La renovación llega a Cibeles
Etxeberria lidera una jornada con diseñadores fogueados en Ego Martin Lamothe destaca por su sugerente visión de la mecánica
Hablemos de renovación y emoción. Dos cosas que hasta ahora no sucedían a menudo en el pabellón 14 de Ifema donde se celebra Mercedes Benz Fashion Week Madrid (MBFWM). Dos cosas que sí se vieron ayer en la pasarela antes conocida como Cibeles, que premió a Antonio Navas como mejor modelo y a Duyos como mejor colección en su 57ª edición.
Era extraño acomodar en el contexto del certamen el efecto que producía el primer desfile de Etxeberria. El diseñador vasco, de 36 años, es una de las tres nuevas incorporaciones a la cita. Roberto López Etxeberria llega al calendario principal, tras dos desfiles en Ego —por los que obtuvo premios consecutivos a la mejor colección— y otras dos incursiones en el calendario Off. Sus 30 abrigos masculinos tienen una fuerza tosca y bruta. Animal. En gruesas lanas o pieles, y cortados “al tajo”, gozan del impacto de lo voluminoso, pero también de la seducción de lo sutil gracias a ingeniosas solapas. Es la clase de colección que provoca emociones: incomodidad, miedo, extrañeza… La mayoría de las que se ven en MBFWM no te hacen removerte en tu asiento. Esta, sí.
Las creaciones de Etxeberria tienen un ímpetu muy parecido a la que destila él mismo al relatar su reciente periplo por ferias internacionales, gracias al cual, asegura ya tener puntos de venta en Francia, Alemania, Italia y Estados Unidos para la colección de otoño/invierno 2013 que ayer mostró. “Mi compañía tiene una economía doméstica y ahora he apostado por invertir en viajar a ferias internacionales. Es un subidón cuando te la juegas y te salen compradores. Yo ya no contaba con desfilar en España porque el Off fue una ruina. Pero ahora Cibeles me ha abierto las puertas y he decidido aprovecharlo”, asegura el diseñador.
Ha querido centrarse en un solo tipo de prenda —los abrigos— por la “realidad social y económica que vivimos”. Pero cuando los tres últimos modelos se plantaron ante los fotógrafos estaba claro que el logro no era tan social como personal. La mirada recorría una monumental pieza de largo pelo sobre un muchacho albino de extrañísima belleza, otra más sobria y contenida lucida por Antonio Navas —tómense o déjense los bermudas de peletería— y una tercera hecha con retales agrestes. El desfile descubría que el vehículo perfecto para el discurso de Etxeberria son los abrigos. Podrían ser la traducción a la moda de las esculturas de Oteiza o Chillida.
Con recursos casi antagónicos, también despuntó ayer la colección de Martin Lamothe. Un trabajo delicado que analiza la mecánica con una perspectiva sugerente y eminentemente femenina. También fueron tres sus mejores hallazgos: una serie de gabardinas sueltas y ahuecadas, prendas que emulaban el surco de un rastrillo sobre la arena y trajes en los que el cuero se moldeaba como si fuera caucho. Elena Martín, la diseñadora de 34 años que está detrás de la firma, aterrizó en el calendario de MBFWM en 2010, procedente de Ego, con más discreción de la que su trayectoria justificaría. Formada en Londres, creó Martin Lamothe en 2007 tras dos años como directora creativa de Miró Jeans.
“Igual que hubo una renovación de la mano de la generación anterior, formada por Davidelfin, Amaya Arzuaga o Ana Locking, ahora llega un nuevo relevo”, opina Moisés Nieto. El diseñador andaluz, de 28 años, era el otro estreno del día en MBFWM y debutó con una colección que da una segunda vida a prendas y objetos olvidados. Por si se lo preguntaban, sí, también se ha fogueado en el Ego.
El interés de las colecciones que los exalumnos de Ego mostraron ayer legitima el buen hacer de la plataforma para nuevos talentos creada en febrero de 2006. Es un grupo aventajado en el que también hay que incluir a María Escoté, que ayer mostró estampados que recreaban el veneno de las ranas sobre minúsculas faldas plastificadas.
La colección de Escoté, que ya saltó en 2010 a la pasarela principal, se podrá adquirir a partir del 15 de marzo en su página web. Un esfuerzo que la catalana, nacida en 1979, repite desde hace un año y que habla de la forma en que esta generación entiende su oficio. “Lo que yo espero de esto es vender”, sostiene Moisés acerca de su debut. Esa actitud y las sensaciones que estos treintañeros dejaron en el frío recinto ferial son la mejor noticia que la moda española podría recibir.
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