Un catálogo de los pequeños gestos

En la galería Michel Soskine se ha colado un extraño. Y ese extraño es usted. Intruso, la exposición colectiva que presenta el espacio madrileño (hasta el 13 de enero), comisariada por el artista Guillermo Paneque, tiene por objetivo alienar al espectador de los objetos que le rodean y así poner de relevancia las (in)tensas relaciones que los unen y los separan. El nombre, inspirado en un relato homónimo de Jean Luc Nancy, en el que el filósofo se valió de la imagen de un corazón transplantado para dar forma a una reflexión sobre la idea del ser ajeno, sirve para hilar el concepto de la muestra, en las que los objetos pierden su individual para pasar a ser un todo en comunión.

Nacida de un encargo del galerista, Intruso presenta obras de José Alemany, Baylón, Bestué-Vives, Carlos Bunga, Jacobo Castellano, Mauro Cerqueira, Lilli Hartmann, Miguel Pérez Aguilera, Marco Rountree, Christopher Williams, la descripción de una acción de Luz Broto y una película de Jorgen Leth, que interactúan con una serie de objetos encontrados. “Lo que me interesaba era recuperar piezas que ya había visto. El ritmo de la ciudad impone que veas las exposiciones y pases a otra cosa, y yo quería ver cómo las piezas podían funcionar juntas, relacionándose entre ellas”, explica el comisario. “Se trata de ver lo que hay de humano en los objetos, y lo que hay de objeto en los humanos”.

Repartido en tres salas, el recorrido arranca con una fotografía de Luis Baylon, retratista de los seres anónimos que pueblan la calle. “Representa personas ancladas en el espacio urbano y su relación con eses espacio”, explica Paneque. De ahí se pasa a una habitación atestada de objetos, unos artísticos, otros mundanos, que ponen de relevancia ese mismo vínculo entre ellos y las personas, solo que a la inversa, percibidos a través de los toques apenas perceptibles que los han modificado. Entre estos, destaca una pintura, la única de toda la exposición, del fallecido Miguel Pérez Aguilar que, de manera abstracta, alude a la idea del reflejo. El resto, esculturas y objetos, tienen en común la sencillez de su factura y su funcionalidad, diluida en su artisticidad.

El tercer tramo presenta, además de varias fotografías, uno de los pilares de la exposición, la proyección del filme de Jorgen Leth Good and Evil, de 81 minutos, “un catálogo ordenado de la vida, de los pequeños gestos”. Entre todas las piezas crean un conjunto en el que queda encubierta la propia práctica artística de Paneque. “Buscas cosas que te remuevan, no tanto en las piezas individuales, sino en las conexiones”. A la salida, espera a modo de despedida una descripción de una intervención de la artista Luz Broto, escrita a bolígrafo sobre un papel rayado. No hay pieza, y sin embargo hay obra:

“Hacer caer una piedra del muro de una capilla”, 2009

Una de las piedras de la Capella de Sant Corneli de Cardadeu fue elegida para representar el siguiente guion:

1. Desencajarse

2. Caer al suelo

3. Permanecer fuera de lugar

4. Volver a su lugar