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Sinéad O'Connor, la calva que habla con Dios

La cantante irlandesa mantiene una actitud distante en su actuación en La Mar de Músicas

MIGUEL TEBAR A.
La cantante irlandesa Sinéad O'Connor, ayer durante su concierto en La Mar de Músicas.
La cantante irlandesa Sinéad O'Connor, ayer durante su concierto en La Mar de Músicas. Pedro Valeros

Siempre tan provocadora en su imagen como distante en su pose escénica, Sinéad O'Connor inauguró el viernes por la noche la 19ª edición de La Mar de Músicas de Cartagena. La vocalista irlandesa está ya recuperada de los males de salud que en el año 2012 la obligaron a cancelar la gira de presentación de su notable último trabajo: How about I be me (and you be you)?

Su cura, sin duda, proviene de la fe o credo que viene profesando desde hace tiempo, demostrándolo el hecho de que durante toda su actuación quisiera hacer ver su conexión con una divinidad superior. El nombre del hijo de Dios y la palabra repetida breathe, escritas en folios colocados frente a su pie de micro, indicaban la fuente de su inspiración. Su vestuario, como puede verse en la foto que ilustra esta crónica, también ayudó.

Arrancó Sinéad con el noveno disco y en el quinto tema ofreció el momento más esperado de la noche, la canción de composición ajena más reconocible de su repertorio: Nothing compares 2 U. Pero pasó por ella sin querer darle la importancia que el público masivo alberga en su memoria.

Sinéad O'Connor, durante su actuación en Cartagena en La Mar de Músicas.
Sinéad O'Connor, durante su actuación en Cartagena en La Mar de Músicas.PEDRO VALEROS

Tras una actuación, no tan extensa como la expectación despertada, no quiso fotografiarse con nadie o firmar autógrafo alguno. Ni tan siquiera sobre el vinilo de su debut que un seguidor quiso mostrarle. Actitud distante que mantuvo durante los 80 minutos, al mismo tiempo que fue consciente del apoyo incondicional que le profesan sus seguidores, a quienes les dedicó Thank you for hearing me.

Con pinta de sacerdote rapado y descalzo, que oculta más tatuajes de los que muestra y unas gafas de sol que le tapan la mitad de su carita de niña, a primera vista dejó claro de qué iba aquello: la representación de The Crazy Baldhead Tour (la gira de la Calva Loca).

El público llenó el Parque Torres y permaneció casi todo el tiempo en un atento silencio. En las primeras filas se bailaba tímidamente, mientras algunos paisanos de la irlandesa voceaban, adulándola. Sinéad se mantuvo casi impasible, sin dar pie a mucho diálogo, más allá de bromear jugando con las palabras eyes y ass, cuando respondió a la petición de mostrar sus bonitos ojos: “¿De verdad que queréis verme el culo?”. A ellos dedicó Daddy I’m fine al igual que anteriormente hizo con su hija en la canción The healing room.

La banda que la acompañó, cuatro hombres y dos mujeres, no eran ni jóvenes ni destacables, pero proporcionaron a O’Connor el colchón sonoro que demanda la liturgia. La intensidad y emoción la reserva para su faceta beata. Su religiosidad la camufla de actitud punk-rock, con algo de folk, de dub y, sobre todo, de una voz merecedora de los muchos millones de copias vendidas en más de cinco lustros de carrera. Así lo demostró en la muy fiel In this heart, cantada a seis voces.

El otro gran momento del concierto llegó en los bises. Al fin, Sinéad O’Connor se quitó las gafas y desveló sus ojos verdes para interpretar en solitario las canciones del que afirmó ser su disco favorito: Theology. La irlandesa se despidió agradecida y deseando a los presentes dulces sueños tras ofrecer una emotiva y breve canción a capella, en actitud de plegaria y dirigiendo su intensa mirada hacia lo supremo.

Antes de su concierto inaugural, el pistoletazo de salida a la 19ª edición del festival La Mar de Músicas lo dieron Sam Lee & Friends con la Catedral de Santa María La Vieja como telón de fondo. El joven cantante ofreció su mezcla de música india con el folk de las islas británicas en los temas de su único álbum, Ground of its own, obra que le valió una nominación a los Premios Mercury.

Ya de madrugada, en el enclave del castillo árabe, el contagioso dúo audiovisual peruano Dengue Dengue Dengue —primer ejemplo del desembarco peruano con motivo del especial que La Mar de Músicas dedica a este país andino en esta edición— mantuvieron bailando hasta las cuatro de la mañana a un público que ya echaba de menos esta importante cita estival. En este mismo escenario, el cuarteto políglota Skip&Die revolucionó con ritmo frenético y directo a base de <CF1001>electrocumbia.

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