Yasmina Khadra: “El ser humano se dedica al arte para dar sentido a su vida”
El autor árabe vivo más traducido publica en España 'La ecuación de la vida', retrato de dos alemanes que se dan de bruces con la realidad africana en la peor de las condiciones
A Yasmina Khadra, el autor árabe vivo más traducido, a quien puede leerse nada menos que en 43 lenguas, no le gusta que lo encasillen como notario de la violencia islamista. Mohammed Moulessehoul (Sáhara argelino, 1955), comandante del ejército argelino que en 1989 se escondió tras un seudónimo femenino para escapar a la censura militar, se define como “novelista pluridisciplinar”. Khadra, que acaba de pasar por la Fundación Tres Culturas de Sevilla para hablar con sus lectores sobre su última novela editada en España, La ecuación de la vida (Destino), es capaz de pasar por sus 25 títulos y sacar a relucir decenas de temas que no tienen nada que ver con el terrorismo. Con esa violencia que rezuma, especialmente, su Trilogía de Argel (Morituri, Doble blanco y El otoño de las quimeras).
“Hasta he escrito un obra pornográfica, pero mi editor no la quiso publicar, no todavía”, dice esbozando una sonrisa maliciosa como el niño que sabe que se saldrá con la suya. “La literatura es el espacio de todas las libertades, y el ser humano, cuando se dedica al arte, es para dar sentido a su vida. Yo me siento capaz de escribir sobre cualquier tema, pero una cosa que tengo muy en cuenta son las expectativas de mis lectores. Ellos quieren que les narre mi época desde una perspectiva oriental y occidental”, dice Khadra, quien no reveló su verdadera identidad hasta 2001, cuando ya había abandonado el ejército.
Moulessehoul escribe desde niño. “Siempre supe que había nacido para ser escritor”. Cuando estaba en el ejército, mientras otros oficiales se divertían, él devoraba a Faulkner, Camus, Gógol o García Lorca en la biblioteca del cuartel, un lugar lleno de tesoros incautados a las escuelas francesas tras la revolución. Sus primeras obras las firmó con su nombre pero el ejército le hizo lo que se llama “un traje a medida” y en 1989 crearon una orden según la cual todo lo que escribieran sus miembros debía pasar primero una censura. Fue entonces cuando nació Yasmina Khadra, los dos primeros nombres propios de su mujer. Un seudónimo al que ya no está dispuesto a renunciar. “No tiene sentido cambiar de nombre cuando se tienen siete millones de lectores”, dice sin ocultar su orgullo. “Hasta mi mujer me llama Yasmina, claro que cuando se enfada me dice Mohammed”, aclara.
A este hombre que ha pasado 36 años en el ejército argelino desde que, con tan solo nueve, ingresó en la Escuela Nacional de los Cadetes de la Revolución, no le gusta que definan sus obras como literatura sobre terrorismo. “Soy un testigo privilegiado de mi época y no solo he escrito sobre terrorismo islámico. El atentado es una novela sobre el absurdo de las ideologías, sobre la negación del otro; una actitud que nos deshumaniza. Las golondrinas de Kabul trata de un pueblo que lo ha perdido todo y al que solo le queda la reflexión como modelo social. El olimpo de los infortunios habla de la descalificación del ser humano frente a la globalización; mientras que Prima K ahonda en la exclusión, la locura y la miseria afectiva”, comenta Khadra, quien parece capaz de argumentar durante horas para dejar bien clara su posición ante la literatura y la vida. “Mi sed me pide beber en todas las fuentes del mundo”, añade.
El escritor argelino, que reside en Aix-en-Provence (sudeste de Francia) con su mujer y sus tres hijos, se ha marcado como objetivo “hacer ver a mis lectores la suerte que tienen de no vivir las tragedias que padecen otros”. “Escribo”, prosigue, “para contarles que la violencia es el fracaso del sentido común. Todos los pueblos del mundo se parecen, pero algunos de ellos están gestionados por personas que respetan las leyes y las instituciones y otros, no. En unos, el talento es una prioridad y en otros, no significa nada. Pero lo que une a todos es el sueño de vivir en paz”.
La ecuación de la vida retrata esas dos clases de países a través de la historia de dos alemanes que se dan de bruces con la realidad africana en la peor de las condiciones: su barco es secuestrado por piratas cerca de la costa somalí. Es una novela de aventuras, cargada de suspense y con una buena dosis de romance.
Fruto de unas vacaciones en Sevilla con su familia hace dos años, el escritor ha incluido en su novela un personaje español: la doctora Elena Juárez, una sevillana que se encarga de abrir el corazón del protagonista. “Me gusta mucho España, tanto que me he comprado un chalé en San Juan (Alicante) al que pensamos mudarnos dentro de dos o tres años. Ya he iniciado los trámites para solicitar la residencia”, adelanta Yasmina Khadra.
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