El nido vacío

La primera pregunta es por qué. En periodismo, en filosofía. La foto del tren rompiéndose desata esa pregunta. ¿Cómo no la van a emitir, a imprimir, a radiar? Por qué, en periodismo y en filosofía, remite a quién. Si hay esa velocidad, quién la condujo.

El qué tiene otra deriva en esta historia, y en el periodismo. Generalmente, el qué es evidente. Las preguntas son otra cosa, el porqué está sujeto a investigaciones, como el quién. Pero el qué es aquí tan evidente, tan dolorosamente tangible.

En seguida que se produjo la tragedia, los medios dieron el qué; se oyeron gritos, llamadas de socorro, cifras que iban ascendiendo. Y ahí estaban los que pueden usar la palabra para transmitir la imagen: la radio, los digitales, la voz humana convirtiendo la noticia en una sucesión de noticias. La tentación es el rumor, la precipitación, que suele estar conducida por el morbo.

Ángels Barceló ponderó el jueves por la noche el trabajo de su compañero Pedro Blanco (Hora 25) porque en ningún momento se dejó llevar por el dato precipitado. Xose Manuel Pereiro, presidente de los periodistas gallegos, le decía por la mañana del viernes a Pepa Bueno lo cerca que está hoy el periodismo de simular serlo cuando en realidad está siendo otra cosa.

Las radios estuvieron en primer plano, todas, las televisiones también; a estas les reprocharon en algún momento falta de diligencia, y de imágenes. A veces esperar es una virtud. Pero, cuando están las imágenes, cuando está la base del porqué, ¿cómo no se van a emitir, cómo no van a imprimirse? Cuando está la raíz del quién, ¿cómo no se va a divulgar?

Un maquinista dijo en 24 Horas que era preferible que imágenes así no se dieran a conocer mientras se investigaba. Está en su derecho, pero los medios también. Con respeto: la información es respeto.

Eso es lo que sucede: qué, por qué, quién, cómo… Los hechos. Y el sentimiento. Una amiga buscaba a su prima. Al final del jueves me envió este mensaje: “Mi prima ha muerto”. Manuel Rivas dijo en la radio que cada persona es una nación. El mismo poeta envió a sus amigos la foto de un nido vacío. “Un nido vacío. Abrazos conmovidos”. Llenos de dolor, tantos nidos vacíos.