Martin Scorsese, cineasta y cinéfilo
No hay nada que apasione más al director italoamericano que charlar del pasado, el presente y el futuro de la cinematografía
Mide apenas 1’63 pero cuando Martin Scorsese habla de cine su figura parece agigantarse. Y es que no hay nada que apasione más al director italoamericano que charlar del pasado, el presente y el futuro de la cinematografía; de películas, actores y actrices; de estilos, géneros, escuelas y realizadores. Lo podrán comprobar todos aquellos que el viernes 26 de julio vean en TCM el programa Una vida en imágenes, una serie de entrevistas producidas por la Academia británica del cine y la televisión (BAFTA), que emite periódicamente este canal y que en esta ocasión está dedicada al director de títulos tan inolvidables como Alicia ya no vive aquí, Malas calles, Uno de los nuestros o, más recientemente, La invención de Hugo.
Antes y después de este espacio se emitirán además dos de los títulos más famosos de filmografía: Taxi driver, por la que Scorsese consiguió la Palma de Oro en el Festival de Cannes en 1976, y La última tentación de Cristo, uno de sus filmes más polémicos y controvertidos que provocó un gran escándalo cuando se proyectó en la Mostra de Venecia de 1988.
A lo largo del programa, respondiendo a las preguntas de la periodista Francine Stock, Scorsese recuerda su infancia en Nueva York. Nació en 1942 en el seno de una familia de emigrantes sicilianos y muy pronto el cine comenzó a formar parte de su vida. Scorsese habla de las primeras películas que vio, sobre todo las del vaquero Roy Rodgers y también de todas aquellas que nacían de esa fábrica de sueños que eran los estudios de Hollywood. Menciona, entre otras, Duelo al Sol, con Jennifer Jones y Gregory Peck, y resalta cómo le impresionó la intensidad de la luz y el amarillo brillante del sol.
Pero muy pronto otros muchos autores de distintos países y culturas iban a aliviar su incansable sed de ver cine. Por ejemplo Jean Cocteau, el autor de La Bella y la bestia. También los maestros italianos del neorrealismo o los distintos autores del cine japonés. Más adelante se empapó del free cinema británico y con películas dirigidas por John Cassavetes como Faces o Shadows.
Después de coquetear brevemente con la idea de convertirse en sacerdote, Scorsese acabó estudiando dirección cinematográfica en la Universidad de Nueva York. El realizador destaca en la entrevista la importancia que tuvieron en su formación todos aquellos maestros que le ayudaron a ser creativo y a que se expresara por sí mismo.
A lo largo de la charla Martin Scorsese repasa algunas de las películas más famosas que jalonan su ya amplia carrera cinematográfica. Habla de lo mucho que le ayudaron en los primeros tiempos sus compañeros Brian de Palma o Steven Spielberg; menciona su trabajo al lado del guionista Paul Schrader y el actor Robert De Niro. Recuerda riendo que él no es ningún aficionado al deporte y mucho menos al boxeo, y que sin embargo ha dirigido una de las mejores películas sobre el mundo de las doce cuerdas como es Toro salvaje, en las que rodó escenas innovadoras, filmadas desde el interior mismo del ring.
Habla asimismo de sus películas documentales como El último vals, el mítico concierto que puso punto final a la carrera de The Band y en la que participó Bob Dylan, o de Shine a Light, un film sobre la gira A Bigger Band de los Rolling Stones.
Es, en definitiva, una oportunidad única para disfrutar de las palabras de uno de los mejores directores del último cuarto del siglo XX y de lo que va de siglo XXI. Un entusiasta de su profesión que contagia pasión por el arte cinematográfico. Todo un gigante. Su nombre: Martin Scorsese.
Babelia
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