Teatro en TVE: Años dorados
Los 60 y 70 fueron los años dorados del teatro televisivo español, con 132 producciones en1968
Mi amigo Jaume Genover, una de las personas que más sabe de cine y televisión en este país, me ha enviado un estudio que ha realizado por una mezcla de placer y curiosidad. Con paciencia benedictina, Genover se ha entretenido en rastrear y fichar todo el teatro que se hizo en Televisión Española desde 1961 al 2010. Su trabajo arroja unas conclusiones sorprendentes. Yo recordaba que en mi infancia se hacía mucho teatro por TVE, pero no que se hiciera tanto ni de tanta calidad. En 1961, por ejemplo, se produjeron y emitieron, entre otros, títulos como Doce hombres sin piedad (Rose), Enrique IV (Pirandello), Antígona (Anouilh), Arsénico y encaje antiguo (Kesselring), La plaza de Berkeley (Balderston), Ninotchka (Lengyel), Sublime decisión (Mihura), El chico de los Winslow (Rattigan), La herida del tiempo (Priestley), Marty (Chayefsky), El bosque encantado (Barrie), Otelo (Shakespeare), Nuestra ciudad (Wilder), La hermosa gente (Saroyan), Crimen perfecto (Knott), Qué bello es vivir (Van Doren Stern) o Vive como quieras (Kauffman y Hart): lo que se dice un pedazo de temporada, "a nivel europeo". Al año siguiente, Genover contabiliza 62 producciones, porque a los programas Teleteatro y Gran Teatro se suman espacios como Platea y Primera Fila.
En octubre de 1965 comienza Estudio Uno, que alternará, a lo largo de sus veinte años de existencia, con Noche de Teatro, Teatro Club, Teatro de siempre, Teatro de humor o, más específicamente luego, Risa Española.
Son, indudablemente, los años dorados del teatro televisivo en nuestro país, servidos por una irrepetible plantilla de realizadores, entre los que destacan (rodando cada uno, a veces, tres o cuatro producciones al mes) nombres como Domingo Almendros, Juan Guerrero Zamora, Pedro Amalio López, Alberto González Vergel, Alfredo Castellón, Gustavo Pérez Puig, Marcos Reyes, José Antonio Páramo y muchos otros. En cuanto a los actores y actrices, la lista sería inacabable: desde los que venían consagrados de la escena hasta quienes trabajaron casi exclusivamente para la pequeña pantalla y crearon un star system autónomo.
Con algunas ausencias notables, desde luego: Fernán Gómez y Rabal, vetados por firmar aquella famosa carta contra la represión de la huelga minera de 1963, no pisarán los estudios hasta unos años más tarde (Rabal con el Tenorio de 1966 y Fernán Gómez con La última cinta, de Beckett, en el 69). En 1967 las producciones ascienden a 85, pero al año siguiente alcanzan el techo de este período: nada menos que 132. Hay que señalar aquí que en 1968 (y hasta el 74) nace, en la flamante Segunda Cadena, el espacio Hora Once, dedicado a piezas nunca estrenadas en televisión, donde se programan textos de Ionesco, Beckett (ahí se emite La última cinta), Unamuno, Tennessee Williams o Mrozek, así como adaptaciones de relatos de Borges, Maupassant, Hawthorne, Melville y un largo etcétera, a cargo de jóvenes realizadores como Claudio Guerín, Pilar Miró, Eugenio García Toledano, Antoni Chic, Esteve Durán o Antonio Drove, de quien yo recordaré siempre aquel delirante Pura coincidencia (1973), con Tip y Coll hablando japonés de camelo tras una intensa dieta de películas de Mizoguchi. Lo más curioso es advertir que en plena democracia comienza a bajar la producción teatral televisiva, desde los 59 programas de 1977 hasta los veintipocos (con abundancia de reposiciones) de mediados de los ochenta. En el verano de 1985 desaparece Estudio Uno, que será sustituido por La voz humana, La comedia dramática española, Tarde de Teatro o Primera función, y vuelve a TVE a partir de 2000, aún con buenas producciones pero de frecuencia muy esporádica, a años luz de su gran época. Diría que Urtain, de Juan Cavestany, dirigida por Andrés Lima, es lo último que se ha emitido. Tampoco sé si existe un libro que documente la historia del teatro televisivo en España y de quienes lo hicieron. Debería.
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