‘Historias de Filadelfia’: la venganza de Katharine Hepburn
Tras varios fracasos, Hepburn se pasó al teatro y compró una comedia chispeante
Frívola y entretenida, pero al mismo tiempo crítica y burlona. Un guion en el que se combina la elegancia y la sofisticación con gags puramente físicos hechos a base de golpes y caídas. La celebración de una boda de alta sociedad dio a George Cukor la posibilidad de desplegar su talento innato para el ritmo cinematográfico. Una comedia en la que nada sobra y nada falta y en la que todo dura lo que debe durar. Lo curioso del caso es que una película tan chispeante como Historias de Filadelfia surgiera precisamente en uno de los momentos más difíciles de su protagonista: Katharine Hepburn.
A finales de los años treinta la actriz había encadenado varios fracasos, hasta el punto de que una asociación de exhibidores independientes la catalogó públicamente como “veneno para la taquilla”. Katharine no se acobardó. Compró con el dinero de su amante, el millonario Howard Hughes, los derechos de una obra de teatro que aún estaba en fase de escritura y abandonó Hollywood. Durante un año llenó cada noche el teatro de Broadway en el que representaba Historias de Filadelfia, una función hecha para su lucimiento. Katharine ocultó que ella fuera la productora y la dueña de los derechos y esperó a que los magnates de Hollywood hicieran cola ante su puerta. Al final quien se llevó el gato al agua fue el todopoderoso Louis B. Mayer en una negociación en la que Kathy trató de exigir condiciones. Solicitó que su buen amigo George Cukor fuera el director, y quiso también que contrataran a Spencer Tracy y Clark Gable, pero ninguno de los dos aceptó. Mayer le ofreció entonces a James Stewart y 150.000 dólares extras para gastarlos en cualquier otro actor. El elegido fue Cary Grant, que trabajó solo tres semanas y que donó su sueldo a una asociación benéfica.
En sus memorias Katharine Hepburn recordaba el rodaje con una magnífica experiencia: “Se hizo todo en las condiciones más lujosas: estupendos interiores, música, etc. El guion de Don Stewart mantuvo el humor y la calidad delirantes de la obra. Como siempre en las películas de George nos divertimos mucho haciéndola”.
Pero lo mejor llegó tras el estreno. Historias de Filadelfiafue un gran éxito y ganó dos Oscar: mejor guion y mejor actor para James Stewart. Por su parte, Katharine Hepburn, que también estaba nominada, se quedó a las puertas del premio, pero logró, si cabe, un premio aún mayor: volver por la puerta grande y consumar una venganza contra un Hollywood que le había dado la espalda.
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