Nicanor Vélez, el amante de la poesía

“Amante de la literatura, excelente amigo y sobre todo magnifico trabajador”. Con estas palabras definió el filólogo y director de la Real Academia José Manuel Blecua Perdices (1939) a Nicanor Vélez, responsable de editar muchos de los libros de poesía más importantes en lengua castellana. La obra de Rubén Darío, Jorge Luis Borges, Federico García Lorca, Octavio Paz, Pablo Neruda, Julio Cortázar y Jaime Gil de Biedma gozó del cuidado de Vélez Ortiz (Medellín, 1959 - Barcelona, 2011), fundador y director de la colección de poesía de la editorial Galaxia Gutemberg/Círculo de Lectores. La Feria del Libro de Madrid ha rendido homenaje al colombiano celebrando una lectura de poemas a cargo de 11 poetas de España y Latinoamérica.

“Dicen que la pasión / y la ternura son. / El sosiego es transparente. Y ocurre / que el existir se hace visible: / por esa luz que en unos ojos toma cuerpo, / por esas manos y su tacto, / por esa manera de ver / la voz del inocente, por esa forma de escuchar lo que el silencio calla.” Con este poema titulado La realidad, José Manuel Blecua, filólogo, profesor, maestro y amigo de Nicanor Vélez, iniciaba el homenaje.

El evento estuvo marcado por el tono nostálgico y emotivo que los ponentes -muchos de ellos amigos de Vélez- imprimieron a sus lecturas. El recital poético corrió a cargo de los poetas Antonio Garmoneda (1931) -ganador del Premio Cervantes 2006-, Olvido García Valdés (1950), su esposo Miguel Casado (1954), Jenaro Talens (1946), Amalia Iglesias (1962), Clara Janés (1940), Jordi Doce (1967), el colombiano Juan Pablo Roa (1967) y el mexicano Aurelio Major (1963). Todos ellos declamaron poemas escritos por Velez, inspirados por él y pertenecientes a libros que él editó. También estuvo presente la obra de Tomás Segovia, T. S. Eliot, Eduardo Milán, José-Miguel Ullán y José Manuel Caballero Bonald, quien, al decir de Manuel Ferro: “Se empeñó en que se leyera un texto suyo para estar de alguna manera en este homenaje”.

José Manuel Blecua recordó su amistad con el editor colombiano: “Nicanor fue un alumno ejemplar. Venía de París y era mayor y mucho más culto que el resto. El primero en fijarse en él fue Claudio Guillén. Venía mucho a casa y lo que más le gustaba era leerme poemas. Yo le decía: déjame que los lea yo primero, que si no, no me entero bien. Un pedasico, un pedasico, me contestaba y se echaba a leer”.

Nicanor Vélez salió de Colombia en 1981 y aterrizó primero en París, donde se diplomó en la École des Hautes en Sciencies Sociales. De allí pasó a Barcelona, donde se licenció en Filología Española por la UAB y donde finalmente se instaló, se casó y desarrolló gran parte de su labor como editor fundador de la colección de poesía de Círculo de Lectores/Galaxia Gutenberg, donde publicó con exquisito rigor más de cincuenta títulos de la poética hispanoamericana. Como poeta tardó en darse a conocer. En 2002 publicó su primer libro lírico, La memoria del tacto al que dos años más tarde seguiría La luz que parpadea. En septiembre de 2011, cuatro meses antes de morir, la editorial Pre Textos publicó La vida que respira, donde el colombiano reflexionó sobre la muerte de sus padres, sus amigos y su hermano: “Y vamos esperando cada día / que los cerezos broten / con la certeza / y la gravedad propias del deseo”. Vélez murió en Barcelona el 28 de diciembre de 2011 víctima de un cáncer.