La leyenda moderna de Belo Horizonte
Los hermanos Paulo y Rodrigo Pederneiras han puesto a Brasil en el mapa mundial de la danza gracias a la compañía Corpo
Los hermanos Paulo y Rodrigo Pederneiras han puesto a la ciudad de Belo Horizonte en el mapa mundial de la danza. La compañía brasileña Corpo, que en los últimos tiempos ha sido huésped fijo de los Teatros del Canal de Madrid en sus giras europeas, es la agrupación de danza contemporánea más internacional y reputada de Brasil. Los Teatros del Canal acogieron en su momento el programa “Bach/Parabelo”, de gran lucimiento técnico para un conjunto muy preparado y de gran vitalidad, obras que representan muy bien el estilo del conjunto, su personalidad estética, pues están dirigidas por Paulo Pederneiras y coreografiadas por Rodrigo Pederneiras, con escenografía de Fernando Velloso y del propio Paulo.
La compañía Corpo nació en 1975 cuando los Pederneiras llamaron al coreógrafo argentino Óscar Araiz, que creó “María, María” con música de Milton Nascimento. Allí fue el momento de pensar en estabilizar el conjunto, dotarlo de nueva sede (lo que sucedió en 1978) y de albergar otras ambiciones mayores. Es así que la personalidad de Corpo se ha fraguado por la creación constante y pausada, por ese repertorio siempre original y motivado por la búsqueda de una estética propia. En 1981, Rodrigo pasa a ser coreógrafo titular residente y Paulo director artístico, responsable de luminotecnia y escenográfo consultor. Todo estaba listo entonces para el trabajo de creación; he aquí una relación imprescindible de sus hitos coreográficos más señeros:
1985: Preludios (Chopin); 1989: Misa del orfanato (Mozart); 1992: 21 (Uakti/Guimaraes); 1993: Nazareth (Ernesto Nazareth); 1994: Siete u ocho piezas para ballet· (Glass); 1996: Bach; 1997: Parabelo (José Miguel Wisnik); 1998: Benguele (Joao Bosco); 2000: O Corpo (Arnaldo Antunes) y 2002: Satagustin (Tom Zé).
Con la obra Bach (1996), el estilo barroco del compositor Juan Sebastian Bach y el característico rítmico de la región brasileña de Minas Gerais, se funden en una pieza de gran sensibilidad. La coreografía aborda un tejido de superficie, mientras que con la música se pretende llegar hasta la esencia de las partituras del alemán. En Parabelo (1997), la estética de las ofrendas sagradas o exvotos sirven de inspiración para una escenografía que roza el surrealismo, y en ella destaca la intensidad de las tonalidades del vestuario de la diseñadora Freusa Zechmeister, que crea un juego de luces y sombras sobre los cuerpos de los bailarines, que terminarán por desnudarse de su velo protector, una fiesta sensual y explosiva ensalzando el ritmo interior y apoyándose en la temperatura misma de los colores.
El Grupo Corpo fue fundado por puro amor a la danza. Belo Horizonte carecía de tradición. Los hermanos Rodrigo y Paulo Pederneiras lucharon por el prestigio y un estilo particular. El resultado es una compañía de danza contemporánea eminentemente brasileña en sus creaciones, pero que no desecha la influencia de las corrientes internacionales de nuestro tiempo, como ya apunté una vez en este diario. Pensemos que su primer espectáculo, María María, fue un hallazgo para público y crítica de todo el mundo y un verdadero récord en la producción local: recorrió catorce países y fue bailado por todo el inmenso Brasil desde 1976 hasta 1982 en una labor casi evangelizadora.
Las producciones de Corpo tienen una dimensión de óperas visuales, en el sentido de esa colaboración estrecha entre danza, plástica y sonido. Para esto, desde 1992, Corpo creó un programa para encargar partituras expresamente para ser coreografiadas y danzadas por el conjunto.
Si Brasil es un gran país en constante crecimiento y extensión, como otra vez también escribí: “La vitalidad es parte de producto Corpo”. Son más de 30 años de reputación energética en la escena de danza., donde los elementos populares, sincréticos y del mestizaje aparecen fusionados con sutileza y buen gusto en ritos de modernidad expresiva.
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