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Gerard Mortier: “No me querían aquí, lo sé hace tiempo”

El Exdirector artístico del Teatro Real habla sobre su destitución fulminante tras la contratación de su sucesor, Joan Matabosch

D. V.
El exdirector del Teatro Real, Gerard Mortier, fotografiado en el vestíbulo del coliseo madrileño en 2008.
El exdirector del Teatro Real, Gerard Mortier, fotografiado en el vestíbulo del coliseo madrileño en 2008.bernardo pérez (EL PAÍS)

Gerard Mortier (Gante, 1943) tenía ayer un día complicado para su tratamiento. Esperaba noticias de la reunión de la comisión ejecutiva donde se iba a nombrar a su sucesor. Llegaron a través de la prensa. Ya sabía que Joan Matabosch sería el elegido. Pero no imaginaba que su destitución iría aparejada al nombramiento.

 R. Nadie me ha llamado durante estos cuatro días. No me han informado de que el sucesor estaba elegido. Sabían que hoy tenía una sesión de quimioterapia. Es una situación jurídica complicada. Ahora tienen dos directores artísticos. Pero no estoy muerto aún, aunque a alguno le gustaría.

P. Por qué amenazó con irse si elegían un sucesor sin un proceso abierto?

R. No es porque nombren a Matabosch, sino porque no han hecho un proceso normal y abierto para una gran institución como es el Real.

P. ¿Cómo ve a su sustituto para continuar la parte pendiente de su proyecto?

R. Es un hombre muy simpático y le aprecio. Pero no tiene nada que ver con el proyecto en curso. Me da miedo que no tenga fuerza para imponerse al Gobierno. Lo que quiere Miguel Ángel Recio (director general del Inaem) es dirigir desde su oficina el Teatro Real, como hace con la Compañía Nacional de Danza. Pero conmigo no lo ha conseguido.

P. ¿Qué pasa con el proyecto que ya está en marcha?

R. He hablado los artistas y muchos anularán sus actuaciones: Hengelbrock, Currentzis, Cambreling, Bychkov, Sellars, Muti, Hänchen, Wilson… Me preocupa también que se desintegre el coro. Y eso es lo que me hace sufrir más. Es un trabajo enorme de tres años que se destruirá en uno.

P. Mucha gente opina que usted también intentaba imponer a un candidato con los seis nombres que presentó.

R. No, lo que quería imponer era un proceso abierto como el que utilizan las grandes instituciones. Los debates en Salzburgo, París o La Scala han durado meses. Tenía seis candidatos, pero podría haber buscado más si no les gustaban. Es absurdo.

Al hablar de conflictos en la cultura española, Mortier alude a “una casta política de nulo nivel” que, según él, se entromete en cuestiones artísticas. Una semana después de la entrevista con EL PAÍS, donde denunciaba ese extremo, y según fuentes del Real, el ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert quiso imponer a Pedro Halffter como director musical titular.

R. En un momento en que España necesita tanto a Europa, el Gobierno sigue sin comprender que con su política cultural se quedan en la absoluta periferia. Madrid es hoy más provinciana que Barcelona. Son un clan cerrado, y no aceptan intrusos.

P. ¿Qué relación ha mantenido usted con ellos en este tiempo?

R. Lassalle no viene nunca a la ópera. En los dos años que lleva en el cargo (secretario de Estado de Cultura), ha venido una o dos veces al Patronato. Ya se lo dije: “No creo que se pueda dirigir un departamento así sin conocer las instituciones culturales”. ¿Recio? Es un advenedizo. Siempre muy bien vestido, puede que sepa algo de pintura… pero no tiene ni idea de música. Él necesita cortesanos, y yo nunca he sido así. Es gente sin clase o nivel intelectual.

P. ¿De dónde viene esta discrepancia?

R. En el Ministerio de Cultura (Lassalle, Recio, Wert…) quieren restaurar desde hace mucho tiempo la ópera en Madrid siguiendo la vieja idea de Esperanza Aguirre. Se han aprovechado de mi enfermedad para acelerar el proceso. No era necesario hacerlo en este mes. Creo que diciembre era suficiente, con dos años de antelación. Pero ha sido para mostrarme que no me quieren aquí. Lo sé desde hace tiempo. Y para ellos este era el momento perfecto: no es demasiado humano, pero perfecto desde el punto de vista maquiavélico. ¡Voilà!

P. Parece que en el último momento Wert ha intentado que Pedro Halffter estuviera en el proyecto de Matabosch...

R. Wert necesita a Cristóbal Halffter. Aunque no sea muy brillante, es muy poderoso con las relaciones públicas. Y el gran mérito de Pedro es ser su hijo.

P. ¿Cómo está su relación con el Patronato del Real y su presidente, Gregorio Marañón?

R. Creo que debería haber dimitido. Puede decir que debe defender el futuro del proyecto… En fin, es más bien tristeza lo que siento. Le considero un amigo y estoy triste por él. Va a sufrir mucho.

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Sobre la firma

D. V.
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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