El secreto de crear pequeños lectores, en las jornadas de Lecciones y Maestros
Las séptimas jornadas de Lecciones y Maestros de la UIMP y la Fundación Santillana reúne a Joan Manuel Gisbert, María Isabel Molina y Jordi Sierra i Fabra
Futuro soñado: más y más lectores. Pasado a olvidar: malas prácticas en el inicio de la lectura. Presente deseado: mejora en el desarrollo del plan lector en colegios e institutos. Es parte del recorrido sobre la literatura infantil y juvenil que han hecho Joan Manuel Gisbert, María Isabel Molina y Jordi Sierra i Fabra en la séptima edición de las jornadas Lecciones y maestros, organizada por la Univerdidad Internacional Menéndez Pelayo y la Fundación Santillana, en Santander. Una de las peticiones de los escritores es que se inculque el verdadero placer de la lectura en los menores, para lo cual, afirma Molina, “los profesores tienen que convertir la lectura en un premio y no en una tarea más”.
El Palacio de La Magdalena, en Santander, es el escenario elegido para estas jornadas que ayer estuvieron dedicadas a Molina y Gisbert. Hoy será el turno de Sierra i Fabra. Una manera de recordar no solo la importancia de crear lectores, sino de fomentar la lectura justo en un momento en que los libros tienen cada vez más rivales en el ámbito del entretenimiento y del ocio.
Placer, emoción y goce debe ser el resultado al coger un libro, a sabiendas de que, asegura Gisbert, detrás de esto, o, mejor, implícito, está el aumento de la riqueza del lenguaje, lo que a su vez conduce a un mejor desarrollo del pensamiento.
La jornada inaugural, que contó con la asistencia de Ignacio Polanco —presidente de honor del Grupo Prisa—, César Nombela —rector de la UIMP— y Basilio Baltasar —director de la Fundación Santillana—, tuvo presente no solo el recorrido por el origen de los lectores y su futuro; también los autores dieron pistas sobre sobre los embrujos que deben crear los escritores para seducir a niños y jóvenes. Una clave para Gisbert es “despertar impulsos fundamentales relacionados, por ejemplo, con la vivencia del misterio o la atracción por el enigma. Historias que reten al lector a entrar en ella para dilucidar temas y saber qué esconde el libro, ayudados por una estructura adecuada”. Dentro de las temáticas de seducción, Gisbert señala la de mundos absurdos pero que amplían la realidad conocida.
“¿A quién no le gusta leer?”, preguntó un día María Isabel Molina en un instituto. Doce niños levantaron la mano. “¿Por qué?”, preguntó ella. “Porque los libros están llenos de letras”, fue una de las respuestas en medio de las risas de sus compañeros. Pero la escritora supo que esa respuesta, aparentemente obvia, quería decir que la lectura había resultado pesada y no se había convertido en una aventura para el adolescente. Muchas veces, aclara Molina, los profesores simplemente dicen qué libro o libros deben leer los alumos, piden comentarios escritos o hacen encuestas o evalúan, “pero no motivan su lectura, no lanzan un señuelo”. Si no se motiva, agrega la escritora, significa que se está ejecutando mal el plan lector.
“No es un género menor, aunque su presencia sea pequeña en los suplementos culturales de los periódicos, destinados lógicamente a lectores adultos”, dijo en la inauguración de las jornadas Emiliano Martínez, presidente del Grupo Santillana en España. Es más, recordó que la literatura infantil y juvenil es parte viva de la creación, y citó a Mario Vargas Llosa y su discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura en 2010, que empezaba diciendo: “Aprendí a leer a los cinco años (…) es la cosa más importante que me ha pasado en la vida (…)”.
A ello han contribuido en el ámbito del español los tres maestros de estas jornadas. Joan Manuel Gisbert. (Barcelona, 1949) es uno de los principales exponentes de la transformación que se inició en la literatura para niños y jóvenes en España, a partir de los años ochenta. Entre sus obras figuran Escenarios fantásticos, El misterio de la isla de Tökland o La mansión de los abismos. La madrileña María Isabel Molina ha publicado títulos como El arco iris, La balada de un castellano y Las ruinas de Numancia. Jordi Sierra i Fabra (Barcelona 1947) es uno de los autores más prolíficos en España. Ha publicado 400 títulos desde 1972 y ganado varios premios nacionales. En 2004 creó la Fundació Jordi Sierra i Fabra, en Barcelona, y la Fundación Taller de Letras Jordi Sierra i Fabra, en Medellín (Colombia).
En la jornada dedicada a Gisbert, Basilio Baltasar, director de la Fundación Santillana: "Es considerado un narrador de sueños, un arquitecto de lo imposible, un hacedor de enigmas, un constructor de laberintos, un hechicero de las palabras, un creador de misterios, un fabricante de ilusiones y un viajero en el tiempo.
¿Cabe añadir algo más?
Sí: un diseñador de escenarios fantásticos, un guardián de olvidos, un descifrador de misterios arcanos, un explorador de abismos…"
El mundo de la creación literaria infantil y juvenil se suma así a las jornadas de años anteriores que ha abordado temas sobre literatura de ficción, ensayo e ilustración con autores como Carlos Fuentes, Juan Goytisolo, José Saramago, Mario Vargas Llosa, Javier Marías, Arturo Pérez-Reverte, Luis Mateo Díez, Ángeles Mastretta, Antonio Muñoz Molina, Héctor Aguilar Camín, Rosa Montero y Manuel Vicent, Carlos García Gual, Santos Juliá y Vicente Verdú, Antonio Fraguas (Forges), José María Pérez (Peridis) y Andrés Rábago (El Roto).
Tres maestros de la literatura infantil y juvenil
Joan Manuel Gisbert. (Barcelona, 1949) es uno de los principales exponentes de la transformación que se inició en la literatura para niños y jóvenes en España, a partir de los años ochenta, en paralelo con los movimientos de renovación pedagógica. Algunas de sus obras, como Escenarios fantásticos (1979), El misterio de la isla de Tökland (1981), El museo de los sueños (1984) o La mansión de los abismos (1988) son permanentes referencias de aquel resurgimiento. Traducido a veinte lenguas, ha obtenido buena parte de los más importantes premios que se otorgan en su campo, desde el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil hasta, en dos ocasiones, el premio El Barco de Vapor, entre muchos otros.
En sus obras para niños, escritas en su mayor parte ya en este siglo, Gisbert desarrolla argumentos lejanamente inspirados en cuentos y leyendas de todos los tiempos, para construir relatos de nueva creación, con una especial atmósfera de encanto, aventura, misterio y descubrimiento.
María Isabel Molina. Nació en Madrid, estudió Perito Mercantil. Ha publicado cuentos en revistas infantiles y juveniles y ha colaborado en algunos programas de TV. Entre sus más destacados libros, El arco iris ganaba el accésit al Premio Doncel de cuentos en 1962, y en 1969 La balada de un castellano obtenía el Doncel de novela; la misma obra fue premiada en el concurso Provincia de Trento en 1973 y figuraba en la Lista de Honor del IBBY en 1974. Las ruinas de Numancia fue Premio CCEI en 1966; su novela juvenil El misterio del hombre que desapareció obtuvo el Premio AMADE y un accésit en el Premio "Barco de Vapor" en 1985. El señor del cero ha obtenido el Premio de la CCEI en 1997. Uno de sus libros está incluido en la Lista de Honor del IBBY.
Jordi Sierra i Fabra. Nació en Barcelona en 1947. Su vinculación con la música rock (fue director y en muchos casos fundador de algunas de las principales revistas españolas del género en los años 60 y 70) le sirvió para hacerse popular, sin perder nunca de vista su auténtico anhelo: escribir las historias que su volcánica mente inventaba. Publicó su primer libro en 1972. Desde entonces ha escrito más de 400 obras, muchas de ellas best sellers, y ha ganado casi 40 premios literarios, además de recibir un centenar de menciones honoríficas y figurar en múltiples listas de honor. En los años 2006 y 2010 fue candidato por España al Nobel de literatura juvenil, el premio Hans Christian Andersen, en 2007 recibió el Premio Nacional de Literatura del Ministerio de Cultura, en 2011 fue el primer autor de LIJ en formar parte del Patronato del Instituto Cervantes y en 2012 recibió el Premio Cervantes Chico por toda su carrera literaria. En 2004 creó la Fundació Jordi Sierra i Fabra, en Barcelona, y la Fundación Taller de Letras Jordi Sierra i Fabra, en Medellín, Colombia, como culminación de toda una carrera y de su compromiso ético y social. Desde entonces se concede el premio que lleva su nombre a un joven escritor menor de dieciocho años. En 2013 se ha inaugurado el Centro Cultural de su Fundación en Barcelona. Entre sus obras más destacadas se encuentran, entre otras, Campos de fresas, Manicomio o El mundo de las ratas doradas.
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