Cuestiones de ricos y pobres
La película de Bayona que narra la tragedia del tsunami ocurrida en Tailandia en 2004 sigue arrasando en taquilla mientras los periódicos del día destacan los destrozos que el huracán Sandy está causando… en Nueva York. Antes, este huracán había asolado algunos países pobres del Caribe dejando una grave estela de muertos y daños; sin embargo ello no fue noticia de tantas portadas en el mundo. Cuestión de ricos y pobres. Como la propia Lo imposible, excelente película rodada al estilo de Hollywood y con magníficos actores anglosajones, elementos que probablemente estén siendo clave para su merecido éxito y para el sonoro eco que está obteniendo en medios de comunicación norteamericanos. Es difícil que el cine de los países pobres logre atraer atención.
Sin ir más lejos, la semana pasada se premió en Valladolid una película marroquí, al parecer excelente, Los caballos de Dios, sobre la preparación psicológica de los mártires que provocaron los atentados terroristas que tuvieron lugar en 2003 en Casablanca, pero las noticias sobre la película han sido escasas o, en cualquier caso, exentas de curiosidad, como ya ocurrió en el pasado festival de Cannes, donde también fue presentada.
De su director, Nabil Ayouch, de 43 años, se estrenó en España hace más de una década su segundo largometraje, Ali Zaoua, príncipe de Casablanca, con escaso éxito, y quizá por ello nos quedamos sin ver su siguiente obra, la interesante Un minuto de sol menos, que había ocasionado gran escándalo en la censura marroquí por sus secuencias de sexo y el retrato del mundo de las drogas, temas tabú en el vecino país. Afortunadamente Los caballos de Dios va a ser distribuida en España y podrá saciarse la curiosidad. Hay un mundo ajeno al del gran imperio y buenas películas que así lo reflejan. Acaba de concluir el festival de cine africano de Córdoba, y en un par de semanas comenzará el festival de cine iberoamericano de Huelva, donde podrán verse algunas películas de países pobres, afectados o no por el Sandy. Pero seguramente la mayoría de ellas no visitarán luego nuestras pantallas. Así están las cosas.
Babelia
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