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CRÍTICA: 'LA MALETA DE MARTA'
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La cicatriz interior

Con la violencia de género solo cabe la concienciación. En ese sentido, la existencia de documentales como este es, en principio, irreprochable como concepto

Javier Ocaña
Fotograma de 'La maleta de Marta'.
Fotograma de 'La maleta de Marta'.

Ver a una mujer con las cicatrices de 16 puñaladas causadas por el que fue su marido durante más de veinte años y aún es el padre de sus hijas expresarse con la convicción y la valentía de la protagonista de La maleta de Marta está por encima de cualquier reproche a una determinada película. Con la violencia de género no caben los compartimentos estancos. Tampoco caben los peros. Solo la concienciación y la educación. Y, en ese sentido, la existencia de documentales como este es, en principio, irreprochable como concepto. Eso sí, un asunto es el perturbador hecho social de que los hombres maten a sus mujeres en la inmensa mayoría de los países del mundo (la universalidad como lacra) y otra que no se pueda realizar un análisis sobre cómo un determinado cineasta ha abordado la problemática, y hasta allí nos vamos.

Günter Schwaiger es un austriaco afincado en España desde los años noventa que, en la última década, ha ido realizando variados documentales que, en principio, poco tienen en común en sus temáticas, pero que quizá comparten las ansias del director por acercarse a muy distintas realidades sociales desde una óptica humanista y cercana que, lejos del análisis concienzudo, sí presente al menos una inmediatez lo suficientemente turbadora como para llegar a enervarse o empatizar con sus protagonistas. Así, El paraíso de Hafner (2007), sobre un octogenario nazi alemán residente en España, Arena (2009), acerca de la tauromaquia en toda su extensión, desde la ilusión del maletilla hasta los antitaurinos, pasando por las figuras de la llamada fiesta nacional, y La maleta de Marta tienen parecidos defectos y semejantes virtudes.

En el primer caso, una cojera periodística en materia de narración y fuentes que le hace saltar de un lado a otro, de Salzsburgo a Madrid, sin demasiado orden y con una ligera ausencia de datos que, o no acaban de ofrecerse, o entran tarde en el relato, cuando el espectador ya lleva un rato preguntándose por ellos. Ahora bien, en el capítulo de las virtudes, una vez más, como ya ocurría en el caso del nazi negacionista del Holocausto, solo el hecho de haber logrado que una persona cuente con esa proximidad cómo su marido la atropelló para luego asestarle infinidad de puñaladas, entre ellas una en el cuello que casi la degüella, Schwaiger ya se ha apuntado un pequeño tanto.

La maleta de Marta

Dirección: Günter Schwaiger.

Género: documental.

España, Austria, 2012.

Duración: 90 minutos.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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