Medio siglo de cuplés y disco, ¿pero qué invento es este, Saritísima?
Recordamos seis momentos musicales y triunfales de la diva de Campo de Criptana
El destino, a veces, es caprichoso. Sara Montiel, la primera novia española de Hollywood, la mujer pegada a un puro, la esposa de un reputado cineasta, la amante de un fan cubano, murió ayer a la vez que Margaret Tatcher. La diva que se hizo un hueco entre las tonadilleras perdió los titulares en favor de la Dama de Hierro. María Antonia Abad honró a Campo de Criptana en su nombre y se llevó los molinos hasta el lugar donde se cumplen los sueños. Pero también cantó. Los Vídeos de la Semana se consagran a esta artista en seis recuerdos musicales.
Sara Montiel, en versión destape
Acababa de morir Franco y aún se desconoce como TVE se atrevió a emitir esta canción en una gala de Nochevieja. Podría decirse que Touch me (Tócame) es el Je t'aime... moi non plus de la Transición y en plan cañí. La cantante despliega unos versos que piden, en esencia, eso, que la toquen entre gemidos mientras se retuerce en el suelo delante de un croma. Solo a un mago de la realización audiovisual como Valerio Lazarov se le ocurriría semejante artefacto, que revolucionó el mundo de los videoclips en España. Por entonces la cantante bordeaba la cincuentena.
Sara Montiel, en versión Semana Santa
A finales de los noventa y principios de la década pasada, era más conocida por sus apariciones en la prensa rosa –se casó por cuarta vez con un cubano varias décadas más joven– que por sus trabajos en el mundo de la canción. Uno de los momentos más controvertido de los últimos años de la cantante fue esta aparición en una procesión. Movida por el fervor, no dudó en entonar esta saeta que comienza de forma más o menos ortodoxa para acabar convertida en un spoken word de contenido religioso inclasificable.
Sara Montiel, en versión Movida madrileña
Mi vida privada está en boca de todos; tú eres culpable, culpable de todo, canta en esta canción. Ya a mediados de los ochenta, por su carácter transgresor y siempre controvertido, músicos de las nuevas hornadas del pop se interesaron por su figura. Sara Montiel se convierte de esta manera en uno de los primeros iconos gay de España. Esta canción fue su primera colaboración con Nacho Canut y Carlos Berlanga, por entonces miembros de Dinarama. En su imaginario, artistas globales como Bowie, Lou Reed, Marlene Dietrich y, ¿por qué no?, también Sara Montiel.
Absolutamente, Alaska y Sara Montiel
Cualquier idea podía resultar demasiado convencional en la unión de dos divas, la originaria y su heredera. Así que el resultado terminó por desplegarse en aceite, músculos y leopardo por doquier. Por si el atrezzo resultara escaso, Alaska y Sara se enzarzan en una batalla de canalillos y maquillajes imposibles, que la diva primigenia lleva hasta el paroxismo en un dudoso playback exacerbado por el lápiz labial. Ataviadas como dos viudas (negras) asisten a lo que en apariencia es el funeral de Nacho Canut, pero que termina siendo el de...
Marvelous, anuncio MTV European Music Awards
Era el año 2002 y Barcelona conseguía ser la sede de los premios MTV European Music Awards. Para precalentar el ambiente antes de la gran gala, la maquinaria televisiva encontró en Sara Montiel el mejor virus para que la fiebre empezara a subir. “Marvelous” repetía Sarítisima en el anuncio. Parecía que una vez más la representación española se iba a quedar en el chascarrillo. Pero tras el aperitivo, la Montiel se subió al escenario en compañía de los diseñadores Dolce & Gabbana y demostró que sabía algo más de 1000 palabras en inglés para presentar el premio a la mejor artista femenina. “Me encanta como vestís a las mujeres”, dijo Sara, “pero, ¿alguna vez las desnudáis?”. Los modistos, entre el susto y mueca, responden que solo con los ojos. Suficiente para la diva. “Entonces supongo que ahora me debéis estar desnudando a mí”.
Fumando espero, El último cuplé
Cuando en 1957, con el estreno de El último cuplé le llegó el éxito, Sara Montiel no dudó en ponerse su tarifa: “Un millón de dólares por película”. La artista interpretaba a María Luján, una gloria olvidada de la canción que se reencuentra con su descubridor y rememora cómo llegó a convertirse en primera figura del cuplé en España. Una historia de amores prohibidos, amores toreros, amores que llevan a la muerte. El filme de Juan de Orduña con el que Montiel relanzó su carrera.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.