El amor, según los años noventa
No Doubt, la banda de Gwen Stefani que triunfó hace más de tres lustros, regresa con gira, nuevo disco y esmerada maternidad
Por No Doubt es como si no pasase el tiempo. Como si no se hubiera desplomado Lehman Brothers, como si se siguiesen comprando cedés y como si Lady Gaga todavía estuviera en el colegio. Push and Shove, el primer disco de la banda desde 2001, suena al mismo ska-pop que hace dos décadas. Y lo más sobrecogedor es que la cantante Gwen Stefani -una presencia deslumbrante en pantalones de cuero y pelo platino en un enrevesado recogido- acaba de cumplir 43 años y gasta aspecto de veinteañera. “Es un disco nostálgico”, dice ignorando las protestas del bajista Tony Kanal sobre la afirmación “Volvimos a la música con la que crecimos: The Cure, Depeche Mode, OMD, cosas que escuchábamos desde la parte de atrás de la furgoneta de nuestros padres”.
El cuarteto californiano se formó en 1986 y saltó a la fama durante la década de los noventa. La reunión tiene lugar oportunamente durante una inevitable época de revival de esos años y quizás por eso el disco no resulta apolillado. “Es raro escuchar eso”, interviene el tímido Kanal. “Nunca nos hemos sentido identificados con esa década. Empezamos en los ochenta y nunca encajamos con el grunge. Siempre hemos ido a nuestro aire; incluso haciendo este disco, no teníamos ni idea de lo que saldría porque no somos compositores de oficio”
Don't speak' nos abrió muchas puertas. Aunque nosotros estuviésemos pasándolo mal
No Doubt era una banda mediana, con audiencia mayoritariamente local hasta que en 1995 llegó el álbum Tragic Kingdom y por supuesto Don’t speak, una balada de ruptura que cuenta cómo se desintegra la relación de siete años de Stefani y Kanal. Con la inocencia del primer desamor y un nivel digerible de sacarina, el tema se coló entre los lamentos existenciales de camisa de leñador y fue una melodía tarareada por prácticamente todo el que creció durante aquella época. Ante la pregunta de qué consecuencias personales tuvo para ellos se hace el silencio, hasta que Kanal se decide a responder: “La canción nos abrió muchas puertas. Aunque nosotros estuviésemos pasándolo mal personalmente fue bueno para la banda.” Stefani, la del corazón hecho pedazos, empezó a ver la parte positiva de la separación cuando escribiendo Don’t Speak descubrió que tenía aptitudes para componer: “Hasta entonces no sabía que podía hacer canciones. Descubrí que era buena en algo y vi alguna cosa dentro de mí que me ha dado mi vida entera. Ahora soy una persona diferente y además mantengo mi amistad con Tony. Le conocí a los 16 años, vivimos un amor casi infantil, pero ahora tenemos una relación creativa.”
Cantante en solitario y diseñadora de moda, Stefani es la única en la banda con una carrera personal de éxito. A pesar de la repercusión de Love Angel Music Baby y The Sweet Escape, ella los considera trabajos menores que no hay que tomar en serio. “Son álbumes de música de baile” se justifica. “Las letras no trataban de nada real, eran parte de un proyecto más lúdico, teatral y fantasioso. Estaban en el límite del placer culpable y fueron mi versión del dance hortera de los ochenta. Aparqué un tema grave como Sparkle hasta que pude incluirlo en este álbum de No Doubt”
Antes se iba a MTV y ahora al Factor X, dice Stefani con ironía Gwen Stefani
Esa temática seria que la cantante quiere tratar con su banda en Push and Shove tiene que ver con las dificultades para compaginar la vida profesional con la maternidad y la abrumadora sensación que tienen tantas mujeres de que no pueden con todo. Algo que a Stefani le ha tocado sufrir durante la grabación del álbum: “Cuando mis compañeros de grupo se van, los niños están felices porque están con su madre. Claro que dicen ‘¡Papá no te vayas’, pero al rato están tranquilos. Cuando yo me marcho, incluso si se quedan con su padre, me siguen necesitando. Me es difícil compaginar todo porque quiero seguir siendo una persona creativa. Criar niños agota, cualquier madre diría que es más fácil trabajar.”
El disco llega después de un bloqueo creativo en 2008, en el que Stefani por primera vez en su vida no pudo componer ni un solo verso. Como terapia eligieron irse de gira con un bebé, lo que trajo otra tanda de dificultades. “Antes de un concierto de Boston, mi hijo enfermó con fiebre. En esos momentos te planteas qué es importante. Son dificultades que no te imaginas hasta que tienes niños. Y el caso es que va a peor. Cuando son muy pequeños los llevas a todas partes y no modifican tanto tu vida. De repente crecen y tienen sus propios problemas”.
Cambios vitales a un lado, Stefani sigue siendo esa extraña estrella pop moderna que nunca ha utilizado la provocación como herramienta de marketing; y el grupo continúa esgrimiendo esa aparente sencillez de una pandilla que se conoce desde la adolescencia. Si los profundos cambios en la industria musical han hecho mella en ellos, no parecen darle importancia: “Tienes más control sobre lo que haces y la comunicación es más instantánea. Pero a la vez es difícil saber quién te presta atención. Ahora cada cual está en una página web. A veces te preguntas si hay alguien ahí” comenta Stefani. “Hay que hacer las cosas de diferente manera. Antes se iba a MTV y ahora al Factor X.”, dice con algo de ironía. No obstante, la cantante habla desde la seguridad que los discos multiplatino, los números uno y los estadios llenos ¿Cómo harían las cosas No Doubt si empezasen en esta época incierta? “No tengo ni idea” responde Stefani “Realmente, no tengo respuesta”
Babelia
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