habituales. Una corrida que se tapaba por delante, que medio se dejó en el caballo, se vino abajo en la muleta, pero no termina de romper. Como pasan el reconocimiento sin problemas y tampoco despiertan revuelo ni grandes pitadas, son cómodas para organizar la cita sin complicaciones pero las posibilidades de éxito son bastante limitadas.
PEREDA / BOLÍVAR, UREÑA, FLORES
Toros de José Luis Pereda, bien presentados y nobles, salvo el sexto. Algo flojos, se fueron quedando cortos. El quinto, un remiendo de S. Herrero, manso.
Luis Bolívar, de Colombia: silencio tras aviso y ovación.
Paco Ureña, de Lorca: Ovación en ambos.
Sergio Flores, de México: palmas y silencio tras aviso.
Las Ventas: Más de un tercio del aforo cubierto. Corrida Extraordinaria del día de la Hispanidad.
La elección de los toreros se hizo con la intención de dar un toque hispanoamericano. Luis Bolívar, de Colombia, bien conocido, anduvo mandón, sobrado, en el sitio, pero quizá falto de mimo. El torero, acostumbrado a tragar casi todas las tardes, obligó en exceso a su lote y terminaron por rajarse.
Paco Ureña, luchador incansable, volvió a dar la cara. Desde el primer quite, por gaoneras, al toro del compañero, al último lance. Se le aplaudió la colocación con el segundo de la tarde y lo intentó sin suerte en el quinto. Tendría que corregir la forma de entrar a matar, con la mano del estoque más adelantada que la izquierda, es difícil que los toros se muevan y pueda encontrar el hoyo de las agujas. Se tira, pero a toro parado. Aún así, a la segunda intentona del quinto recetó el mejor volapié de la tarde.
El mexicano Sergio Flores, promesa en sus tiempos de novillero, acusó lo mucho que le han castigado los toros este último año. Estuvo por encima de la corrida, pero con algunas dudas y sin argumentos claros.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.