Tres cantautores a contratiempo
La crisis no ha desincentivado a los músicos Josh Rouse, Aaron Thomas y Rick Treffers para mudarse a España
Miles de españoles abandonan cada día el país en busca de un futuro mejor. Con más de una cuarta parte de la población activa desempleada y el IVA más alto de la eurozona pesando sobre la cultura (21% por ir al cine, al teatro o a un concierto), España no parece el destino más adecuado para que un músico extranjero se gane la vida. Pero hay quien ve más allá de estas circunstancias. El cantante estadounidense Josh Rouse conoció a una valenciana en un concierto y ya no se movió de su lado, el australiano Aaron Thomas también se trasladó a Madrid por razones personales y Rick Treffers, un holandés que canta ahora bajo el seudónimo de El Turista Optimista, cambió las canciones de amor a las chicas por canciones de amor a la despreocupada vida mediterránea. Los tres se unen a la excelsa lista de músicos que en algún momento residieron en España, como Kevin Ayers —fallecido esta semana—, Nico o Robert Wyatt.
Josh Rouse fue de los primeros de esta hornada de jóvenes músicos en establecerse en el país. Lo hizo tras conocer el amor en una gira por España en 2004. “Nebraska, California, Wyoming, Dakota del Sur, Utah, Valencia… llevo toda la vida cambiando de sitio”, explica el propio Rouse. En casi una década le ha dado tiempo a formar una familia, a remozar un estudio de grabación abandonado y a cantar en castellano a las bondades del sol mediterráneo en el disco El turista de 2010, un álbum rebosante de sonidos latinos y referencias a su nuevo hogar. La diferencia entre el folk con tintes soul de los discos que le encumbraron a principios de la década pasada y su sonido español radica, según él, en el uso de unos acordes u otros. “La diferencia entre lo español y lo americano es un par de dedos”, comenta mientras ríe. Rouse ha decidido volver en The Happinness Waltz —que se publica a finales de este mes— al sonido clásico, genuinamente americano, de discos como 1972 o Nashville.
Estas obras le convirtieron en la gran esperanza del indie-folk deudor de las emisoras de AM de los años setenta en Norteamérica. En España encontró a su familia y la excusa perfecta para reorientar su carrera: “Quería descansar y no tener a tantos músicos a mi alrededor. Además, España está cerca de Reino Unido y de Francia, por donde me muevo habitualmente”, explica. “Además, el euro estaba más barato por entonces”, comenta entre risas.
Por las mismas fechas llegó a Madrid el también cantautor Aaron Thomas, procedente de la isla de Tasmania y tras varias temporadas en California y Ucrania. “Mi elección es vivir y trabajar aquí contra toda lógica”. En España ha encontrado un reconocimiento que no encontró en su país natal, aunque tampoco lo buscara. “Hice un par de giras por allí, pero no tenía los mismos objetivos, aquí me lo tomo más en serio”.
Ha publicado dos discos en España y tiene un tercero en camino, The Blues and Greens, aunque el proceso no ha sido fácil: tras la publicación de su último álbum, Made of wood, en 2009, pensó en dejar la música profesional. Ha regresado, dice él, con una mentalidad “menos quejica y más positiva”. “Es un poco frustrante a veces”, argumenta Aaron Thomas. “Veo la reacción del público en Australia y es muy diferente. Se nota cómo reacciona la gente a las letras. Aquí pierdo un arma, pero te empuja a trabajar más la melodía y la actuación sobre el escenario”.
Que el público español es de los más agradecidos y acogedores casi se ha convertido en un tópico entre los artistas. Tanto Aaron Thomas como Rick Treffers, vocalista de la banda holandesa Mist, coinciden en esta apreciación. “En Ámsterdam hay mucha oferta musical, pero se muestra menos amor hacia la música. En España es más cercano y espontáneo, y eso me gusta”, argumenta el cantante holandés.
Treffers ha abandonado el dream pop de su banda para mostrar bajo el alias de El Turista Optimista las miserias de sus nuevos compatriotas. El humor ácido de su disco Ser español, da cuenta de mujeres chismosas, de la impuntualidad y de la habilidad de los españoles para no pagar impuestos. Pero este holandés no pretende pontificar ni cambiar unos hábitos arraigados: “No quiero traer soluciones, ni quiero que seáis holandeses”. “Es verdad que en mi país todo está mejor organizado, pero no somos más listos”.
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