El primer Elvis argentino
Armando Bo, guionista de ‘Biutiful’ con González Iñárritu, se estrena en la dirección con un tributo al rey del rock
No es la primera película sobre imitadores de Presley, ni tampoco acabará con la saga, pero se llama El último Elvis. Es la ópera prima de un argentino de 34 años heredero de una familia vinculada al cine, Armando Bo (nieto). Su abuelo Armando fue un director que revolucionó Latinoamérica con sus filmes eróticos. Su padre, Víctor, es un popular actor y productor. Armandito dirige anuncios publicitarios desde los 20 años, debutó en el cine en 2010 como coguionista de Biutiful, la película dirigida por el mexicano Alejandro González Iñárritu y protagonizada por Javier Bardem, y el año pasado estrenó en su país el filme de Elvis, cuyo guión escribió con su primo Nicolás Giacobone. Ganadora en 2012 de la sección Horizontes Latinos del festival de San Sebastián, esta semana llega a los cines en España.
“Durante cuatro años estuvimos con el trabajo de guion porque tuvimos que interrumpirlo a mitad por Biutiful”, cuenta Armandito Bo en sus oficinas instaladas en una casa de estilo Le Corbusier en el barrio de Núñez, en Buenos Aires, al lado del estadio del River Plate. “Iñárritu, al leer el guion de Elvis, nos convocó a mi primo y a mí para escribir Biutiful con él. La preproducción llegó cinco años después de la idea. Eso fue bueno porque pude madurar como persona, fui padre. Es una película que habla sobre la paternidad y entonces pude verla desde otra perspectiva”, explica Bo.
Imbuido de cine desde pequeño, siempre pensaba en qué tema escogería para su primera película. “La temática sobre la falta de personalidad, la negación, el querer ser otro siempre me atrapó. También el tema de la fama: cómo la gente endiosa a otros. Mi familia era relativamente famosa, no megaestrellas, pero uno ve cómo se acerca la gente en la calle, y eso siempre me sorprendió. Todos estos temas los puse en la película. Se trata de un tipo que se cree la reencarnación de otra persona”, explica Bo, bajo una luz penumbrosa.
Quien se define "solo fanático" de Lionel Messi cuenta por qué eligió al Rey del rock and roll para su película. “Yo no era fanático de este artista, pero elegí el cliché de la imitación. Me gustaba poner un Elvis en Argentina. La película toma un riesgo porque la gente, a la hora de ver una película sobre un imitador, piensa que va a ver algo bizarro y para mí fue importantísimo alejarme de este concepto. El tipo, en su propia mentira, se construye el personaje, una realidad y de alguna manera es lo que hacemos todos. En Internet todos se construyen su propio perfil. Adaptás tu propia identidad a lo que vos quieras, pero en algún momento va a venir la realidad, te va a cachetear y te va a decir: ‘Che, vos no sos esto. Sos éste’”, explica quien debió construir un nombre propio en su familia.
Los imitadores del ‘rey’ en el cine
Más de un imitador ocasional o habitual de Elvis Presley dejó su imagen en alguna película. La revista Cinemania recordaba esta semana en su página web ocho de aquella lista de emuladores a la que el año pasado se añadió el argentino John McInerny. Nicolas Cage y los Elvis Voladores dieron vida al rey del rock and roll en Luna de miel en Las Vegas, Kurt Russell y Kevin Costner hicieron lo propio en Los reyes del crimen, así como Jim Carrey en Man on the moon. Otros Elvis fueron Bruce Campbell en Bubba Ho-Tep, George Cheung en Cómo conocí a vuestra madre, Pablo Chiapella en La que se avecina, Harvey Keitel en Graceland y Stitch en Lilo & Stitch.
La película tiene como protagonista a un actor también debutante, el sobresaliente John McInerny, un argentino nieto de irlandeses. McInerny era en la vida real un arquitecto amante de la música y desconocido imitador de Presley, pero su vida no era, ni es, tan desgraciada como la de su personaje. Por sus conocimientos sobre el ídolo de Memphis había sido convocado por Bo para entrenar la voz y los gestos de nada menos que Ricardo Darín. El director no menciona que el famoso actor argentino iba a protagonizar la obra en un principio: “Cuando el actor original se bajó porque la película necesitaba que él engordase, que aprendiese a cantar y hacer un montón de cosas que no tenía ganas de hacer, le hice una prueba de cámara a John y fue mágico. Como tener una especie de Marlon Brando argentino que cantaba de puta madre. ¡Cómo se movía! Después él hizo un esfuerzo físico importantísimo para la película porque bajó 35 kilos. Entrenó con Maricel Álvarez, que es la actriz (argentina) de Biutiful, para ensayar. John no hace de él, actúa todo el tiempo”, aclara Bo. Después del éxito de la película, McInerny dejó la arquitectura y se ha dedicado a hacer tributos de Presley y a actuar en televisión.
A Bo tampoco le ha ido nada mal tras su primer filme. Ha sido otra vez coguionista de una futura película de Iñárritu, ha escrito un guion que busca vender en España o Estados Unidos y recibe ofertas para dirigir otras obras. “Hay un típico cine latinoamericano de la falta de laburo (trabajo), donde los únicos problemas que tenemos son socioeconómicos. Los festivales cuestionaban El último Elvis porque decían que era una película americana. Podía ser una película en Irán, Japón, Australia o España, pero no EE UU porque hacer un Elvis en otro lado habla de cómo absorbimos la cultura americana”, vuelve Bo al asunto de la copia.
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