De romería por el delta del Misisipi
El 'sonido podrío' de los jienenses Guadalupe Plata mezcla 'blues' y actitud punk El trío acaba de publicar su segundo disco, homónimo igual que su debut
El sur de Estados Unidos y Úbeda no están tan lejos. Eso creen, al menos, los jienenses Guadalupe Plata, capaces de unir en su música el blues de los años treinta con cierta urgencia punk. Y todo sin salirse un ápice de un universo esencialmente andaluz en el que caben tanto olivares y la patrona de su pueblo como referencias a John Fahey, legendario guitarrista de folk norteamericano.
“Cogemos el blues y lo tratamos como nos da la gana”, dice Pedro de Dios, vocalista y guitarrista de la banda, que acaba de publicar su segundo disco —homónimo, igual que el anterior—. La música del sur estadounidense se puso en su camino hace años y ellos la han llevado a su terreno con naturalidad, como si fuese lo único que se escucha en su tierra.
“Nos interesan los primeros discos del género porque lo que más sientes es su ritmo”, expone su cantante. En su nuevo trabajo pretenden plasmar esa espontaneidad, que dicen, se ha perdido. Defienden un modelo en el que prime lo visceral sobre composiciones más logradas que pecan de perfeccionistas. A ese resultado crudo lo llaman ellos mismos sonido podrío. “Muchas veces, cuando vas a grabar, te pones a tocar y hasta que las cosas no salen bien no acabas. No es nuestro caso”, afirma su batería Carlos Jimena. “Preferimos aprovechar la primera toma, que es en la que realmente te estás expresando. Lo demás es pararse con chuminadas”.
Detrás de esta socarronería se esconde un grupo inclasificable, ajeno a cualquier escena y sin complejos a la hora de usar en varias de sus canciones bombos de la Cofradía del Santo Entierro de Úbeda. Orgullosos de sus orígenes, su procedencia queda patente ya en la portada del álbum. En ella figuran un galgo, un cortijo, y la Virgen de Guadalupe. “La idea era utilizar algo muy andaluz. Nos hemos criado allí y las cosas que hemos vivido las tenemos muy presentes", expone Pedro de Dios, artífice de la ilustración.
Guadalupe Plata comparten con sus referentes del blues su gusto por la santería y las supersticiones. “Me parece una cosa muy bonita, en realidad, que tiene cierto paralelismo entre el universo donde nace el género y el cosmos que nos rodea. Y la imagen del demonio y el cielo es una cosa que tenemos muy presente”, reflexiona De Dios.
El trío tampoco es muy dado a los alardes y aseguran “no llevar grandes instrumentos”. Ante todo, defienden una forma de trabajar casi artesanal. “En el mundo de la música a veces prima lo tecnológico sobre el talento: la marca de guitarra que tienes, los pedales…. Y no, lo que tienes que hacer es limitarte a tocar”, explica Paco Luis Martos, que a modo de bajo toca una cuerda atada a un palo de madera en un barreño, instrumento primitivo que ya se tocaba en los albores del blues. Para ellos, lo importante es la actitud: “¿De qué te sirve tener un amplificador carísimo si raspando la cuerda de la guitarra eléctrica ya sacas un sonido único?”, afirma el cantante. “La gente que toca a veces vive en un mundo de fantasía, cuando en realidad son las manos las que mandan”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.