Teatro para derribar paredes
El festival ‘Una mirada diferente’, del Centro Dramático Nacional, ofrece hasta el 30 de junio propuestas escénicas de creadores discapacitados
Hay muros que solo están para ser derribados. No todos, claro, que tampoco hace falta un mundo sin casas. Pero sí los que nadie quiere, los que nacen para separar personas y voluntades. Así lo gritó Berlín en 1989. Y así lo sugiere ahora, metafóricamente, el Centro Dramático Nacional (CDN) con la primera edición del festival Una mirada diferente, que propone hasta el 30 de junio en Madrid un catálogo de representaciones de compañías con creadores discapacitados.
“Queremos que sea el primer paso para que en futuro ni siquiera haya que hacer un énfasis específico en ellos”, explica Ernesto Caballero, director del CDN. Y, enseguida, aclara: “No se trata de una labor asistencial, sino de romper paredes y a la vez de dar cabida y voz a un grupo de artistas que genera propuestas muy interesantes”
Como Fósil, una reflexión escénica sobre la memoria corporal y genética que se estrena justo hoy en el Teatro Valle Inclán. Aunque el espectáculo de la Compañía Alta Realitat es solo una de la decena de sugerencias de Una mirada diferente, entre representaciones escénicas, las llamadas ficciones sonoras, una exposición fotográfica y un taller de investigación.
“No son obras canónicas, representaciones al uso. Hemos intentado diversificar las propuestas”, detalla Caballero de los espectáculos. De la música y la magia de Lontain Interieur a la danza y la lengua de signos de Mano a mano, el director encuentra sin embargo un hilo conductor que ata todo el proyecto: “Son obras transgresoras, que rompen clichés. Y plantean una reflexión artística sobre las barreras, ya sean físicas o mentales, que a veces imposibilitan las relaciones entre seres humanos”.
Diversos son también los obstáculos a los que se enfrentan las compañías del festival. Porque, entre discapacidades auditivas, visuales, mentales y físicas, son varios y duros los enemigos que afectan a los actores. “Hemos intentado que se muestre un abanico de dificultades lo más amplio posible, para suscitar otra reflexión: muchas veces forzamos la creación de categorías que generan una exclusión injusta. De hecho, el propio término en sí es tan relativo que en el fondo cualquiera tiene sus discapacidades”, relata Caballero.
El propio teatro, desde hace años, padece más de una. Hasta el punto de que, ahogadas por la disminución de los espectadores y el IVA al 21%, muchas salas se debaten entre cerrar, reducir la programación o sobrevivir como sea. “Una discapacidad del sector tiene que ver con que está abatido, y no le faltan razones. Hay varias medidas que podrían aliviar este raquitismo, como la ley de mecenazgo, la bajada del IVA o más apoyo y consideración para las compañías, que finalmente son pymes”, defiende el director del CDN. Aunque lo cierto es que, por ahora, el Gobierno ha tenido una mirada diferente.
Babelia
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