Un cuaderno plagado de ideas para YouTube

Cuando era adolescente Víctor Blanco, happip para sus ciberamigos y admiradores de YouTube, no pasó por buenos momentos. O quizá sí lo hizo, pero eran aquellos que vivía en la realidad virtual, ya que en ese espacio tenía muchas más amistades que en la vida real. Gracias a los idiomas, a que fue “el primer chico de la clase” en tener Internet, y a que conoció a una amiga también ilustradora con la que se retaba a dibujar por horas y a hacerlo cada vez mejor, surgió su pasión por comunicar a través de la Red. Ahora este murciano de 25 años que hasta hoy casi ha alcanzado las 5.200 suscripciones en su cuenta de YouTube con sus videocreaciones, está muy asentado en lo tangible y le gusta. “No hay nada comparado a conocer a alguien en persona”, asegura por teléfono desde el campo cerca de Molina de Segura (Murcia). Pero Internet sigue siendo ese reino que le ofrece más posibilidades de mostrar su trabajo como ilustrador.

Blanco inició sus estudios en la Escuela Superior de Diseño de su ciudad, pero a los 18 años le surgió una oportunidad inesperada, precisamente porque alguien vio la página web que había creado y se prendó de los dibujos. Dibujar lo ha hecho siempre, y más porque sus padres lo animaron a ser creativo. Por el arte abandonó los estudios; había recibido una oferta para trabajar en una empresa de videojuegos en Salamanca. “Aquello fue como un sueño hecho realidad”, rememora. Pero las cosas para la compañía fueron mal y al año volvió a su carrera.

Lo cuenta en el vídeo sobre su trayectoria por el que ha sido seleccionado como Talento de EL PAÍS: va a todas partes, “hasta de fiesta”, cargado con un cuaderno. La inspiración no la puede situar en ningún artista concreto porque se empapa “de todo”. En papel ha ido acumulando los recuerdos de los últimos cinco años, pegatinas de eventos, dedicatorias, textos escritos “por algún amigo borracho”… Lo toma como forma de atrapar las memorias, y también de inspiración para sus trabajos. Pero puede haber algo menos analógico, por ejemplo, una conversación por Skype entre cinco personas da origen a su video “La pera es saludable”. En él se mezclan las situaciones surrealistas, la crítica e incorrección políticas, el famoseo y algo de sexo. Un recorrido por sus trabajos muestra su pasión por la fantasía —de pequeño estaba obsesionado por la sirenita—, su decidida apuesta por los beneficios para la salud de la fruta, que protagoniza algunos de sus videos, y el sentido del humor.

Hace dos años completó el proyecto final y decidió dar un paso más y convertirse en vlogger. “He conocido a mucha gente con inquietudes similares”, afirma, y su salto a YouTube lo describe como “una experiencia maravillosa” que le ha ofrecido la posibilidad de practicar su afición por contar historias en otro formato. La búsqueda de un empleo no ha dado tan buenos frutos sin embargo. Pero eso no significa detenerse. Su siguiente idea se relaciona con la eclosión de los cake pops, ese pariente de formato más práctico del cup cake para una historia de cocina en la que, cómo no, las caras son de fruta.

Ahora Blanco se gana la vida como freelance, realizando trabajos por encargo aquí y allá. “No sé si me podré dedicar a esto. Todo el mundo me dice que me marche de Murcia, uno no se puede quedar estancado…”. No recuerda exactamente cómo llegó a aquel día en que le dio al botón “enviar” para participar en Se busca talento de EL PAÍS. “Nunca he confiado mucho en los concursos, pero es una tontería, porque te das a conocer…”, admite. Ahora le ilusiona pensar que su trabajo va a alcanzar mayor difusión aunque, por contradictorio que suene, no desea “forzar las cosas”.