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‘The Art of Food’, una exposición dedicada a El Bulli en Londres

'The Art of Food' es la exposición dedicada a El Bulli, que la Somerset House londinense inaugura hoy. La define, más allá de lo culinario, como “una experiencia artística”.

The Art of Food, el arte de la comida sintetizado en la historia de un restaurante único, tiene por primera vez espacio en un museo de Londres (y, probablemente, de todo el mundo. El alquimista que ha conseguido volver a concitar toda la atención en nuestra cocina, como sinónimo de un talento, creatividad y dinamismo merecedores de una exposición, es por supuesto Ferran Adrià. Dos años después del cierre de las puertas del restaurante El Bulli, la Somerset House londinense le dedica desde este viernes y hasta el 29 de septiembre una gran retrospectiva que el centro cultural a orillas del Támesis define, más allá de lo estrictamente culinario, como “una experiencia artística”.

Junto al reconocimiento de un chef proclamado cinco veces el mejor del mundo en esta misma ciudad (podio de la revista Restaurant) y de su criatura El Bulli, se impone también una visión mucho más pragmática de lo que supone esa muestra en uno de los centros más cosmopolitas del globo. “Proyectamos una imagen muy moderna del país y de la gastronomía de calidad. Mucho turismo de calidad nos visita (Catalunya y España) porque se come muy bien”, subraya Adrià al ser inquirido sobre los actuales tiempos de crisis.

El recorrido que propone la Sommerset House en elBulli: Ferran Adrià and the Art of Food arranca con un vídeo que “resume los tres últimos minutos” de la singladura del restaurante de Cala Montjoi (Costa Brava), el festejo de clausura en el pico del éxito, cuando el comedor registraba dos millones de peticiones de mesa al año ante frente a una capacidad de sólo 8.000 reservas. Allí aparecen luminarias de la gastronomía mundial como el danés René Redzepi, el italiano Massimo Bottura, el vasco Andoni Luis Aduriz y los tres hermanos artífices de El Celler de Can Roca, restaurante de Girona recién designado nuevo número uno del mundo. Adrià les ha pasado el testigo en calidad del cocinero –reniega de la palabra chef- más vanguardista influyente del último siglo.

A lo largo de una exposición que en un formato más sencillo ya visitaron 700.000 personas el año pasado en Barcelona, y que a partir de Londres iniciará un periplo internacional con primeras escalas en Boston y Madrid (junio 2014), se desgrana con profusión multimedia la esencia de El Bulli. Desde el panel forrado con las portadas de medios de todo el planeta dedicadas al restaurante y su creador, hasta la incursión en el laboratorio-cocina donde la química interviene tanto como los productos, pasando por esbozos a mano y modelos de plastilina que diseñan todo el proceso: el atuendo del personal, el color, tamaño de las porciones y su posición en el plato… Incluso una cámara reproduce desde el techo la experiencia de sentarse en una de las mesas del restaurante y de degustar la sucesión de platos originados por la mente vanguardista de Adrià.

Cada una de las propuestas culinarias fue catalogada en su día por el equipo de esa gran maquinaria. Exactamente 1.846 platos, cuyo proceso de creación ha sido documentado para alimentar la historia de El Bulli en la fundación que Adrià proyecta abrir el próximo año en el mismo enclave del antiguo restaurante (elBullifoundation), y que él se resiste a definir como un museo aunque la idea se asemeje. Los otros dos pilares de su proyecto de futuro son elBulliDNA, un proyecto divulgador de las nuevas ideas creativas de su equipo a través de internet, y la Bullipedia, un buscador digital “eficiente y ordenado” del mundo de la gastronomía en su sentido más ambicioso.

La exposición de la Somerset House ha sido posible gracias al empeño de la institución Ramon Llull, auspiciada para promover la cultura catalana en el mundo por ese gobierno autonómico. Su proyección trasciende sin embargo de ese objetivo, porque Adrià y El Bulli conforman ya un icono universal de la cocina que contribuye a apuntalar la exportación de productos españoles y a proyectar la imagen más tonificante de un país acuciado y deprimido.

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