“Un atentado de ETA es para siempre, viene para quedarse... y se queda”
El diputado socialista por Vizcaya en el Congreso cree que "no hay un manual de la buena y la mala víctima, frente a lo que algunos dicen”
De los dos madinas, el segundo vino al mundo el 19 de febrero de 2002. El petardo que los fascistas del hacha y la serpiente pusieron en su coche le arrancó una pierna, ni más ni menos que eso. Qué fue del primer madina... no se sabe, o no se sabe en esta entrevista. El otro aprendió a ser feliz y hoy está hecho un ciclón. Hasta dicen que puede ser presidente de España un día. Parece de Bilbao, el tío.
Pregunta. ¿Qué es un vasco universal?
Respuesta. Nó sé, pero si me preguntas por un bilbaíno universal…
P. Esa era la siguiente.
R. Pues supongo que alguien que ha construido su identidad más allá de unas fronteras, con otras formas de ver la vida…
P. ¿Es antitético ser vasco y universal?
R. Las identidades vascas, porque hay muchas, en su mayoría han sido siempre identidades generosas a la hora de preguntarse por sí mismas y a la hora de darse. Pero es verdad que sí ha habido una teología política al servicio de un reduccionismo identitario que a algunos nos ha generado una cierta distancia emocional.
P. También hay un nacionalismo español, fuerte y rancio…
R. Sí, y en tiempos de dificultad y de ausencia de certezas, en tiempos de crisis, la búsqueda de respuestas simplificadas a la siempre difícil pregunta de “¿quiénes somos?” aparece por cualquier esquina. Hay una idea de España homogénea y pura, descrita por un tribunal de la identidad que decide quién es buen español y quién no. También lo hay en Euskadi y en Cataluña. Dicen algunos: “Solo soy español”. “Solo soy vasco”. Bueno, pues yo solo soy Eduardo Madina y hay mañanas en que me cuesta llegar a serlo… Ya estamos en un tiempo posnacional. Las sociedades no son homogéneas, son pura diversidad. La realidad es dulcemente compleja, afortunadamente impura. Fantásticamente contradictoria.
P. ¿Y usted? ¿Es muy contradictorio consigo mismo?
R. Sí, en mi vida hay esquemas ideales de comportamiento que no se ajustan a mis capacidades para desarrollarlos. Las contradicciones son sanas.
P. Entonces ¿por qué hay tanto supermán de la certidumbre?
R. Por inseguridad. La inteligencia está en la duda. Desconfío del que vive sobre dogmas.
P. Qué solemnes nos hemos puesto.
R. Trascendentes.
P. La trascendencia está bien.
R. Muy vasca.
P. También es muy vasco esto: usted es de Bilbao. ¿Algún consejo para los de San Sebastián?
DNI urgente
La primera vez nació el 11 de enero de 1976 en Bilbao. La segunda, entre Bilbao y Sestao, el 19 de febrero de 2002, al sobrevivir a una bomba de ETA. Es del PSOE, del Athletic y de The Cure.
R. ¡Ja, ja, ja, ja! Pues sí, mira, que mantengamos siempre estas bromas que nos solemos gastar.
P. A ver si así le pico más. Usted es del Athletic y ejerce a tope. ¿El Athletic no es un poco el Real Madrid de Euskadi?
R. ¿¡¡Por qué!!?
P. Un poquito acostumbrados a “aquí tiene que pasar siempre lo que yo quiero que pase”.
R. Si te refieres a que es el único equipo vasco que ha jugado siempre en Primera, entonces sí.
P. Ahí me ha dado.
R. Cuando uno es de Bilbao, no elige al Athletic, el Athletic le elige a uno. Eso también es teología. Creemos en el Athletic y ya está.
P. La Real ganó el último derbi en San Mamés. ¿Se encerró aquí, en el despacho, a llorar?
R. Esas cosas se lloran en casa.
P. Al Congreso supongo que también se va llorado, ¿no?
R. ¡Llorado, se va llorado!
P. Cambiemos de deporte. Usted jugó al voleibol. El voleibol no sale en los periódicos. ¿Eso es una metáfora de algo? Hay cosas de las que nunca se habla.
R. Sí es metáfora de algo. Este país tiene unos volúmenes de talento que el propio país desconoce. En algunos deportes, en áreas científicas, académicas, en biomedicina, en trasplantes, ahí somos una potencia aunque no lo sabemos. También lo somos en cómic, en videojuegos, en gestión de la sanidad pública, aunque se la estén cargando, en investigación biomolecular, en células madre…
P. Y los buenos, consecuentemente, se van. Es un éxodo tenebroso.
R. Aquí todo el mundo conoce a Belén Esteban o a Toni Cantó, pero nadie sabe que hay un español en Mozambique a punto de dar con una vacuna contra la malaria. Haz una encuesta. Nadie sabrá que se llama Pedro Alonso.
P. Este país antes no estaba así de decaído y ya trataba así de mal a los mejores. La crisis es solo un pretexto para no hacerles caso…
R. Puede ser.
P. A la derecha hoy la cultura le da igual, pero cuando gobernó la izquierda tampoco se lució, no supo retener a los buenos.
R. ¿Se ha hecho perfecto desde alguna de las partes? No. ¿La izquierda podía haber tomado otras medidas para que la cultura creciera más? Tienes razón: sí, podía haberlo hecho. ¿Hay un ataque directo de la derecha contra el mundo de la cultura con pinta de venganza política? Sí.
P. Cala, poco a poco, la idea de cultura = capricho, ¿no?
R. Entretenimiento, dijo el ministro de Cultura, y no fue destituido al día siguiente. Este señor no puede seguir siendo ministro de Cultura un minuto más.
P. Qué pereza ser Wert en este momento, ¿no? Saber que, allí donde vayas, te abuchearán…
R. Más pereza es para este país aguantar a este señor.
P. Oiga, ¿duele todavía?
R. ¿El qué, el atentado?
P. Una bomba explotando en su coche y llevándole la pierna.
R. Dolor físico ya no tengo, pero un atentado de ETA es para siempre. No se supera nunca del todo. Se queda contigo y tiene un impacto brutal e inverbalizable. Otra cosa es cómo gestiones el impacto de una bomba de ETA. Y ahí todos mis respetos para todos: no creo que nadie lo haya hecho bien o mal. No hay un manual de la buena y de la mala víctima, en contra de lo que algunos pretenden. Yo no quiero olvidar que un 19 de febrero de 2002 me pasó eso, y me pasó para siempre. Vino para quedarse. Pero mucho tiempo después he sido feliz otra vez.
P. ¿Por qué nunca ningún familiar de una víctima se llevó por delante a algún miembro o simpatizante de ETA?
R. Buena pregunta. Y se mueve en el campo de la sicología… No lo sé. En mi caso no le dediqué ni un microsegundo al “ojo por ojo, diente por diente”.
P. Los 31 de diciembre me encierro un rato a escuchar mi música favorita. ¿Qué música escuchará usted, encerrado, cuando sea presidente del Gobierno?
R. ¡Ja, ja, ja, ja! Bueno, pues al margen de los devenires futuros de mi vida, escucharía The Cure, Radiohead, Los Planetas…
P. Oscuridades y luces.
R. Como la vida misma.
P. Qué difícil, desoír los cantos de sirena, ¿no?
R. Yo he leído cinco veces La Odisea, y me sé bien el pasaje del canto de las sirenas. Hay que escuchar a uno mismo. Saber decir sí, saber decir no. Voy atado en mi mástil con los oídos tapados. Y escucho lo que no son cantos de sirena: las voces de verdad.
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