Boris Trailine, bailarín y empresario de ballet
Su activa carrera en el entorno de la danza fue mítica
El pasado día 2 moría en París a los 91 años el bailarín, maestro y empresario de ballet de origen ruso Boris Trailine. Había nacido en la isla griega de Lemnos el 13 de junio de 1921 en el seno de una familia emigrada a raíz de la revolución bolchevique. Su padre fue un coronel cosaco de los Ejércitos del zar y había sido acogido con sus parientes en una base militar franco-británica en ese enclave mediterráneo. Cuando Boris tenía apenas un año, la familia se trasladó a Bulgaria primero y a París después siguiendo la ruta habitual de los llamados rusos blancos. Allí empezó a estudiar ballet con Julia Sedova (también emigrada desde San Petersburgo) y con los moscovitas Iván Clustine y Alexander Volinine; el primero fue el coreógrafo preferido de Anna Pavlova, y el segundo, su más largo partenaire.
Boris Trailine comenzó a bailar profesionalmente en 1941 en el Ballet de Cannes y en 1943 pasa al Nuevo Ballet de Montecarlo, donde inició la creación de roles importantes, como en los ballets de Serge Lifar Chota roustaveli (1946) y en Dramma per musica (1950). Después siguió en activo sobre los escenarios con una larga carrera como bailarín free lance, una nueva modalidad que se hacía cada vez más popular en la Europa de posguerra, bailando en Florencia, Nervi, Niza, Madrid, Granada y San Sebastián, entre otras ciudades europeas. En este periodo fue frecuentemente partenaire de grandes figuras, como Tamara Toumanova e Ivette Chauviré. En 1953 crea en el Teatro de la Gärtnerplatz de Múnich el papel del Caballero en La dama y el unicornio del coreógrafo Heinz Rosen, con libreto y diseños de Jean Cocteau y música de Jacques Chailley, su papel más señero que luego pasearía por teatros y festivales de medio mundo.
En 1955, cuando muere su maestro Volinine, Trailine se hace cargo de su estudio de ballet parisiense y lo gestiona hasta 1970. Su carrera de bailarín se detuvo por propia voluntad a los 40 años, y siempre expresó que el bailarín debía retirarse en su plenitud para dejar la mejor impresión en el público. Reconocía no haber tenido nunca la tentación de la creación coreográfica, al considerarlo un muy difícil trabajo para el que no se sentía dotado.
Abandonó el baile a los 40 años para dejar el mejor recuerdo al público
Su carrera de empresario y representante de bailarines es legendaria. Con frecuencia exhibía un folio en blanco firmado por George Balanchine, de los tiempos en que gestionaba sus contratos en la Ópera de París, como un signo de total confianza. Más recientemente se ocupó de representar en todo el mundo al otrora poderoso director del Teatro Bolshoi de Moscú Yuri Grigorovich y su nueva compañía privada. También representó al Ballet Nacional de Pekín y al Ballet del Siglo XX de Maurice Béjart, que trajo tempranamente a actuar a Madrid y Granada. Otras compañías que le tuvieron ocasionalmente como mánager en sus giras europeas fueron el New York City Ballet y el Ballet Nacional de Cuba.
En 1999 organizó y realizó la dirección artística de una Gala de Ballet en el Palacio de Festivales de Santander y en 2005 la revista Baluarte de Pamplona le dedicó una larga entrevista retrospectiva. También recibió un homenaje en el teatro Calderón de Valladolid arropado por la Compañía de Antonio Gades. Trailine fue una persona decisiva en la carrera internacional de Gades y de su agrupación original, al que organizó grandes giras por todo el mundo y las históricas representaciones del Palacio de Congresos de París. Varios importantes bailarines españoles se han visto en sus comienzos guiados por la experiencia de Trailine, como Tamara Rojo, Lucía Lacarra, María Giménez, Joaquín de Luz e Igor Yebra.
Babelia
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