_
_
_
_
OBITUARIO

David Wall, figura masculina del ballet inglés

Bailó con Fonteyn, Park, Sibley y otras grandes de la danza

David Wall y Margot Fonteyn, en 1968.
David Wall y Margot Fonteyn, en 1968.VICTOR BLACKMAN (GETTY IMAGES)

El primer bailarín británico David Wall murió víctima de un cáncer a los 67 años el pasado día 18. Había nacido en Chiswick el 15 de marzo de 1946 y empezó sus estudios de ballet en Windsor para continuarlos en la Royal Ballet School. Era hijo adoptivo de una familia que le inscribió en unas clases de baile de salón y el maestro vio su potencial, recomendando llevarlo a Londres con apenas 10 años recién cumplidos.

Mundialmente reputado por el papel del torturado príncipe Rudolf en el ballet Mayerling que Kenneth MacMillan creara para él en 1975, su amplia y prismática carrera estaba jalonada de múltiples éxitos y roles exitosos. Fue partenaire ocasional de Margot Fonteyn (con quien hizo la última creación de Ashtion para la diva londinense), Merle Park, Antoniette Sibley y otras grandes ballerinas del ámbito británico; también bailó frecuentemente con su esposa, la bailarina y maestra Alfreda Thorogood (Londres, 1942), con la que tuvo dos hijos.

En una de sus primeras apariciones profesionales, como uno de los cuatro pretendientes a la princesa Aurora, heroína de La bella durmiente, el crítico Clive Barnes señaló que Wall “iluminó este pequeño papel con verdadera convicción”. Unos meses más tarde Barnes escribió otra vez sobre David señalando que “técnicamente ya es notable, con giros potentes, ritmo y elevación”.

Desde Michael Somes no surgía en el ballet inglés una clara figura tan viril, potente y expresiva como Wall, lo que se intuyó cuando hizo su primer solo virtuoso en Napoli (Bournonville). En 1963 ingresó en la Royal Ballet Touring Company, que dirigía John Field, quien lo aupó y protegió junto a la supervisión de los maestros Erling Sunde y Henry Legerton. La vida en aquella agrupación itinerante no era fácil. David había destacado en las que se convirtieron en las legendarias clases del sábado por la mañana de la Junior Associate en la RBS, y en 1965 bailó The rake’s progress. Un año después debutó en Coppélia y en 1967 hizo Sinfonietta y ensayó Las criaturas de Prometeo, de Ashton.

Cuando en 1970 se deshizo la compañía de giras, Wall pasó orgánicamente al Royal Ballet Covent Garden donde definió más su expresiva personalidad teatral haciendo Anastasia (1971, de MacMillan) junto a Lynn Seymour. En esa misma línea y con el mismo coreógrafo creó el papel de Lescaux de Manon (1974); Elit syncopations; Las cuatro estaciones y Rituales.

Anthony Tudor ideó para él Knight errant (1971), pero tanto esta obra como Prometeo no pudieron ser estrenadas en su momento por una grave lesión de Wall, y consecuentemente, hoy esas creaciones se dan por perdidas.

Entre otros grandes roles en Covent Garden, se le recordará en Agon (Balanchine) y en el Solo de La bayadera, el Sigfrido de El lago de los cisnes o el Colas de La fille mal gardée. Su versatilidad siempre fue elogiada, iba del naturalismo a un ardiente Romeo; no tenía tampoco rival en el fogoso enamorado de Le deux pigeons. Siempre se elogió su mesura dentro de una ejecución virtuosa. En su momento, fue el hombre más joven en ser ascendido al primer rango en el Royal Ballet con 20 años y lo hizo interpretando el Albrecht del ballet romántico Giselle.

David Wall se retiró de la escena en 1984 y se mantuvo desde entonces asociado a la Royal Accademy of Dancing de la que fue director desde 1986 a 1991. En 1995 Wayne Eagling, entonces director del English National Ballet (ENB), invitó a Wall a unirse a la compañía como maestro de ballet, una medida que provocó una notable mejora sobre todo en el nivel del baile masculino. Se retiró del ENB en 2011, pero continuó como repetidor y maestro ocasional en el Royal Ballet y en el mismo ENB.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_