Arcadi Blasco, el artista disidente
El artista fue de los que ni quieren asombrar con su trabajo ni se dejan impactar por otras personas
Días atrás, en un acto austero en su casa de Bonalba, en Mutxamel (Alicante), uno de los hijos de Arcadi Blasco (1928- 2013) nos decía sonriente que si se había puesto a llover era por haberle hecho un poco la contra con esa reunión para despedirle. Un par de amigos leyeron poemas de Kavafis (Ítaca) y Miguel Hernández (Vientos del pueblo) para homenajearle, con sus cenizas como testimonio mudo y un cuadro de su amigo Javier Lorenzo, que también le retrata despidiéndose, de espaldas, presidiendo el improvisado altar laico en su estudio.
La talla artística del recreador del barro en obra de arte, era sobradamente rebasada por su altura humana y cívica, de compromiso cotidiano. Fue el ceramista que practicó todas las técnicas desde su juventud de pintor a su madurez de alfarero, ceramista, escultor y otra vez pintor en los últimos años en que tuvo que transitar varias veces por la antesala de la muerte para volver y regresar finalmente a la tierra en su pueblo el pasado viernes 15 de marzo, cuando una neumonía fatal puso punto final a sus 85 años.
Arcadi Blasco fue de la raza de los que ni quieren asombrar con su trabajo ni se dejan impactar por la importancia de las personas a las que ha tratado en su amplia trayectoria. Esa discreción, exagerada a veces, fue bandera de su personalidad. No la única, ya que siempre fue generoso, honesto, solidario, con los de su clase, los trabajadores. Desde la ya añeja militancia comunista a la genérica “de izquierdas”, Arcadi Blasco estuvo con la causa de los perdedores, de los que luchan en el lado peligroso de la democracia, los que pueden y deben cambiar el estado de las cosas con el inconformismo que no cesa, como su admirado poeta de Orihuela, donde, por cierto, fue seminarista unos años para salir huyendo tiempo después. Colaboró en la Comisión Cívica de la Memoria Histórica y en la Plataforma de Iniciativas Ciudadanas de Alicante.
Sus coetáneos y colegas Pepe Vento, Joan Genovés, Agustín Ibarrola, José Luis Sánchez, Manolo Millares, Rafael Canogar y muchos otros certificaron en su día, como los estudiosos de su cerámica, el gran paso que Arcadi dio en solitario al barro, cuyas formas pasaron en sus manos, de la artesanía a su consolidación como objeto de arte. De objetos funcionales, utensilios, a piezas para ver, admirar, sentir. Y transitar por su interior, algunas de ellas.
Arcadi Blasco, ya en 1970, fue el único artista que representó a España en la Bienal de Venecia. Sus “cuadros cerámicos” son, como su pieza La cova (1958), un eco próximo de su etapa pollockiana y un anuncio de lo que vino después. De todo lo que el doctor Romà de la Calle considera que ha sido Arcadi Blasco, un narrador de objetos. Alguien con la contundencia de sus piezas e instalaciones cerámicas de los años de la transición, de militancia contra la dictadura no ha abandonado en sus obras urbanas, de grandes dimensiones, en autopistas, calles, carreteras o murales, la belleza y la rotundidad conjugándose sin confundirse, armónicas y deudoras una de la otra y viceversa. Nunca nada es casual y el artista que nos ha dejado tantos objetos que admirar y tocar con nuestras manos, trabajaba en su taller acompañado de sus libros y de su música —Bach, sobre todo—. El hombre culto, sensible, transmitía ese poso a las manos que modelaban, rompían o acariciaban el barro.
En los últimos años, Arcadi volvió a la enseñanza, a impartir talleres de cerámica con niños de primaria en el colegio Manuel Antón de Mutxamel, con la ayuda de su director, Pere Torres. El entusiasmo y dedicación de ambos han permitido, entre sus trabajos, un Gernika colectivo que queda en el centro como huella indeleble del paso del artista, codo con codo con los alumnos.
Blasco, entregado, libre, rebelde siempre, recibió multitud de reconocimientos, de premios. Cuando recogía uno de ellos, fue, una vez más, diáfano: “Me habéis concedido el galardón por disidente y no por buen o mejor artista plástico. Y quiero que sepan ustedes que estoy encantado de ser un disidente... y que continuaré siéndolo”. Gobernaba en la Comunidad Valenciana Francisco Camps.
Pere Miquel Campos es periodista, autor de la biografía de Arcadi Blasco Retrato (Museo Universidad de Alicante, 2009).
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