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NICK LOWE | CANTAUTOR

“En el negocio del pop, todos tenemos fecha de caducidad”

El músico británico Nick Lowe.
El músico británico Nick Lowe.

A principios de los noventa la carrera de Nick Lowe (Surrey, 1949) había tocado fondo. Cumplidos los 40, llevaba trabajando en la música prácticamente un cuarto de siglo. Estaba sin discográfica y a nadie parecía interesar demasiado lo que hacía. “Ese fue mi peor momento. Estaba completamente agotado, bebía demasiado. En el negocio, quitando a Cher o Elton John, todos tenemos fecha de caducidad. La maquinaria necesita reemplazarte. La primera vez que llegué a un restaurante y fui incapaz de conseguir que me pusieran en una mesa decente creí que estaba acabado para siempre. Y lo asombroso es que al mismo tiempo pensaba: ‘Pero si no he hecho nada”, recuerda el músico, que hoy empieza una gira española en Santiago de cinco fechas (Avilés, Zaragoza, Madrid y Barcelona), a las que acudirá en solitario, sin banda, al parecer por motivos económicos. “Te lo pasas mucho mejor tocando con tus amigos. Pero te arruinas… Estoy bromeando… bueno, no, estoy siendo extremadamente sincero”.

En aquel 1992 llegó un golpe de suerte inesperado. La versión que Curtis Stiger había hecho de uno de sus temas. What’s so funny (about love, peace and understanding) fue incluida en la película El guardaespaldas. La banda sonora vendió nada menos que 44 millones de copias en todo el mundo. Una lluvia de derechos le quitó la ansiedad a un músico que se ha referido a sí mismo como “el hombre menos trabajador de la industria del disco”. “Eso es cierto, desde luego no soy un adicto al trabajo. Me paso la vida pensando en la música, pero hay otro montón de cosas que me gusta hacer”.

Fue el comienzo de una nueva vida. Ahora marca su propio ritmo. Con parsimonia ha ido editando discos en solitario y girando por el mundo. Acepta ofertas que le gustan: ser telonero de Wilco o miembro de la banda de Ry Cooder. “Soy muy feliz tocando para otras personas. Nunca olvido que soy un músico de pub. Así me crie en los sesenta”.

Lowe apenas había cumplido 18 años cuando en 1967 se unió a Brinsley Schwartz. Un nombre que cuatro décadas después es el paradigma del pub rock, el estilo que funcionó como resistencia al progresivo. Mantuvieron el espíritu de las canciones de tres minutos en el circuito británico de bares en tiempos en los que se llevaban las digresiones psicodélicas.

"Nunca olvido que soy un músico de pub. Así me crie en los sesenta"

Fue el inicio de su transformación, casi involuntaria según dice, en un ídolo. En 1978 debuta en solitario con Jesus of cool (1978), que le convirtió en una estrella menor. Aunque de una generación anterior, se adaptó perfectamente al mundo posterior al punk. Fue la avanzadilla de la facción más clásica de la new wave y el productor de los primeros álbumes de su gran amigo Elvis Costello. Pero colapsó. “Era divertidísimo, pero hay un problema: nunca llegas. Cuando crees que ya estás, tienes que ir más allá. Tienes un éxito, bueno pues te exigen dos para el próximo álbum. Y para eso hay que hacer esos programas horribles de televisión y levantarte a media noche para coger un avión… Cuando eres un crío es muy glamuroso, pero vas creciendo y es asqueroso. Comienzas a sentirte impotente porque antes era fácil, pero ya no. Tienes la sensación de que estás pasado de moda, aunque nadie te lo diga, y es entonces cuando empiezas a beber demasiado o a drogarte… es un enorme tópico, pero es así”.

Una de las paradojas de la carrera de Lowe es que sus canciones son mucho más famosas que él. Lo cual tiene cierto sentido cuando explica que no es él quien compone sino un ente al que llama The Bloke. “No quiero sonar rarito pero es un extraño del que no sé nada, que viene a visitarme y escribe todas mis canciones, por lo menos todas las buenas”.

—¿Todo es suyo?

—A veces deja de venir una temporada. Pero he trabajado tanto con él que he aprendido a imitarle. Ninguna de mis canciones es tan buena como las suyas.

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