Las verdaderas historias del lejano oeste (del Sáhara)
El colectivo Left Hand Rotation rueda un documental y un tráiler en tono 'western' sobre la situación del pueblo saharaui
Un cielo crepuscular, una llanura desértica y el sonido del viento que se funde con una música que remite a la de Morricone. Podrían ser elementos de una película clásica del oeste, hasta que aparece una cabra, una construcción típica del norte de África y una bandera del Sáhara Occidental. No nos encontramos en el far west, sino en un campamento cualquiera de esta parte del desierto. Se trata de Western: Sáhara, un proyecto que reflexiona sobre la situación de los refugiados saharauis y que los sitúa como protagonistas y narradores de su propia ficción.
La intención del colectivo Left Hand Rotation, quienes viajaron en octubre del año pasado a la zona para iniciar el proyecto, era dar voz a los nativos para que contaran a través de un tráiler, como si de un western se tratara, su punto de vista de un conflicto abandonado durante décadas. También funciona como homenaje a la ficción y su capacidad de otorgar a los creadores, en un acto de justicia poética, la posibilidad de imaginar un final feliz. Todas las fases de la producción, cuyo proceso dio pie a un documental que puede verse en la web del colectivo, fueron consensuadas con una veintena de voluntarios de la zona.
El del pueblo saharaui, cree el grupo, es un conflicto olvidado que necesita “una mayor mediatización”. “Lo que queríamos era darles herramientas para que se autorrepresentaran, que fueran ellos mismos los que expresaran su situación. Creemos en el uso del cine como un arma para contar su historia, como si fuese una intifada cultural que ayudase en la lucha de sus reivindicaciones”, cuenta un miembro de Left Handed Rotation, colectivo anónimo que trabaja desde 2007 “desde la colectividad” en proyectos audiovisuales y de videoarte.
Lo primero que hicieron cuando llegaron al desierto fue encontrar voluntarios dispuestos a mostrar la historia de su pueblo en el tráiler. Acostumbrados a las historias de tradición oral, los saharauis se encontraron con técnicas occidentales desconocidas. “Nos resultó curioso ver el que era para muchos su primer contacto con el cine”, relata una de las participantes del colectivo. “Queríamos utilizar el lenguaje del tráiler, que genera impacto e interés. Es totalmente diferente a la forma que tienen ellos de contar historias. Ha sido de alguna manera como imponer unos códigos ajenos a su cultura, otra forma de colonización”.
Menos familiarizados aún estaban con las formas narrativas del western, género que, tal y como pensó el colectivo, encajaba perfectamente con las aspiraciones del pueblo que les acogió. “Veíamos muchas analogías entre su historia y el género. Muchas veces pensamos en el western como si fuese la historia real de los Estados Unidos. Este tipo de películas representa el nacimiento de la nación americana y la lucha por el territorio, exactamente lo mismo que sucede en esta parte del Sáhara”.
Las películas del oeste representan el nacimiento de la nación y la lucha por el territorio, exactamente lo mismo que en el desierto
Una extensión virgen de territorio, un héroe y un forajido que trabaja al margen de la ley. Son elementos clásicos de una película del oeste, pero en la que nos ocupa la distinción entre buenos y malos no está tan clara. “El western clásico es muy plano, es poco ambiguo. Pero en la realidad no es tan fácil”, opina una de las integrantes de Left Hand Rotation. “Lo más sencillo es decir que los malos son los marroquíes, pero no olvidan todo lo que hay detrás, que realmente son un montón de villanos”. En el documental los saharauis pueden explayarse: ¿quién es el malo de la película? ¿Cuál es el final feliz? Las respuestas son variadas: desde los que apuestan por el uso de las armas hasta quienes denuncian la pasividad de la comunidad internacional. “A través de la inacción también te puedes posicionar como un villano, y eso también lo tienen muy presente”, explica una de las integrantes del colectivo.
La expedición española contó sobre el terreno con la colaboración de una escuela de cine establecida en pleno campamento. Allí reclutaron a algunos de los colaboradores. “Es sorprendente que toda su imaginación siempre trabaja alrededor de la situación de su pueblo. Es un cine que está en fase germinal, pero que tiene mucho potencial”.
De los meses en África han nacido dos obras cinematográficas, pero el colectivo recalca que lo importante no es el material rodado. “Western: Sáhara es un proceso. Las piezas audiovisuales que quedan son un registro de la interacción que hemos mantenido”, explica una de las participantes. “Lo importante es lo que ha quedado allí, las herramientas que les hemos podido dar”.
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